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Cómo el gestor de la pandemia se convirtió en el hombre más popular de Grecia
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Hardaliás, viceministro de Protección Civil

Cómo el gestor de la pandemia se convirtió en el hombre más popular de Grecia

"El pueblo griego ha sido injustamente calificado de indisciplinado en el pasado, en particular durante la crisis económica", asegura

Foto: El viceministro de Protección Civil y Gestión de Crisis griego, Nikos Hardaliás. (Cedida)
El viceministro de Protección Civil y Gestión de Crisis griego, Nikos Hardaliás. (Cedida)

Con una economía frágil que apenas empezaba a dar muestras de mejoría, un sistema sanitario débil afectado por sucesivos recortes y un 22% de población anciana, Grecia contaba con todos los ingredientes necesarios para que la crisis sanitaria del covid-19 se convirtiese en una verdadera tragedia. De momento, no ha sido así. Y parte del éxito recae en este hombre: Nikos Hardaliás. El viceministro griego de Protección Civil fue designado por el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, para coordinar la respuesta ante la pandemia y, bajo su gestión colectiva, el país heleno consiguió superar todas las expectativas, mantener bajo control la crisis y alzarse como uno de los paradigmas europeos en mantener a raya al coronavirus.

Foto: Exámenes de acceso a la universidad en Atenas. (EFE)

Los datos están ahí. Mientras que España y el resto de Europa luchaban por controlar la pandemia, Grecia consiguió limitar la propagación del virus en su territorio y mantuvo los números de la curva de muertes y contagios por coronavirus relativamente bajos en comparación con otros países del Viejo Continente. Conversamos con el arquitecto detrás de esta exitosa gestión de la crisis, que ha conseguido que el país que una vez fuera considerado la oveja negra de Europa, cuya credibilidad se puso en entredicho en incontables ocasiones durante la crisis económica, se haya convertido en un modelo a seguir.

“La historia del éxito de Grecia para hacer frente a la pandemia se debe a tres razones principales”, resume Hardaliás, en una entrevista con El Confidencial. “La primera es que desde el inicio de la crisis tuvimos una clara voluntad y determinación política de hacer todo lo que fuera necesario para salvaguardar la salud pública. La segunda es que actuamos rápidamente para construir un mecanismo que nos permitiese gestionar con éxito los muchos frentes de la crisis, reforzando oportunamente el sistema sanitario público, aplicando un rastreo exhaustivo de todos los contactos de todos los casos positivos de covid-19. Y, por último, estableciendo un sistema de control innovador en los puntos de entrada a Grecia que nos permitió monitorizar de manera efectiva todas las llegadas y realizar pruebas de covid-19 cuando fuera necesario”.

"No dudamos en tomar medidas"

A diferencia de otros países europeos, Grecia reaccionó sin dilación cuando Italia se vio severamente afectada por el virus. Los griegos se mostraron decididos a no pasar por lo mismo que sus vecinos mediterráneos. “Nos movimos rápido y no dudamos en tomar medidas antes de que la situación se nos escapara de las manos”, afirma el viceministro.

placeholder Niko Hardaliás. (Cedida)
Niko Hardaliás. (Cedida)

Pero la respuesta griega no solo fue rápida, sino concienzuda. El 26 de febrero, una mujer que había regresado de un viaje a Italia se convirtió en el primer caso confirmado de coronavirus en el país. Ese mismo día, el Gobierno canceló todos los eventos de carnaval previstos en toda la nación. Tan solo 13 días después, el 10 de marzo, con un total de 89 casos confirmados y ninguna muerte, las autoridades cerraban guarderías, colegios y universidades. En los días siguientes, seguirían restaurantes, parques, centros comerciales, museos y recintos arqueológicos.

También se cancelaron las celebraciones de Pascua, la festividad más importante del calendario religioso ortodoxo y que suele estar marcada por un éxodo masivo de las ciudades a los pueblos e islas. Se prohibieron los traslados, las celebraciones multitudinarias en las iglesias y las reuniones familiares y de amigos que normalmente tienen lugar durante esos días.

A diferencia de España, Grecia cuenta con un sistema de gobierno centralizado que facilitó la implementación inmediata de las medidas a nivel estatal, regional y local. Pero eso fue solo una parte del éxito. Cuando apenas contaba con 624 casos de covid-19 confirmados y 15 muertos, el Gobierno decidió confinar su población. Hardaliás, licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Diplomáticas por la Universidad de Kent, nos cuenta las entretelas de esos primeros compases de la pandemia, ese momento en que la incertidumbre paralizó a muchos políticos europeos con consecuencias nefastas.

“Sabíamos muy bien que el hecho de actuar con rapidez y de manera decisiva sería el factor clave para salvaguardar a nuestra población, nuestro sistema de salud y nuestro país. Habíamos tenido muy en cuenta las lecciones aprendidas de la pandemia que estaba azotando otros países y seguimos de cerca el consejo de nuestros expertos médicos para tomar medidas drásticas desde el principio”, explica.

El mensaje enviado por el Gobierno estaba claro: la economía quedaba en segundo plano si lo que estaba en juego eran vidas humanas

El mensaje enviado por el Gobierno estaba claro: la economía quedaba en segundo plano si lo que estaba en juego eran vidas humanas. “A pesar del coste, no lo dudamos ni por un momento: salvaguardar la salud pública ha sido y sigue siendo nuestra única y máxima prioridad”, sostiene Hardaliás.

La extraña pareja 'superstar'

La rapidez y la seguridad a la hora de tomar decisiones tan solo son el comienzo del éxito para enfrentar una pandemia que no se puede superar sin la colaboración ciudadana. Y aquí fue donde las autoridades griegas destacaron por encima de todos sus pares europeos. El Ejecutivo heleno consiguió comunicar sus planes a los ciudadanos con efectividad y constancia. Cada día, a las seis de la tarde, los griegos se reunían frente al televisor para seguir la sesión informativa sobre la epidemia que dirigía Hardaliás junto con el doctor Sotirios Tsiodras, profesor y especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Atenas (el Fernando Simón griego).

Sentados a una mesa y manteniendo la distancia de seguridad, el político y el científico actualizaban diariamente el estado de la pandemia con un tono sencillo y didáctico. El profesor Tsiodras explicaba las decisiones tomadas por el Ejecutivo en términos científicos asequibles para todos y no faltaron ocasiones en las que se le quebró la voz al hablar del número de fallecidos. Después tomaba la palabra el viceministro, quien siempre insistía en la seriedad de la situación, pedía a los ciudadanos su colaboración y atendía las dudas de la prensa.

Entre ambos, lograron concienciar a los griegos de los peligros de la enfermedad, sobre la necesidad de proteger el bien común y los sacrificios necesarios para superar el trance. Mientras en muchos países como España los portavoces de los equipos de crisis han sido motivo de controversias y críticas personales, en Grecia ocurrió todo lo contrario. Hardaliás y Tsiodras se han convertido en las dos figuras más populares y respetadas del país durante el confinamiento, según una encuesta llevada a cabo en abril por el canal 'Alpha TV'.

Apretar, sin ahogar

Para conseguir la cooperación ciudadana, también jugó un papel importante que la estrategia contemplara el factor humano del confinamiento. Al contrario que en España, donde la restricción de movimiento fue casi total —niños incluidos—, las autoridades griegas implantaron un sistema para permitir ciertos desplazamientos básicos con seguridad. Así, cada vez que alguien quería salir de casa para ir al supermercado, la farmacia o el médico, mandaba previamente un SMS para informar de sus movimientos. Un sistema que también podían utilizar para salir con los niños a dar un paseo por el vecindario, realizar ejercicio al aire libre o sacar a las mascotas.

Un total de 110 millones de mensajes de texto fueron enviados durante el confinamiento en Grecia. Y, salvo en contadas excepciones, la población respetó las medidas impuestas, recompensando los esfuerzos del Gobierno para frenar el virus.

“El pueblo griego ha sido injustamente calificado de indisciplinado en el pasado, en particular durante la crisis económica”, recuerda Hardaliás. “La pandemia ha demostrado claramente que tales clichés no son más que un mero prejuicio. Los griegos respetaron las medidas porque estaban convencidos de que era lo correcto”.

El pueblo griego ha sido injustamente calificado de indisciplinado en el pasado, en particular durante la crisis económica

También el Gobierno mostró disciplina a la hora de seguir su plan, pese a los riesgos que suponía para una economía que empezaba a dar señales de recuperación. “Era inevitable, aunque fue una decisión muy difícil de tomar. Pero también hemos tenido muy claro que cuanto antes mejor. Sin embargo, la economía griega ha mostrado una notable resistencia a los efectos del confinamiento, principalmente debido a que el Gobierno ha hecho todo lo que estaba en su poder para aliviar la carga y apoyar de manera efectiva a aquellos más afectados”.

Grecia acabó haciéndolo mucho mejor que países con sistemas de salud más avanzados como España, pese a haber sufrido durante una década una profunda crisis económica en la que el sector sanitario se vio muy golpeado. “Es cierto”, reconoce el viceministro, “Grecia ha sufrido una profunda recesión en los últimos años que también había afectado a su sistema de salud. Sin embargo, la tendencia había cambiado antes de la pandemia y la economía griega había entrado en una senda sólida de crecimiento y desarrollo. Más importante aún, el Gobierno griego tomó muy rápidamente la decisión de reforzar el sistema de salud del país a pesar de todos los costes”.

Salvar a los ancianos

Otra de las claves griegas para mantener bajas las cifras de fallecidos fue su plan para mantener a los mayores y población de riesgo a salvo. Con un 22% de griegos de la tercera edad (segundo país europeo con más ancianos de Europa por detrás de Italia, según datos de 2019), el número de muertes y de personas mayores en cuidados intensivos por el virus ha sido pequeño en comparación con países como España, cuyo porcentaje de población jubilada ascendía el año pasado a un 19%.

“Sabíamos desde el principio que los ancianos serían los más afectados por la pandemia e hicimos uso de todos los medios disponibles para protegerlos mediante campañas de información específicas que explicaban los riesgos y brindaban instrucciones fáciles de seguir, qué hacer, qué evitar y cómo protegerse contra el virus”, afirma Hardaliás.

La estructura de la familia griega, así como los fuertes lazos emocionales existentes entre las generaciones más jóvenes y las más mayores, ayudó en gran medida al cumplimiento de las restricciones. La pertenencia a un núcleo familiar grande y el hecho de que un gran número de abuelos vivan en sus propias casas (muchos de ellos cerca o incluso en el mismo edificio que sus allegados) hicieron más fácil concienciar a la población. Mientras, el Gobierno se ocupó de aquellos que viven en residencias.

placeholder Dos visitantes con sus mascarillas, en el Museo de la Acrópolis, en Atenas. (EFE)
Dos visitantes con sus mascarillas, en el Museo de la Acrópolis, en Atenas. (EFE)

“Tomamos medidas estrictas para salvaguardar las residencias de ancianos, con resultados en general muy positivos, aunque esta prueba ha demostrado no ser fácil”, reconoce el viceministro de Protección Civil. “Actualmente, nos estamos encontrando con algunos casos de coronavirus en ellas. A pesar de todo, el número total de casos entre los ancianos sigue siendo muy bajo en comparación con otros países en los que las residencias se vieron muy afectadas, con resultados trágicos”.

El reto final: reabrir el turismo

El desafío final para Grecia fue reabrir el país al turismo, uno de los sectores clave para su economía y completamente destrozado por el coronavirus. Para este país de casi 11 millones de habitantes y que en 2019 dio la bienvenida a un total de 34 millones de viajeros, el Ejecutivo buscó mantener el equilibrio entre proteger la salud pública y no perder la temporada de verano. Tampoco fue fácil.

“Ha sido un gran reto para Grecia”, afirma Hardaliás. “Abrimos al turismo el 1 de julio y lo hicimos con extrema precaución. Creamos un sistema de control sólido para que el perfil epidemiológico de cada viajero fuera escaneado y evaluado en consecuencia. Hasta ahora, hemos registrado más de 4,5 millones de llegadas a Grecia y hemos revisado el formulario de salud pública de cada viajero. En consecuencia, hemos realizado más de 600.000 pruebas covid-19. Obviamente, es un proceso costoso y exigente, pero así es como hemos logrado mantener Grecia, al pueblo griego y a nuestros visitantes, sanos y salvos”.

En 2019, Grecia recibió 34 millones de viajeros. Este verano, ha recibido 4,5

Las llegadas internacionales generaron preocupaciones y algunas críticas entre los que temían que los visitantes pudieran activar focos de contagio en el país heleno. Algunos culparon a la apertura de fronteras del aumento de los casos en agosto. Sin embargo, el funcionario asegura que el país se blindó: “Las extensas pruebas de covid-19 que realizamos en los puntos de entrada de Grecia no permiten ningún error al respecto. De las 602.972 pruebas realizadas a viajeros desde el 1 de julio hasta hoy, hasta ahora hemos registrado 1.557 casos positivos de covid-19, un porcentaje de solo el 0,26%. Por lo tanto, es obvio que la apertura al turismo no tuvo un efecto significativo en el curso de la pandemia en Grecia”.

Tras haber conseguido mantener a raya la pandemia durante la primera ola de coronavirus, Grecia se encuentra ante el reto de hacer frente a la segunda, que ha vuelto a golpear con dureza en algunas zonas de Europa, especialmente España. La gran posibilidad de que este otoño la pandemia coincida con una epidemia de gripe severa podría dar como resultado una 'tormenta perfecta' que llevase a sobrecargar peligrosamente algunos de los hospitales que ya cuentan con pacientes de covid-19.

Es imposible predecir qué sucederá o si será necesario un nuevo confinamiento en Grecia, pero el Gobierno ya se está preparando. “Ya hemos comenzado la vacunación contra la gripe para evitar la coincidencia con el covid-19, y hemos tomado todas las medidas necesarias para asegurarnos de contener eficazmente la segunda ola. Por supuesto, ninguna medida podría excluirse 'a priori', ni siquiera el confinamiento, pero si todos nos mantenemos firmes con las medidas que ya están en vigor y las respetamos escrupulosamente, no habrá necesidad de aplicar más restricciones. Este es nuestro mensaje. Si se cumplen estrictamente las tres reglas básicas (el uso de la mascarilla, el distanciamiento social y el lavado de manos), no será necesario el confinamiento”.

Con una economía frágil que apenas empezaba a dar muestras de mejoría, un sistema sanitario débil afectado por sucesivos recortes y un 22% de población anciana, Grecia contaba con todos los ingredientes necesarios para que la crisis sanitaria del covid-19 se convirtiese en una verdadera tragedia. De momento, no ha sido así. Y parte del éxito recae en este hombre: Nikos Hardaliás. El viceministro griego de Protección Civil fue designado por el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, para coordinar la respuesta ante la pandemia y, bajo su gestión colectiva, el país heleno consiguió superar todas las expectativas, mantener bajo control la crisis y alzarse como uno de los paradigmas europeos en mantener a raya al coronavirus.

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