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La ronda de negociaciones UK-UE termina un día antes y con "serias diferencias"
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La ronda de negociaciones UK-UE termina un día antes y con "serias diferencias"

El negociador jefe de la Comisión Europea ha alertado de que "persisten serias diferencias" con el Reino Unido. Londres y Bruselas chocan, especialmente, en el campo de la ayuda de Estado

Foto: El negociador europeo, Michel Barnier, durante una rueda de prensa. (Reuters)
El negociador europeo, Michel Barnier, durante una rueda de prensa. (Reuters)

Era la primera ronda de negociaciones presenciales que celebraban los equipos liderados por el británico David Frost y por el francés Michel Barnier desde hacía muchos meses. La primera oportunidad también para imprimir en las conversaciones el renovado mandato político que habían recibido tras una videollamada entre el primer ministro Boris Johnson y los presidentes de las instituciones europeas. Pero las señales no son muy halagüeñas: la ronda de negociación, que debía durar hasta el viernes 3 de julio, ha finalizado este jueves entre profundas diferencias en ambos lados de la mesa.

El pulso que mantienen Londres y Bruselas se ha intensificado en lo que se refiere a ayudas de Estado, una de las exigencias que la Comisión Europea ha puesto sobre la mesa como parte del llamado ‘level-playing field’ (LPF), es decir, una serie de garantías de que el Reino Unido no va a hacer una competencia desleal a Europa con una fiscalidad exageradamente ventajosa, rebajando los estándares medioambientales o, como señala uno de los puntos más complicados de la negociación, flexibilizando las ayudas de Estado.

Foto: Futbolín. (Reuters)

La UE considera que si va a ofrecer al Reino Unido un acceso sin precedentes al mercado interior Londres debería garantizar que las normas de ayuda de Estado que se apliquen en la economía británica tienen como “punto de referencia” las normas que se aplican en el resto del mercado interior, para evitar así que actores que compiten tengan reglas distintas a la hora de recibir ayuda de sus Gobiernos. Frost ha calificado esta idea de “no realista” y que los planes del Ejecutivo británico pasan por establecer su propio sistema de subsidios siguiendo las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) notificándose sobre subsidios cada dos años, algo que no es suficiente para la UE si le garantiza un amplio acceso al mercado único.

Aunque esta ronda se ha disuelto un día antes de lo previsto el calendario negociador sigue en marcha, y el equipo europeo viajará a Londres la próxima semana para continuar las conversaciones en las que, según ha alertado Barnier en un comunicado enviado este jueves, “siguen existiendo serias diferencias”.

El lado europeo insiste en que “ha escuchado cuidadosamente las declaraciones del primer ministro Boris Johnson en las últimas semanas, en particular su solicitud de llegar a un acuerdo político rápidamente, y sus líneas rojas: ningún papel para el Tribunal de Justicia de la UE en el Reino Unido; ninguna obligación para el Reino Unido de seguir vinculado a la legislación de la UE; y un acuerdo sobre la pesca que muestre que Brexit ha creado una verdadera diferencia”. La propia redacción muestra que, para la UE, buena parte de esas exigencias son imposibles de cumplir.

“La UE espera, a su vez, que sus posiciones sean mejor entendidas y respetadas para llegar a un acuerdo. Necesitamos un compromiso equivalente por parte del Reino Unido”, ha explicado Barnier en un comunicado en el que señala que sigue “creyendo que un acuerdo es posible y en el interés de todos”.

placeholder Barnier junto al negociador británico David Frost. (Reuters)
Barnier junto al negociador británico David Frost. (Reuters)

Sin tiempo por delante

La madrugada de este viernes se confirmó, al superarse la medianoche del 30 de junio al 1 de julio de 2020, que el Reino Unido no prorrogará el periodo transitorio tras el Brexit, que finalizará el 31 de diciembre de 2020. Este 1 de julio era el último día que el Gobierno británico tenía para poder solicitar una prorroga. Pero desde Bruselas ya llevaban alertando meses: no tenían ninguna razón para pensar que el primer ministro Boris Johnson estaba mintiendo cuando decía que no pediría una extensión. Y, efectivamente, ha cumplido.

Ahora solo queda aferrarse a las posibilidades del que era el peor escenario cuando comenzaron estas conversaciones: la UE y el Reino Unido tienen que intentar concluir un acuerdo comercial básico en los pocos meses que quedan por delante. Cada vez más desde la Comisión Europea se ve la posibilidad de un primer acuerdo en el que se intenten salvar los muebles en materia comercial, dejando para más adelante asuntos que, como la cooperación judicial y policial, tienen un marco internacional más ambicioso. No es ni mucho menos el escenario deseado, pero el reloj no perdona y no hay manera de acelerar más la negociación que aligerando el contenido.

Londres ha señalado en los últimos días que no tiene intención de que las negociaciones se adentren en el otoño, algo a lo que la Unión Europea sí está dispuesta, aunque ha insistido en que, para que haya tiempo para ratificar el acuerdo, será necesario finalizar el tratado comercial en octubre.

Era la primera ronda de negociaciones presenciales que celebraban los equipos liderados por el británico David Frost y por el francés Michel Barnier desde hacía muchos meses. La primera oportunidad también para imprimir en las conversaciones el renovado mandato político que habían recibido tras una videollamada entre el primer ministro Boris Johnson y los presidentes de las instituciones europeas. Pero las señales no son muy halagüeñas: la ronda de negociación, que debía durar hasta el viernes 3 de julio, ha finalizado este jueves entre profundas diferencias en ambos lados de la mesa.

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