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La que nos hemos perdido: el magnífico año de las bolsas que casi nadie 'compró'
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La que nos hemos perdido: el magnífico año de las bolsas que casi nadie 'compró'

Las bolsas han subido a doble dígito en varias geografías. ¿Felicidad total para el inversor? Pues quizá sea el rally más odiado de la historia por la cantidad de gente que se lo ha perdido

Foto: La figura del toro representa época de bonanza en la bolsa. (Reuters)
La figura del toro representa época de bonanza en la bolsa. (Reuters)

Subidas espectaculares de entre el 25% y el 30% en los mercados americanos; ganancias por encima del 25% en las principales bolsas europeas, aunque mucho menores en España; también avances por encima del 20% en mercados como el japonés y el brasileño… ¿Felicidad total para el inversor? Pues no tanto… De hecho, quizá sea el rally más odiado de la historia por la cantidad de gente que se lo ha perdido.

En el conjunto de 2019 habrían salido de renta variable más de 182.000 millones de dólares en términos netos, según las estimaciones de Bank of America Global Research. Una fuga que ha sido especialmente intensa en los fondos tradicionales (de donde se han marchado 355.800 millones de dólares) y que solo se ha atemperado por las entradas que sí han registrado los ETF (fondos que replican el comportamiento de los índices y cotizan en bolsa).

Foto: Foto: Reuters.

Esta desconfianza global del inversor también se atestigua en España. Aunque a primera vista habrían entrado 242 millones de euros netos en fondos con la mayor parte de su cartera en acciones, esto se debe básicamente a los movimientos que han ido realizando los gestores de CaixaBank en su servicio de gestión discrecional CaixaBank Master. Si quitamos los 6.600 millones de euros que han entrado en neto este 2019 en cuatro de sus fondos, las salidas netas serían también espectaculares.

Una realidad que, curiosamente, da buenas vibraciones a algunos gestores profesionales: "El posicionamiento de mercado es bajo, los flujos de entrada hacia renta variable han sido negativos durante los últimos 12 meses. Aunque están empezando tímidamente a darse la vuelta, el sentimiento inversor dista bastante de dar signos de euforia", explica Beatriz Catalán, responsable de gestión activa de Ibercaja Gestión, en su blog en Finect. "Por tanto, sigamos en mercado", añade.

Hay fondos que reflejan a la perfección esta desconexión entre la evolución de los índices y la confianza de los inversores. Por ejemplo, el popular Santander Small Caps España, gestionado por Lola Solana y que llegó a protagonizar uno de los primeros anuncios de las campanadas de hace dos años. Aunque en 2019 logra una rentabilidad cercana al 20%, ha registrado salidas netas prácticamente todos los meses y ahora apenas gestiona 700 millones de euros, casi la mitad que hace año y medio.

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También se han resentido los fondos de gestoras independientes españolas más seguidos. En algunos casos, como Cobas o Azvalor, comprensible porque la rentabilidad de algunos de sus productos estrella ha sido negativa, pero sorprendente en productos como Bestinfond o Magallanes European Equity, con ganancias cercanas al 15%.

Varios factores han propiciado el escepticismo inversor. En primer lugar, el duro final de 2018, que se tradujo en el peor año para las carteras globales de la última década. Aquel zarandeo propició que muchos inversores revisaran sus niveles de riesgo y decidieran reducir la volatilidad de sus carteras.

Los motivos para hacerlo, además, parecían muy razonables. El ciclo de crecimiento económico mundial se había convertido ya en uno de los más longevos de la historia. Se percibía cierto consenso entre los grandes inversores internacionales de que se adentraba ya en una fase final, que daría paso a una ralentización o recesión económica y a un recorte en los beneficios empresariales. Además, la incertidumbre sobre el Brexit era máxima y la guerra comercial entre EEUU y China daba pocos motivos para el optimismo.

placeholder Un 'trader' asombrado en la bolsa de Nueva York. (Reuters)
Un 'trader' asombrado en la bolsa de Nueva York. (Reuters)

Sin embargo, la actuación decidida de los bancos centrales, poniendo de nuevo toda la carne en el asador para reactivar el crecimiento, parece haber dado sus frutos. Los expertos incluso empiezan a percibir una mejoría. Entre ellos, Anne Richards, CEO de Fidelity: "Tras un año de expansión monetaria renovada, y a pesar de las perturbaciones de la guerra comercial, esperamos que la economía evite la recesión en 2020", afirma.

Por si fuera poco, hasta noticias como la victoria de Boris Johnson en las elecciones de Reino Unido son bien recibidas: "Es un resultado electoral que supone una ruta más definitiva hacia el Brexit y aporta la claridad que las empresas y los mercados llevan pidiendo a gritos desde hace más de tres años", explica Shamir Dhar, economista jefe en BNY Mellon Investment Management.

Ahora bien, ¿hasta cuándo se prolongará esta felicidad en los mercados? ¿Terminará enamorando al inversor que hasta ahora se ha mantenido al margen? Y si lo hace… ¿Acabará llegando a la fiesta cuando está a punto de acabar, como ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia financiera?

Los asesores recomiendan invertir de modo periódico, en base al nivel de riesgo que estamos dispuestos a asumir, y evitar el juego de anticipar cada suelo y cada techo de los mercados. Está más que demostrado que a los humanos nunca se nos ha dado muy bien y que nos ha acabado costando un dineral.

Subidas espectaculares de entre el 25% y el 30% en los mercados americanos; ganancias por encima del 25% en las principales bolsas europeas, aunque mucho menores en España; también avances por encima del 20% en mercados como el japonés y el brasileño… ¿Felicidad total para el inversor? Pues no tanto… De hecho, quizá sea el rally más odiado de la historia por la cantidad de gente que se lo ha perdido.

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