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Primera obra de Fran Hervías en el PP: una venganza fría para borrar a Cs en Granada
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EL AYUNTAMIENTO GRANADINO, EN CRISIS

Primera obra de Fran Hervías en el PP: una venganza fría para borrar a Cs en Granada

El alcalde de la ciudad andaluza, Luis Salvador, se atrinchera en la alcaldía con solo dos ediles de 27. Los ‘fugados’ de Ciudadanos acusan a Inés Arrimadas de tener "un pacto oculto" con Pedro Sánchez

Foto: Imagen de archivo de Fran Hervías. (EFE)
Imagen de archivo de Fran Hervías. (EFE)

La crisis municipal en Granada ha estallado. El PP ha cumplido su advertencia y los seis ediles de este partido han dimitido en bloque y han abandonado el gobierno local. Exigen la salida del actual alcalde, Luis Salvador, de Ciudadanos. A los concejales populares se suman dos de los cuatro de Cs, en concreto Manuel Olivares y Lucía Garrido, que es independiente y fue en la lista municipal de los naranjas. El desenlace parece evidente: la formación naranja perderá su gran bastión municipal andaluz. Y si es así, será gracias a un excargo de este partido ahora enrolado en la dirección de Pablo Casado, o por ser más concreto, en el equipo de Teodoro García Egea. Es Fran Hervías.

La enrevesada operación política se la atribuyen al PP de Granada aunque no es cierto que el partido esté actuando en la ciudad con autonomía y sin autorización de sus superiores. Cuenta con el respaldo de Génova y con el apoyo, a regañadientes, del PP andaluz, que trató de frenar durante semanas este desenlace hasta que la amenaza fue que la alcaldía se la podía quedar el PSOE. Eso fue lo que rompió el tablero de juego.

Foto: Reunión de Inés Arrimadas y Juan Marín. (EFE)
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Quien fue candidato del PP, presidente del partido en Granada y militante durante 35 años, Sebastián Pérez, anunció, el pasado 26 de mayo, que se daba de baja y se convertía en no adscrito. De camino abrió un pulso: o se daba la alcaldía al PP o él mismo suscribiría una moción de censura para entregársela al PSOE, que fue quien ganó las elecciones.

Eso obligó a la dirección andaluza del PP a romper su compromiso con Cs de que nadie iba a intervenir en Granada. Obligó o dio una coartada, según quien lo cuente. Los más desconfiados en Cs comienzan a deslizar a que todo apunta a que el ultimátum de Sebastián Pérez estaba pactado con Génova. Señalan desde el PP andaluz que el vicepresidente de la Junta y líder de Cs en Andalucía, Juan Marín, ha estado informado en todo momento. De hecho, Marín, en unas declaraciones tras el desenlace en el ayuntamiento, aseguró que todo es cosa “del PP de Granada”.

"Un pacto oculto" con el PSOE

En su comparecencia para anunciar su marcha del gobierno municipal y el abandono del alcalde de su partido, el edil de Cs, Manuel Olivares, ahora no adscrito, dejaba la puerta abierta de par en par a integrarse en el PP. Oír los motivos de su ‘fuga’ recordaba a los esgrimidos por otros cargos de Cs como Hervías o Toni Cantó para irse al PP. El hilo conductor es claro. Olivares acusó a Cs de un viraje “hacia un apoyo al 'sanchismo'” que dijo que no comparte “en absoluto”. “Bajo mi criterio, Pedro Sánchez es parte del problema y no la solución”, sostuvo. Aseguró que hay “un giro radical de Cs” y acusó a Inés Arrimadas de “tener un pacto oculto con Pedro Sánchez”, una situación que, señaló, le “incomoda mucho”.

Foto: El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d), en una reunión con el de Granada, Luis Salvador (i). (EFE)

En esa acusación insisten desde las filas del PP, que recuerdan que Luis Salvador, el actual alcalde de Cs, ya fue un destacado militante del PSOE. Fue senador socialista por Granada de 2004 a 2011 y asesor de José Luis Rodríguez Zapatero. Cuando salió del partido para irse con Albert Rivera muchos entonaron aquello de “tanta paz lleves como dejas”, dando a entender que era una persona complicada, a la que siempre la han acusado de tener un exceso de ego. Sin embargo, asombra oír entre exdirigentes de Cs que hay una estrategia de Arrimadas con Pedro Sánchez en un momento en que los indultos a los políticos catalanes presos por el 1 de octubre sitúan ambos partidos en las antípodas.

San Telmo evita el ruido

Los socios de PP y Cs en la Junta tratan de restar gravedad a lo que está ocurriendo porque saben, ambos, que el pacto de no agresión que firmaron en Andalucía tras la moción de censura de Murcia y el adelanto electoral en Madrid, corre peligro. Marín silba y trata de desviar el foco, como su socio, con quien firmó ese acuerdo de no agresión, el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, hombre fuerte del PP, que esquivó este martes hasta seis preguntas sobre el asunto de Granada en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno. Arguyó que no era el sitio, aunque en ese mismo escenario presentó con Marín, el pasado 16 de marzo, un acuerdo que suponía que el PP no aceptaría cargos de Cs para evitar desestabilizar el gobierno andaluz. Un pacto que admitieron, entonces y posteriormente, el 20 de abril, en ese mismo escenario, que afectaba al Gobierno y al Parlamento andaluz y también al ámbito municipal.

Foto: Luis Salvador, nuevo alcalde de Granada (EFE).

Cuando se firmó ese pacto de no agresión, quien había sido secretario de Organización y hombre fuerte de Cs en Andalucía, Fran Hervías, estrenaba despacho en Génova y acababa de saltar al PP. Ese fichaje hizo temblar Cs en Andalucía más que la moción de censura de Murcia que se urdía de forma paralela en el tiempo. Hervías conocía el partido naranja en Andalucía como la palma de su mano. Él se jacta de que el 80% de cargos le deben su puesto. Así lo dijo en una entrevista en Ideal, donde dejó claro que Granada iba a ser su primer objetivo, al refrendar que existía un acuerdo de alternancia en la alcaldía a los dos años que hasta entonces Cs había negado. De camino, llamó traidor a Luis Salvador, a quien guarda un ajuste de cuentas político, pero también personal.

El pacto incluía Murcia y Málaga

Fue Hervías quien cerró por arriba el reparto de poder en ayuntamientos y diputaciones en junio de 2019. Lo hizo con el secretario general del PP, Teodoro García Egea. Fuentes populares explicaron entonces con claridad que se cedía el ayuntamiento de Granada a Cs, con solo cuatro ediles frente a siete entonces del PP, a cambio de garantizar el poder en Murcia o en Málaga. Fue un cambalache de sillones que ha acabado muy mal. No solo en Murcia, donde Cs fracasó en una moción de censura junto al PSOE, sino también en Granada.

Foto: La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)

El fichaje de Fran Hervías, que llevaba tiempo negociando con Génova su paso al PP, removió más al Gobierno de Andalucía que la moción de Murcia. Cs, tras conocerse esa noticia, entró en convulsión. Hervías no solo fue el secretario de Organización de Albert Rivera y una pieza clave en su estrategia, sino que tuvo mucho poder en Andalucía y era el rival interno más potente que tenía el vicepresidente andaluz, Juan Marín. Fue él quien siempre ha orquestado todos los movimientos en contra del actual líder autonómico de Cs. Impulsó a Luis Salvador como candidato rival y finalmente Rivera mandó parar, obligó al actual alcalde de Granada a dar un paso atrás y se alineó con Marín. Salvador comenzaría un camino propio al margen de Hervías y cada vez con más proximidad a Marín.

Cuando quien fue secretario de Organización de Cs saltó a Génova, desde el PP andaluz aseguraron que no sabían nada de este fichaje y Marín y los suyos aseguraron que se habían enterado directamente por los medios de comunicación. La sorpresa fue tan mayúscula como el enfado en las filas de Cs. “Movimientos así sí que pueden dinamitar el Gobierno”, deslizaron cuando ocurrió.

Tensiones con Génova

En ese momento se cruzó también la pugna interna en el PP. Los congresos provinciales acababan de airear las graves diferencias entre Génova y la dirección andaluza de Juan Manuel Moreno y el pulso entre García Egea y Elías Bendodo. En las filas andaluzas desconocían, o eso aseguran, que García Egea estaba en esta operación de opa hostil a Cs y que Hervías iba a ser el primer protagonista. La respuesta fue firmar ese pacto de no agresión, que ahora se rompe en Granada, para evitar el desembarco de cargos naranjas en el PP de Andalucía.

Foto: El presidente de la Junta, Juanma Moreno, y el vicepresidente, Juan Marín. (EFE)

Pese a ese acuerdo de estabilidad los empujones internos seguían sucediéndose. Había dos ayuntamientos en el punto de mira, Granada y Linares (Jaén), donde una parte importante del grupo municipal estaba dispuesto a saltar al PP. Ante estos tejemanejes, este periódico preguntó a Bendodo y Marín, de nuevo en la sede del Gobierno andaluz, que refrendaran si el acuerdo autonómico cerrado alcanzaba a los ayuntamientos. Ambos concluyeron que sí. Marín fue firme, sostuvo que el compromiso del PP era no aceptar ningún cargo electo de Cs, incluido el ámbito local. Bendodo, con menos contundencia, sí acabó considerando igualmente que lo importante es lanzar un mensaje de estabilidad y admitió que para eso los ayuntamientos y diputaciones deben estar también en el acuerdo. No obstante, el dirigente popular admitió que no había abordado este asunto con la dirección nacional de su partido y deslizó que hay muchos ayuntamientos en Andalucía y no es fácil de controlar.

"Buena salud" en la Junta

Bendodo recordó este martes que el pacto de estabilidad firmado con Cs para impedir trasvases de cargos públicos de un partido a otro “sigue en vigor y goza de muy buena salud” y no guarda relación con lo que suceda en una provincia concreta como Granada. El pacto “en el sentido más amplio” se refiere a que no se produzcan fugas de un partido a otro y no tiene nada que ver con la ruptura de un acuerdo puntual como el que ha tenido lugar en Granada. Según Bendodo, “la esencia del acuerdo es de ámbito autonómico”, pero “salvo excepciones se debería reproducir en ámbitos municipales”. Granada parece ser esa gran excepción.

Foto: El presidente de Vox, Santiago Abascal (c). (EFE)

Marín tampoco fue nada beligerante. Apoyó la disposición de Luis Salvador a seguir gobernando, aunque admitió que se queda con “una minoría con la que va a resultar bastante complejo sacar adelante el ayuntamiento de una capital andaluza de la talla de Granada”. “Nos ha sorprendido que el PP de Granada haya tomado la decisión de abandonar el gobierno que ha sido estable y está recibiendo el apoyo de muchas instituciones, entre ellas la Junta de Andalucía, con muchas inversiones programadas”, dijo Marín circunscribiendo lo ocurrido a los populares en Granada. “Ha llegado el momento de que se den explicaciones por quienes han decidido abandonar el gobierno de la ciudad”, agregó, “no entendemos a qué obedece si es a ocupar un sillón sin mirar por el interés general de los granadinos”. En ningún momento se dirigió al PP andaluz, a sus socios, ni pidió explicaciones por el pacto de estabilidad roto.

Marín no piensa poner en peligro al Gobierno andaluz. Otra cosa es cómo digiera lo que está ocurriendo Inés Arrimadas y la cúpula nacional de Cs, que se nuevo se topan cara a cara con la estrategia de fusión por absorción y reconstrucción del centro derecha integrando cargos de Cs diseñada por la actual dirección nacional del PP.

La crisis municipal en Granada ha estallado. El PP ha cumplido su advertencia y los seis ediles de este partido han dimitido en bloque y han abandonado el gobierno local. Exigen la salida del actual alcalde, Luis Salvador, de Ciudadanos. A los concejales populares se suman dos de los cuatro de Cs, en concreto Manuel Olivares y Lucía Garrido, que es independiente y fue en la lista municipal de los naranjas. El desenlace parece evidente: la formación naranja perderá su gran bastión municipal andaluz. Y si es así, será gracias a un excargo de este partido ahora enrolado en la dirección de Pablo Casado, o por ser más concreto, en el equipo de Teodoro García Egea. Es Fran Hervías.

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