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Cantabria, de faro en faro: los 9 que debes visitar al menos una vez en la vida
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Cantabria, de faro en faro: los 9 que debes visitar al menos una vez en la vida

De los 763 peldaños para acceder al del Caballo en Santoña, al rediseñado por el artista cántabro Okuda en Ajo

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Cantabria es uno de los destinos más especiales de nuestro país. Un paraíso verde con paisajes preciosos, donde conviven en perfecta sintonía el mar y la montaña. La cultura, la gastronomía y un 'pantoné' de localidades que van desde lo rural hasta lo urbanita, hacen de esta región un destino perfecto para unas vacaciones de una semana con el coche.

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Fran Sánchez Becerril

Además de por sus rincones, playas, monumentos y cultura; una forma interesante de conocer Cantabria es a través de sus faros. Un paseo alrededor de ellos te permitirá observar tanto la majestuosidad de estas obras de arte iluminadores, como de las costas de la región.

El faro de Castro Urdiales

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La vivienda y la torre del Faro de Castro Urdiales se levantan sobre la terraza de la antigua fortaleza de Santa Ana, cuya iglesia sirve de alojamiento a la sala de motores y taller.

Este edificio del siglo XII era parte de un entramado defensivo cerrado por la muralla que bajaba hasta la puebla vieja. En 1853 se levantó en ella el faro, cuyo plano focal se encuentra situado a 49 metros sobre el nivel del mar. La dársena del puerto, la iglesia gótica de Santa María y el faro sobre el castillo, conforman una de las imágenes más características y conocidas de Castro Urdiales.

Faro del Caballo en Santoña

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Este faro se encuentra ubicado al pie de los acantilados del Monte Buciero, en la entrada de la bahía de Santoña. Lo escarpado del terreno hace que su acceso por tierra se tenga que realizar a través de una escalinata de 763 peldaños con la que salvar el desnivel. Si el estado del mar es el adecuado también hay un acceso que permite atracar barcos, utilizando en este caso una escalinata de 111 peldaños.

El edificio se dividía en dos bloques, el primero de ellos destinado a vivienda del farero (ya demolida) y el otro a la torre del faro. La vivienda era de planta rectangular en dos alturas, y la fachada con mampostería revocada, encalada y sillería. La torre del faro es de forma cilíndrica, ubicando la linterna en la parte superior dentro de una estructura prismática acristalada con cubierta semiesférica. Lo remata un estrecho corredor exterior con barandilla metálica. La altura del plano focal es de 24 metros sobre el nivel del mar y de 13,36 metros sobre el terreno.

Faro del Pescador en Santoña

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También en Santoña, se encuentra este faro, existiendo una ruta que une los dos y permite disfrutarlos.

Originalmente existía un faro a la entrada de la bahía de Santoña, en el promontorio conocido como Punta del Fraile. Sin embargo, no marcaba bien la costa, por lo que en 1859 se decidió la construcción de este nuevo faro.

Su inauguración fue el 1 de febrero de 1864. Su estructura inicial con torre blanca cónica sobre edificio fue modificada en 1926 con la renovación del sistema de iluminación. La introducción de nuevos automatismos se tradujo en la supresión del personal, y esto llevó al derribo del edificio destinado a vivienda y la construcción de uno nuevo con una sola planta. Una última reforma en 1990 añadió un grupo eléctrico.

Faro de Punta del Torco de Afuera en Suances

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Ubicado en un lugar estratégico de Suances, poco después de pasar el mirador de la playa de Los Locos, donde seguramente veremos en cualquier época del año gente practicando surf, se encuentra este faro que lleva en uso desde 1863. Lo construyeron en la entrada del mismo puerto, junto a la fortificación de San Martín de la Arena, que servía para defender la localidad de las incursiones enemigas.

Las vistas desde este faro son espectaculares, y es posible descender, desde su base, por un pequeño sendero de tierra, hasta el mismo borde de roca del acantilado, actuando como un balcón colgado sobre el Cantábrico.

Faro de Ajo

placeholder Faro de Ajo antes de la intervención de Okuda. Foto: iStock
Faro de Ajo antes de la intervención de Okuda. Foto: iStock

Situado en la misma punta del cabo de Ajo, el punto más septentrional de la costa de Cantabria sobre una peña desde la que se divisan unas vistas espectaculares, este faro se construyó en 1930.

Fue el empeño del ayuntamiento de Bareyo, en cuyo municipio se halla la localidad de Ajo, el que, fundándose en tres naufragios consecutivos en los arrecifes del cabo, el que al final consiguió que se construyera este faro con un alcance de 15 millas y una apariencia de grupos de 3 ocultaciones. 63 metros de altura separan este faro del mar, sobre un abrupto acantilado.

placeholder Faro de Ajo tras la intervención de Okuda. EFE  Román G. Aguilera
Faro de Ajo tras la intervención de Okuda. EFE Román G. Aguilera

Desde 2015, el Ayuntamiento de Bareyo ha impulsado varias actividades en torno al faro para fomentar el turismo, como el pintado de este en 2020 por el artista cántabro Okuda San Miguel.

Faro de la Isla de Mouro en Santander

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Es el faro más inaccesible de la lista, pero también el más insólito. Situado en la Isla de Mouro, declarada Reserva natural en 1986, se encuentra a la salida de la Bahía de Santander. Contiene bajo sus aguas una gran biodiversidad, estando censadas más de 40 especies diferentes de peces habituales en sus aguas.

Pero la historia del faro no es tan idílica como sus aguas, perfectas para la práctica del submarinismo, ya que durante mucho tiempo se le consideró lugar maldito, dados los múltiples accidentes ocurridos por el oleaje, que en ocasiones supera la altura del propio faro, y la mala accesibilidad en días de tormenta.

Faro de Cabo Mayor en Santander

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Las instalaciones del Faro de Cabo Mayor se configuran a partir de su torre, que preside la cima de una parcela destinada en su mayor parte a zona verde. De forma cilíndrica y construida en piedra de sillería, dicha torre, cuyo plano focal se sitúa a 91 metros sobre el nivel medio del mar y de 30 metros sobre tierra, se asienta sobre un tambor octogonal, que originalmente fue habitáculo para el alojamiento de fareros, y que tras su rehabilitación ha sido acondicionado como espacio expositivo.

Adosado a uno de sus laterales se sitúa, de forma escalonada, un conjunto de edificios de menor porte construidos en distintos momentos para albergar viviendas para los técnicos en señales marítimas y servicios auxiliares al faro. Estas edificaciones son las que han precisado de una mayor intervención en el proceso de adaptación del conjunto para museo, comunicándose entre sí y adecuándose para salas de exposiciones y usos complementarios.

Faro de la Punta de la Cerda en Santander

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Ubicado justo en la entrada de la Bahía de Santander, en la misma punta de la península de La Magdalena, fue construido para favorecer la descarga de materiales peligrosos en su amarre cercano, sin necesidad de entrar al interior de la bahía. El entorno es idílico, ya que está muy próximo al magnífico Palacio de la Magdalena en Santander.

Faro de Punta Silla en San Vicente de la Barquera

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Su construcción fue incluida en el Primer Plan de Alumbrado, bajo el reinado de Isabel II, entrando en funcionamiento por primera vez el 27 de diciembre de 1871.

El edificio consta de una torre de mampostería, con forma prismática cuadrangular y esquinas en sillería. Se encuentra en la pared norte de una vivienda rectangular de una sola planta, ya deshabitada. En origen esta pertenecía al farero, pero los automatismos existentes permiten controlarlo de forma remota. El plano focal del faro se encuentra a 43 metros sobre el nivel del mar, siendo la torre de 9,43 metros de altura.

Cantabria es uno de los destinos más especiales de nuestro país. Un paraíso verde con paisajes preciosos, donde conviven en perfecta sintonía el mar y la montaña. La cultura, la gastronomía y un 'pantoné' de localidades que van desde lo rural hasta lo urbanita, hacen de esta región un destino perfecto para unas vacaciones de una semana con el coche.

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