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La SEDIA se queda en cuadro

Fuga de talentos en la secretaría de Estado digital tras el "caos" de las 'apps' del covid

La Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (Sedia), suma un reguero de bajas que ha dejado en cuadro el departamento que debía desarrollar herramientas tecnológicas contra el covid

Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial desde el pasado 14 de enero.

La Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (Sedia), dependiente de la Vicepresidencia Económica, está inmersa en una fuga de cerebros que complica la gestión en pleno estado de alarma. Las malas relaciones personales y los retrasos en proyectos clave, como las 'apps' para ayudar a frenar el covid, han llevado a que altos funcionarios pidan el traslado y que varios asesores se marchen solo meses después de entrar en el departamento. Esto se une a los recelos del Ministerio de Sanidad con la 'app' de rastreo de contactos al temer un alud de falsos positivos.

En pleno estado de alarma, con la Administración volcada en combatir una crisis sanitaria sin precedentes en un siglo, uno de los estandartes del Gobierno de Pedro Sánchez se está desangrando. La Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, creada hace unos meses bajo la dirección de Carme Artigas, ex de Telefónica, suma un reguero de bajas que ha dejado en cuadro el departamento clave que debía desarrollar herramientas tecnológicas contra el covid.

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El pasado 12 de mayo, cesó en el cargo el secretario general, Fernando de Pablo, un alto funcionario reconocido que decidió volver a la Agencia Tributaria. Había sido nombrado en 2018 pero no aguantó tras el cambio de Gobierno. Tras él se fueron otros TAC (técnico de la Administración civil del Estado), perfiles muy buscados dentro de la Administración. María de Miguel de Santos se fue a ciberseguridad en Moncloa y María José del Olmo pidió el cambio de destino. Mara Balestrini, fichada a petición de Carme Artigas, dejó el puesto por motivos personales apenas tres meses después de comenzar. María José Gómez Gómez, subdirectora general de Talento y Emprendimiento Digital, no llegó ni siquiera a prometer su cargo, se bajó antes del barco. David Pérez Fernández, coordinador del área de Tecnología y responsable del programa de procesamiento de lenguaje natural, se fue al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones tras casi siete años en la Sedia. Amparo Peris, hasta ahora subdirectora general adjunta para la Sociedad Digital, también ha sido reubicada. En total, más de media docena de funcionarios, algunos entre los más valorados de la Sedia, han decidido dejar su puesto tras la entrada de Carme Artigas a comienzos de año como secretaria de Estado. ¿Qué está ocurriendo?

Una 'app' de rastreo de contactos usada en Suiza. (Reuters)

Ninguno de los trabajadores que han salido ha querido hablar para esta información, pero múltiples fuentes consultadas de su entorno apuntan a un cóctel de errores de gestión de personal, improvisación, falta de estrategia y una presión desmedida por mostrar avances en los proyectos relacionados con el covid que ha acabado por hacer saltar por los aires el ambiente de trabajo. Estas mismas fuentes señalan a la cúpula de la Sedia como responsable directa de la desbandada, en concreto al desconocimiento de Carme Artigas sobre el funcionamiento de la Administración y a su jefa de gabinete, Lucía Velasco Jones, asesora del PSOE desde hace más de una década en distintos puestos.

"La estrategia que se ha llevado a cabo desde enero es de un secretismo inusual, nunca he visto algo así en la Administración pública. Si pones en marcha una estrategia de inteligencia artificial y proyectos para ayudar a frenar el covid, hay que evaluar las acciones para saber si se ha llegado a un buen fin. Aquí se están llevando a cabo pequeñas acciones de manera discrecional y ocultista, no se consulta a nadie, nadie sabe cómo y por qué se contratan unas empresas sí y otras no y cuáles son los resultados", explica una fuente de la Sedia conocedora de la situación interna que pide no revelar su identidad. Otras fuentes consultadas señalan las aplicaciones del covid como un ejemplo del "caos" interno que se vive ahora en la secretaría de Estado.

Aquí se están llevando a cabo pequeñas acciones de manera discrecional y ocultista, no se consulta a nadie

El primer encontronazo fue con la 'app' de autodiagnóstico Asistencia Covid-19. El proyecto en realidad no surgió del seno de la Sedia sino de un grupo de empresas y emprendedores que impulsaron una 'app' para la Comunidad de Madrid. Profesionales de firmas como Carto, ForceManager y Mendesaltaren, junto a equipos de Telefónica, Ferrovial, Google y Banco Santander, lanzaron una primera versión que el Gobierno decidió adoptar como piloto. "La gestión falló desde el principio. En lugar de crear una gran campaña, de hacer que esto se lanzara en toda España, la 'app' nacional llegó con semanas de retraso, se lanzó sin pena ni gloria y solo la adoptaron cinco CCAA más. ¿Cuánto se ha invertido en esto? ¿Qué resultados ha obtenido? ¿Ha merecido la pena? Nadie sabe nada", explica otra fuente consultada cercana a la Sedia.

Tampoco se sabe mucho más de los otros dos proyectos anunciados por Calviño a finales de marzo. Uno, un 'chatbot' para resolver dudas que se probó en La Rioja y que acabó convertido en un 'bot' de WhatsApp que ha procesado 350.000 peticiones. Otro, el estudio pilotado en la Comunidad Valenciana para conocer los patrones de movilidad de la población usando datos de los operadores agregados y anonimizados. Es el proyecto que más visibilidad ha tenido y quizás el más efectivo, en parte por la experiencia previa que se tenía desde el INE en estudios anteriores de movilidad. Pero, más allá de que el Gobierno ha usado estos datos, no ha habido ningún análisis posterior de su efectividad o de cómo han ayudado a frenar o no el covid en cada comunidad.

La gran piedra en el camino, sin embargo, ha sido la polémica 'app' de rastreo de contactos. España ha sido de los últimos países en subirse a este proyecto tras semanas de espera para conocer el posicionamiento del resto de países. El Gobierno decidió alinearse con Alemania, y seguir un modelo 'centralizado' para el diseño de la 'app' al calor del consorcio europeo PEPP-PT. El consorcio resultó ser una iniciativa envenenada, con un fundador al que acusaban de engaño, Alemania giró a un modelo 'descentralizado', usar el sistema de Apple y Google, y a España no le quedó otra que correr detrás.

Ahora, sin embargo, el problema ha estallado dentro. Sanidad recela de la utilidad de este proyecto por temor a que genere un alud inmanejable de datos. El pasado 20 de mayo, la vicepresidenta Nadia Calviño anunció estar preparando un proyecto piloto para implantarlo en Canarias y estudiar cómo funciona. Pero en el equipo de la secretaría de Estado hay quien lo ve como un proyecto poco meditado y Economía afirma que no está nada decidido. Pablo Hernández, director de Modernización del Gobierno de Canarias, explica a este diario que esperan tener la 'app' para mitad de junio. "Cuando uno se la instale, recibirá un código y, si te infectas, darás a los servicios sanitarios los códigos de las personas que han estado cerca". Hernández explica que el objetivo del piloto es calibrar la 'app' para evitar que no dé una enorme cantidad de falsos positivos, el principal temor de Sanidad.

"Lo primero que tenían que haber hecho hace semanas es ir a Sanidad y preguntar: ¿qué necesitáis?, ¿cómo os podemos ayudar? Eso se hizo mal entonces y ahora es demasiado tarde", explica una fuente conocedora de las tensiones internas en la Sedia. "Hay gente que justifica su cargo con la hiperactividad, para intentar demostrar que está haciendo muchas cosas cuando en realidad no se está haciendo nada de valor", añade, en relación con los diversos proyectos lanzados desde el departamento de Carme Artigas.

La ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. (EFE)

La ausencia de una estrategia clara y de una comunicación interna fluida ha generado una situación de enorme tensión entre parte del funcionariado de la Sedia y la propia secretaria de Estado, Artigas, y su jefa de gabinete, Lucía Velasco. "Hay gente que viene de pilotar una avioneta llamada 'startup' y se mete a la Administración, que es como pilotar un Boeing, y no es lo mismo. Y encima, cuando recibes un trato casi vejatorio, de condescendencia y arrogancia, pues es la gota que colma el vaso", explican fuentes conocedoras de la situación interna.

Ni la secretaria de Estado, Carme Artigas, ni su jefa de gabinete han querido hablar para esta información, pero fuentes de su entorno aseguran que este tipo de cambios es totalmente normal en la Administración cada cierto tiempo y niegan que exista un problema interno. "El anterior equipo no realizó cambios que ahora Artigas sí considera necesarios. La Administración digital siempre ha tenido jefes que no sabían de tecnología y eso ahora ya no es así. Es importante renovar, sobre todo cuando la gente no está motivada. Y hay que tener en cuenta la presión enorme que ha supuesto la crisis del coronavirus. Ha habido una exigencia descomunal, mucha gente ha pasado un periodo personal muy complicado y se ha replanteado sus prioridades", explican estas fuentes. Y añaden: "El covid ha generado 100.000 problemas cada día. El nuevo equipo en la Sedia intenta resolverlos, pero torpedear sus esfuerzos siempre es más fácil".

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