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Casado, Botas, Gruscka y la receta que el ruso prepara en DIA para los bancos
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Casado, Botas, Gruscka y la receta que el ruso prepara en DIA para los bancos

El mundo del dinero encierra claves de poder y de intereses que explican el sentido de muchas operaciones, movimientos y desenlaces. Ibex Insider ofrece pistas para entender a sus protagonistas

Foto: Stephan Ducharme en un montaje de El Confidencial.
Stephan Ducharme en un montaje de El Confidencial.

La lógica de los números se impuso el pasado miércoles. Borja de la Cierva afrontó la junta de accionistas de DIA como el cordero que entra en el matadero. Plantar cara a un accionista (LetterOne) que ostenta el 29% es casi misión imposible, por mucho que sea un ruso de la Siberia y a pesar de que los bancos, con el Santander a la cabeza, defendieran un plan alternativo. Era un ejercicio abocado a la melancolía, como demostró el propio tono del todavía consejero delegado, que prepara ya las maletas.

Pese a su condición de malo de la película, Sthephan Ducharme derrochó 'fair play'. El representante de Mikhail Friedman tomó la palabra para defender su plan de rescate a DIA, hasta 500 millones mediante, una propuesta mal vista entre bancos y bonistas. Su intención es repartir las pérdidas con todas las partes, una vez que los accionistas, tanto mayoritarios como minoritarios, acumulan ya pérdidas cuantiosas fruto de la mala gestión del equipo directivo (ya despedido) y de la actuación poco diligente del consejo saliente.

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Todo esfuerzo por lograr apoyo de terceros fue inútil. 24 horas antes estaba todo decidido y la banca izó la bandera blanca con un hecho relevante. Por eso mismo, el batallón de 'perezllorcas' al servicio de LetterOne estaba seguro de la victoria en este primer duelo, igual que los 'cliffords' sabían que solo podían ofrecer consuelo a los derrotados. Para el siguiente pulso, los bancos confiarán en el oficio de los 'houllihans' para batirse con Friedman, aunque tendrán que aparcar la hostilidad característica para llegar a acuerdos.

A partir de ahora, DIA tiene un dueño para mandar, algo que no ocurría desde su salida a bolsa en 2011. Es probable que parte de los problemas tengan origen en esa decisión, cuando Carreofur escindió su filial de descuento (presente en siete países) sin otra razón estratégica que hacer caja. Desde ese momento, la cadena de supermercados ha estado sin accionista de referencia, quedando todo el poder en manos del equipo directivo liderado por Ricardo Currás, ejecutivo de la compañía desde 1986.

Ninguno de los rivales que ha ido comiendo terreno a DIA tiene una estructura de capital similar. Sobre todo el líder Mercadona, que opera sin deuda y con 3.000 millones de recursos propios. Esa anomalía ha sido una ventaja para el equipo gestor (nadie cuestionó la idoneidad de Currás), pero un desastre para el propio negocio, al tener que cumplir con los peores peajes de una cotizada (cuentas trimestrales, pago de dividendos…), sin aprovechar las oportunidades de ser la única empresa pública española del sector.

Mercadona ha ido a Rusia para ver in situ cómo funcionaba el exitoso modelo de X5

En esa tierra de nadie, los bancos ejercían ya dueños de facto en DIA pese a la existencia de un accionista con el 29% para velar por su negocio (1.450 millones de deuda). Subieron intereses, ampliaron garantías y exigieron repago, para lo que Santander y BBVA se mandataron para vender activos en España, mientras que Société Générale hizo lo propio para Brasil. En lugar de asesores independientes, tres acreedores de la compañía. Todo eso queda ahora en suspenso y el dinero nuevo tendrá otras prioridades.

Pocos dudan de que DIA sea un negocio rentable, aunque cosa distinta su mínimo valor actual. Cuando hace un par de años, Mercadona fue a Rusia para ver in situ cómo funcionaba el exitoso modelo de X5 volvieron asombrados, aunque no por el formato de sus tiendas o su modelo logístico, sino por las singularidades del mercado ruso. Ahora, los chicos de Friedman tienen el reto de demostrar que saben ganar dinero en esto más allá de sus fronteras, sin que la sombra del polémico oligarca sea la ventaja competitiva.

El compañero listo de Pablo Casado

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Pablo Casado.

Compartieron promoción de Icade. Sobre Pablo Casado, sabemos que abandonó la prestigiosa universidad de los jesuitas por ir descompasado con la media. Otros, sin embargo, iban muy deprisa. Era el caso de Santiago Bau, que además de cursar Derecho y Económicas, estudió en paralelo Ciencias Políticas por la UNED, formación que luego completó en Harvard, pero en Boston, no en Aravaca. Ese camino le llevó a la banca de negocios, no a la política. Ahora es parte de la nueva hornada de directores generales de Goldman Sachs… Casado aspira a presidente del Gobierno.

Las malas artes de Martin Gruschka

placeholder Martin Gruschka.
Martin Gruschka.

A finales de febrero, una carta judicial informaba a los destinatarios de que Martin Gruschka (Springwater) había vuelto a jugársela. Una de sus firmas, esta vez Investment Monitoring Services, había sido declarada en concurso de acreedores. El inversor de origen suizo (españolizado de la mano de Sandra Macaya) acumula un reguero de cadáveres incluso entre sus asesores. Quienes han trabajado para él saben que algunas inversiones, como Aernnova, dan para estar al corriente de pago sin alterar su fortuna. Sin embargo, prefiere seguir tensando la cuerda y enrocarse en el papel de chico malo.

El escudero por accidente de Escotet

placeholder Francisco Botas.
Francisco Botas.

Auditor y consultor de formación, Paco Botas es el gran superviviente de las finanzas gallegas. Aterrizó en Inditex de la mano de José María Castellano, su primer mentor, cuando el gigante textil apuntaba al mundo. Dejó esa prometedora carrera por las finanzas, al convertirse en yerno del propietario del Banco Etcheverría. Salvó el negocio familiar gracias al hispanovenezolano Juan Carlos Escotet, a quien sirve desde entonces como mano derecha y puente para llegar a la Xunta. Fue la persona clave en la operación Abanca y ahora tiene el reto de no quedarse descolgado en el último baile de fusiones.

La lógica de los números se impuso el pasado miércoles. Borja de la Cierva afrontó la junta de accionistas de DIA como el cordero que entra en el matadero. Plantar cara a un accionista (LetterOne) que ostenta el 29% es casi misión imposible, por mucho que sea un ruso de la Siberia y a pesar de que los bancos, con el Santander a la cabeza, defendieran un plan alternativo. Era un ejercicio abocado a la melancolía, como demostró el propio tono del todavía consejero delegado, que prepara ya las maletas.

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