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No es solo la luz: los precios industriales no energéticos viven la mayor subida desde 1995
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Las presiones inflacionistas

No es solo la luz: los precios industriales no energéticos viven la mayor subida desde 1995

Registraron un incremento del 7,6% interanual, el mayor avance desde hace justo 26 años, antes incluso de la creación del euro

Foto: Imagen de un horno de fundición. (EFE)
Imagen de un horno de fundición. (EFE)

La inflación se ha convertido en una de las grandes incógnitas económicas. Si bien la mayoría de expertos considera que sus causas son coyunturales y que desaparecerán a lo largo del año, la realidad muestra que la escalada de los precios resiste al paso de las semanas. El principal problema sigue siendo la energía, ya que el precio del petróleo en los mercados internacionales supera el registrado en 2020, pero no es el único.

Los precios industriales en España están subiendo a su mayor ritmo en 26 años una vez excluido el componente energético. Según los datos facilitados por el INE, en junio, el índice de precios industriales sin energía registró una subida interanual del 7,6%. Se trata del mayor incremento registrado desde junio de 1995 y se sitúa muy por encima del promedio histórico de este indicador desde la entrada del euro, que ha sido del 1,7% anual. Si se incluye la energía, el incremento de los precios alcanza el 15,4% anual, una subida que no se había visto en 38 años.

Foto: El símbolo del euro en la sede del Banco Central Europeo, en Fráncfort. (Reuters)

Estos datos evidencian que la energía ya no es la única causante del repunte de los precios. Es evidente que sí tiene un peso relevante, ya que encarece los costes de producción de todas las industrias, pero ya no es el único factor. Las encuestas a empresas muestran que el problema más reciente está siendo el desajuste en el mercado de bienes intermedios derivado de la salida desigual de la crisis sanitaria.

La demanda se ha disparado desde el final de las restricciones, sin embargo, la cadena de suministros sigue atravesando grandes dificultades. En muchos países del mundo, la producción sigue sufriendo problemas por la pandemia, y lo mismo ocurre con los barcos de mercancías, que van saturados y elevan los precios para que las empresas más interesadas puedan 'colar' sus mercancías. El resultado es que muchas empresas están compitiendo en precios por adquirir los suministros que necesitan, dando como resultado un encarecimiento de los costes de producción que terminan trasladando a los consumidores. Además, la crisis del covid ha dejado las empresas en una situación financiera delicada, de modo que no pueden soportar en sus márgenes este aumento de los costes y se ven obligadas a repercutirlos.

Así lo explican las empresas en las encuestas de situación publicadas. Por ejemplo, en la encuesta de julio de PMI, elaborada en la eurozona, las empresas explican que “los precios cobrados por los productos y servicios aumentaron a un ritmo jamás observado antes de junio pasado, puesto que la demanda volvió a superar la oferta”. Los problemas en las cadenas de suministro provocaron que “los pedidos pendientes se acumularan a un ritmo igual que el récord del estudio, debido a las limitaciones de la capacidad”. De hecho, los problemas de oferta implican un freno de la recuperación, porque muchas empresas no tienen los componentes para mantener sus líneas de producción, como ha ocurrido con los semiconductores.

Los precios cobrados por los productos y servicios aumentan a un ritmo jamás observado

Este desajuste entre oferta y demanda se observa en algunos sectores industriales como el químico, que está atravesando grandes problemas de producción este año. Como consecuencia, el precio de estos bienes se ha disparado, hasta el punto de ser ya un 21% superior al del año pasado.

Lo mismo está ocurriendo con la industria de los metales, incluyendo los bienes de hierro. La demanda de estos insumos se ha disparado y, con ella, los precios, que suben a tasas cercanas al 25% anual.

A partir de este momento, la gran duda radica en la evolución a futuro de los precios. Si la producción recupera niveles normales, el desajuste entre oferta y demanda debería aliviarse, permitiendo un cierto retroceso de la inflación en los bienes industriales. Sin embargo, la demanda crecerá también en los próximos meses, gracias a las políticas públicas de estímulo puestas en marcha en la mayoría de países occidentales para salir de la crisis y cambiar el modelo de crecimiento. El tiempo dirá dónde se sitúa el nuevo equilibrio de mercado en que se ajusten oferta y demanda. Como consecuencia, sin bien los fundamentales invitan a pensar que las tensiones de precios desaparecerán en el medio plazo, el riesgo de que se produzcan efectos de segunda ronda no puede ser descartado.

La inflación se ha convertido en una de las grandes incógnitas económicas. Si bien la mayoría de expertos considera que sus causas son coyunturales y que desaparecerán a lo largo del año, la realidad muestra que la escalada de los precios resiste al paso de las semanas. El principal problema sigue siendo la energía, ya que el precio del petróleo en los mercados internacionales supera el registrado en 2020, pero no es el único.

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