Rajoy prorroga los avales por 100.000 millones de euros para la banca concedidos por Zapatero

El consejo de ministros del pasado 30 de diciembre dejó algunas curiosidades relevantes para la letra pequeña del decreto de ajuste publicado un día después en el BOE. La principal novedad, más allá de que las cajas puedan evitar ser fundación si controlan menos del 50% de un banco, hace mención a la posibilidad de otorgar avales a la banca por un valor de 100.000 millones desde este año.

Esta medida está destinada a que las entidades financieras puedan emitir bonos y obligaciones nuevas con aval del Estado, lo que facilitaría su financiación y la consecución de capital con interés más bajo del que tendrían que pagar si los bancos y las cajas españolas acudieran en solitario a los mercados. Según el texto el Real Decreto, el aval garantizará el principal de la emisión y los intereses ordinarios.

Aunque no es una decisión extraordinaria, lo han hecho más países de la eurozona, la decisión de Mariano Rajoy viene a ser una renovación del programa aprobado por José Luis Rodríguez Zapatero en octubre de 2008, tras el estallido de la crisis financiera. Esa cantidad, sin embargo, finalmente no se llegó a alcanzar nunca, por lo que a partir de ese momento se señaló que se asignarían otros 100.000 millones de euros si la situación lo requiriese.

No obstante, aunque estos avales se usaron de forma recurrente en el inicio de la crisis financiera internacional, con el estallido de la crisis de deuda y el elevado coste de la prima de riesgo, en algunos países como España esta figura dejó de tener utilidad, porque el precio era muy gravoso. Desde entonces, las entidades financieras han obtenido recursos sobre todo a través de la ventanilla de descuento del Banco Central Europeo (BCE). 

La medida está vinculada con el hecho de que la banca española tenga que financiar este año más de 120.000 millones de euros, por lo que la existencia de avales puede facilitar la misión. Además, esa misma cantidad es la cuantificada por el Gobierno para la creación de un posible banco malo que sumiera las pérdidas por deterioro del precio de los activos inmobiliarios.