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Así se planta cara a Google, Facebook y China: "Nos mantuvimos firmes. No cedimos cuando arreció la presión"
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la embajadora australiana, Sophia McIntyre

Así se planta cara a Google, Facebook y China: "Nos mantuvimos firmes. No cedimos cuando arreció la presión"

Conversamos con Sophia McIntyre, embajadora australiana en España, para entender cómo lidiar con la pandemia, con los grandes monopolios tecnológicos y con China... al mismo tiempo

Foto: La embajadora de Australia en España, Sophia McIntyre. (Carmen Castellón)
La embajadora de Australia en España, Sophia McIntyre. (Carmen Castellón)

Estos días, Australia está de moda en la prensa global. Probablemente hayas visto al país puesto como ejemplo de eficiente gestión del covid-19 —con menos de 30.000 infectados y 909 fallecidos desde el inicio de la pandemia— o te habrán chocado esas fotos de australianos sin mascarillas abarrotando teatros y cines, eventos deportivos y playas, viviendo de pleno en la "buena vieja normalidad". También puede que hayas seguido el pulso que le ha echado —y ganado— el Gobierno de la isla-continente a Google y Facebook a cuenta del pago por el contenido de los medios y que llevó a que los australianos amanecieran un 18 de febrero sin poder compartir noticias en sus muros. O quizás leyeras cómo Australia fue de los pocos gobiernos del mundo en pedir una investigación independiente sobre el origen del coronavirus, desatando la furia de China y sus consecuencias.

Para entender cómo lidiar con la pandemia más letal en un siglo, con los grandes monopolios tecnológicos y con el segundo país más poderoso del mundo —todo al mismo tiempo— conversamos con Sophia McIntyre, embajadora australiana en España. Funcionaria de carrera en Exteriores y Comercio, ha pasado por las misiones diplomáticas de Atenas, Colombo y Brasilia, y antes de llegar ahí estuvo dedicada a las relaciones con el sudeste asiático. McIntyre nos recibe en una amplia sala de reuniones en la Torre Espacio de la Castellana con unas impresionantes vistas de Madrid, una ciudad en la que aterrizó en plena cuarentena a mediados del año pasado. "Fue todo un desafío", reconoce. Aunque McIntyre insiste en que su país no quiere dar consejos ni lecciones, el australiano es un caso único y extremo de un Gobierno plantando cara a los retos más urgentes de nuestro tiempo.

PREGUNTA. Australia ha sido uno de los países más exitosos en controlar la pandemia. ¿Qué lecciones ofrece la experiencia australiana a otras democracias?

RESPUESTA. No diría que Australia tiene un arma secreta que el resto no conoce. Parte del éxito proviene del hecho que somos una isla y decidimos cerrar nuestras fronteras temprano. Eso fue muy duro. Pero lo que ha marcado la diferencia es que hemos sido muy estrictos aplicando las medidas. Fuimos muy estrictos con la cuarentena, el rastreo también fue muy exhaustivo y tomamos las medidas más duras pronto y las mantuvimos hasta obtener resultados, para que ningún brote pudiera extenderse.

En este momento, los casos de transmisión local son muy bajos. Pero en cuanto los números suben y parece haber un brote del que desconocemos el origen y que podría haberse extendido, verás al Gobierno confinar una ciudad entera o una barrio localizado de forma muy estricta hasta que los casos remitan. Todos los australianos que retornan al país deben pasar dos semanas de cuarentena obligatoria. Se les hacen pruebas y observación, y no se les permite volver a circular en la comunidad hasta que estamos seguros de que no tienen virus.

"Cuando parece haber un brote, verás al Gobierno confinar una ciudad entera de forma muy estricta hasta que los casos remitan"

Esa combinación de medidas son las que realmente nos han permitido mantener al país prácticamente libre de covid. Pero tampoco es una situación en la que te puedas acomodar, porque ha habido brotes, como en Melbourne, que sufrió tres duros meses de confinamiento por un evento supercontagiador. Es un recordatorio de que algo puede ocurrir y escalar rápidamente.

P. En España y otros países europeos hemos tenido protestas por los confinamientos y mucha resistencia a las mascarillas. ¿Cómo han lidiado los australianos con los confinamientos y el distanciamiento social?

R. Los confinamientos son muy duros, difíciles y costosos, pero esas medidas nos han permitido continuar con nuestra actividad social y económica en Australia, con una recuperación económica bastante fuerte después del impacto inicial. Creo que los australianos piensan que están en una buena posición sanitaria comparado con el resto del mundo. Obviamente, no les gustan los confinamientos. Afecta a tu vida, a tu trabajo. Pero las medidas han sido exitosas. Hasta el punto que hay algunas regiones del país en las que la mascarilla no es obligatoria, simplemente porque no hay casos en esa comunidad. Así que la vida es bastante más “libre” que en Europa.

Foto: Una fábrica de mascarillas en Taiwán. (EFE)
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P. Una de las claves de la respuesta australiana ha sido coordinar una respuesta nacional unificada, mientras permitía a los estados mantener cierta autonomía y poder de decisión. En España, esto ha sido —y es— uno de nuestros grandes puntos débiles para lidiar con la pandemia. ¿Algún consejo sobre cómo lograr este equilibrio virtuoso?

R. En tiempos como estos, los sistema federales son un desafío y una ventaja. Diría que una de las claves en Australia fue que en los primeros compases de la epidemia se creó un Gabinete Nacional, un mecanismo nuevo que reunía a los gobiernos de los estados y al Gobierno central para discutir la respuesta al covid-19. Ha habido tensiones y los cierres de fronteras entre las regiones del país —que han sido intermitentes— han sido algo nuevo para nosotros, pero ayudaron a contener los brotes.

P. Pero, cuando se ha confinado a un estado y a otros no —como sucedió con el confinamiento de Victoria—, ¿no se han producido fricciones entre regiones?

R. El confinamiento de Melbourne fue muy duro para el estado de Victoria y los costes han sido altos, particularmente para los pequeños negocios. Pero no había una mejor alternativa. Así que pienso que la población de Victoria apoyó al Gobierno en su esfuerzo por mantener el brote bajo control y volver a la normalidad lo antes posible.

placeholder McIntyre, durante una entrevista con El Confidencial en Madrid, el 2 de febrero de 2021. (Carmen Castellón)
McIntyre, durante una entrevista con El Confidencial en Madrid, el 2 de febrero de 2021. (Carmen Castellón)

P. ¿Cuándo y cómo piensan reabrir sus fronteras internacionales? ¿Apoyan la idea de un ‘pasaporte inmunitario’ para reactivar el turismo internacional?

R. Tener las fronteras internacionales cerradas es una situación difícil para Australia. Somos un país viajero, que depende de su conexión con el exterior. Así que esperamos ajustar esa situación lo antes posible, pero no hay fechas establecidas. La prioridad continuará siendo la seguridad sanitaria dentro de Australia. Todavía estamos aprendiendo sobre el efecto de las vacunas y cómo controlan el virus en diferentes países. Ya estamos analizando 'rutas burbuja' con Nueva Zelanda y otros países.

El certificado internacional de vacunación es algo con lo que estamos absolutamente de acuerdo. No sé si llamarlo pasaporte, no tengo un formato, pero algún tipo de herramienta internacionalmente reconocida para favorecer la movilidad. Estamos hablando con varias organizaciones internacionales y países como España, Italia y otros en la OCDE al respecto.

P. En Europa estamos teniendo problemas para arrancar las campaña de vacunación. ¿Cómo está yendo en Australia? ¿Comprarán solo la vacuna de Pfizer? ¿Podrán cumplir el objetivo del Gobierno australiano de vacunar al 70% de la población para el mes de octubre?

R. Hemos comenzado los programas de vacunación hace poco, el 22 de febrero, así estamos en la primera fase de vacunar gente dependiente, residencias de ancianos, trabajadores sanitarios… Por ahora vamos bien. Se está utilizando la vacuna de Pfizer, pero eso también podría cambiar dado el caso.

Foto: Banderas de China y Australia. (Reuters)

P. En abril del año pasado, Australia pidió una investigación independiente sobre los orígenes del SARS-CoV-2, lo que comenzó un conflicto diplomático con Pekín que ha impactado a la relación comercial. ¿Qué piensa hacer Australia al respecto?

R. Tenemos una duradera y profunda relación y cooperación con China, que es —y ha sido desde hace tiempo— nuestro principal socio comercial. Estamos trabajando algunos aspectos de nuestra relación, pero lo que queremos es una relación transparente y mutuamente beneficiosa.

P. Pero ¿van a presionar por una investigación transparente más allá de lo que está haciendo la OMS?

R. Vamos a esperar el informe completo de la OMS y veremos a partir de ahí.

P. Las consecuencias de desafiar a China pueden ser ruinosas. La inversión china en Australia se ha derrumbado un 60% en 2020 —mínimos de seis años— y Pekín ha subido los aranceles a muchos productos australianos —como el vino, la cebada, el carbón o la carne de ternera—. ¿Le merece la pena a Australia el riesgo?

R. Como he dicho, nuestro objetivo es tener una cooperación con China que funcione en ambos sentidos y que sea beneficioso para ambas partes. Estamos completamente abiertos al diálogo. Estamos tratando de trabajar y responder a esos desacuerdos comerciales a un nivel técnico y casos como el de la cebada los estamos tratando en la Organización Mundial del Comercio. Y repito, estamos abiertos al diálogo.

"Queremos diálogo con China. Pero, al mismo tiempo, seguiremos defendiendo los valores de Australia"

P. ¿Y se siente optimista? Porque hemos visto algunos episodios muy tensos, como un tuit de un funcionario chino con una foto falsa de un soldado australiano amenazando a un niño afgano. Sin ir más lejos, esta misma semana advertía a Australia de no interferir en asuntos de Hong Kong. ¿Está probando China con Australia cuánta presión puede ejercer sobre un país occidental?

R. Cuando ocurre un incidente como el tuit que has mencionado —que fue un golpe bajo y que estuvo muy mal visto desde nuestro Gobierno—, cuando estas cosas suceden, el mundo está mirando. Continuaremos respondiendo como he descrito. Queremos cooperar, queremos diálogo. Esos son los principios con los que enfocamos la situación. Pero, al mismo tiempo, seguimos firmes defendiendo los valores de Australia. Continuaremos protegiendo nuestra soberanía y continuaremos hablando con nuestros aliados sobre cómo seguir protegiendo esos principios.

Foto: Logo de la red social Facebook en 3D. (Reuters)

P. La semana pasada, Australia finalmente aprobó una ley —primera en el mundo— que obliga a Google y Facebook a pagar por los contenidos de los medios en sus plataformas. Después de un intenso pulso con el Gobierno, con amenazas, parece que las tecnológicas han cedido. ¿Ya pasó la crisis?

R. La ley fue aprobada. Es lo que llamamos un código de negociación obligatoria con los medios. Como describes, fue una dura negociación. Regular a las grandes tecnológicas es difícil, muchos países están teniendo dificultades para hacerlo en el mundo. Pero la motivación de Australia era nivelar el campo de juego en términos de poder negociador. Los medios australianos han sufrido una caída muy significativa en sus ingresos por anunciantes en los útlimos 10-15 años y, al mismo tiempo, eso mismo es lo que ha subido el ingreso de Facebook y otras tecnológicas. Así que queremos proveer una plataforma que nivele el poder negociación y animar a las grandes tecnológicas y a los medios a llegar a acuerdos —ya sea dentro o fuera de esta plataforma gubernamental—.

Otro punto es mostrar que los medios de comunicación son buenos para la democracia y la sociedad australiana. En un país tan grande y disperso como Australia, con 25 millones de habitantes, mantener un panorama mediático sano es una prioridad y eso se ha vuelto cada vez más difícil.

placeholder La embajadora de Australia en España, Sophia McIntyre, durante una entrevista. (Carmen Castellón)
La embajadora de Australia en España, Sophia McIntyre, durante una entrevista. (Carmen Castellón)

P. ¿Algún consejo para cuando tengamos que lidiar con las tecnológicas en España y Europa?

R. No tengo consejos, sé que el Gobierno de España también está analizando estos temas y tendrá su propia estrategia. Lo que vimos en Australia fue que las compañías pusieron mucha presión sobre el Gobierno y lo importante es que nos mantuvimos firmes y defendimos lo que pensamos que es un buen texto legal sólido y con fundamentos. No cedimos cuando arreció la presión.

Fue una negociación dura, pero en las últimas semanas ambas compañías cedieron. Google primero, negociando acuerdos con medios australianos. Los detalles no son públicos, pero parece que involucran cantidades significativas de dinero que irá a los medios. Vimos que Facebook reaccionó de una forma que mi Gobierno describió como “demasiado dura” y causó consternación en Australia, porque no solo desconectó a los medios, sino también páginas de servicios públicos esenciales en unos momentos de crisis. Al final creo que los ajustes a la ley fueron menores y feliz de que Facebook haya aceptado que esa es la situación en Australia.

"Nos mantuvimos firmes y defendimos lo que pensamos que es un buen texto legal. No cedimos cuando arreció la presión"

P. Antes de llegar a un acuerdo, Google amenazó con cortar sus servicios de búsqueda en el país y Facebook llegó a bloquear temporalmente el acceso a los medios locales. El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo que el país no cedería ante "amenazas". ¿Es esto una señal preocupante del poder de estos grandes actores no estatales? ¿Qué pasa cuando en vez de Australia es un país con menos recursos y menos solidez institucional?

R. Hay un papel para la regulación y uno de los objetivos de esta ley era igualar el poder negociador porque estas compañías tienen muchos recursos y mucho poder e influencia, porque son dueñas de las plataformas que usamos a diario. Regulación apropiada es la respuesta.

P. Algunos analistas en Australia han criticado la ley porque dicen que solo favorece a los grandes conglomerados de medios, como los del magnate Rupert Murdoch, y no a los medios más pequeños o independientes.

R. La intención es apoyar a los medios. Es muy pronto todavía. No puedo comentar en las negociaciones que se puedan estar dando con medios más pequeños.

P. ¿Cómo ve Australia el mundo pospandémico? ¿Más proteccionista, nacionalista e inestable o más multilateral e interconectado?

R. Es una mezcla, ¿no? No podemos deshacer la interconexión que se ha desarrollado. Es un superpoder, pero también es un desafío. Hay riesgos de más proteccionismo, más fragmentación y un debilitamiento de las instituciones. El mundo está cambiando más rápidamente de lo que ha hecho en el pasado. Es un desafío para la política internacional y la pandemia ha puesto un estrés adicional por su impacto en la sociedad, la economía y cómo ha puesto a ciertas instituciones en el punto de mira mundial. El mundo es más incierto que hace 20 años. Pero no podemos perder de vista qué es lo que ha logrado que el mundo haya tenido 70 años de paz y prosperidad: libre comercio, instituciones globales, valores compartidos y reglas internacionales.

Foto: Foto: Reuters.

P. En el tablero geopolítico, China emerge como el gran ganador de la pandemia, sin recesión y con el virus controlado. Mientras el apoyo a las democracias liberales y la confianza en las instituciones cae en Europa y EEUU. ¿Significa esto que estamos ante un cambio del orden mundial?

R. Significa que tenemos que trabajar mejor y más de cerca para proteger nuestros valores democráticos. Y estamos haciéndolo. Estamos trabajando de cerca con Europa, la cooperación ha aumentado de forma constante. También con EEUU, nuestro aliado de toda la vida, trabajamos muy de cerca en el Indo-Pacífico, que ha sido descrito como el centro de competencia estratégica del mundo.

P. Europa y Australia llevan negociando un acuerdo de libre comercio desde 2018. ¿Cómo van las conversaciones?

R. La pandemia no nos ha frenado y los negociadores de ambas partes han estado trabajando muchas horas virtualmente para seguir avanzando. Estamos a punto de entrar en una nueva ronda de negociaciones la próxima semana. Esperamos que podamos concluir este año.

P. ¿Cómo afectaría a la relación bilateral España-Australia este tratado?

R. No sabemos todavía los detalles. Pero, idealmente, veremos menores aranceles para ambas partes, más facilidades para el intercambio comercial. Australia ya tiene unos aranceles muy bajos, somos una nación a favor del libre comercio y ese ha sido nuestro punto de partida. Esperamos un mejor acceso al mercado en Europa. Tenemos un amplio rango de importaciones y exportaciones, aunque la balanza comercial está ciertamente a favor de España. Tenemos muchos lazos de inversión. El tratado no cambiaría mucho los términos, pero mejoraría temas como la resolución de disputas, las adquisiciones, etc. Hemos tenido mucho apoyo de las empresas y estamos agradecidos también por el apoyo del Gobierno español.

Estos días, Australia está de moda en la prensa global. Probablemente hayas visto al país puesto como ejemplo de eficiente gestión del covid-19 —con menos de 30.000 infectados y 909 fallecidos desde el inicio de la pandemia— o te habrán chocado esas fotos de australianos sin mascarillas abarrotando teatros y cines, eventos deportivos y playas, viviendo de pleno en la "buena vieja normalidad". También puede que hayas seguido el pulso que le ha echado —y ganado— el Gobierno de la isla-continente a Google y Facebook a cuenta del pago por el contenido de los medios y que llevó a que los australianos amanecieran un 18 de febrero sin poder compartir noticias en sus muros. O quizás leyeras cómo Australia fue de los pocos gobiernos del mundo en pedir una investigación independiente sobre el origen del coronavirus, desatando la furia de China y sus consecuencias.

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