Lamela cotraataca y se sube al carro de los farmacéuticos por los precios de referencia

Estaba tardando, pero Manuel Lamela ha encontrado ya otro frente para presentar batalla al Ministerio de Sanidad, empeñado él y su jefa Esperanza Aguirre en no dar respiro a Elena Salgado. El motivo ahora es la entrada en vigor, el próximo 1 de marzo, de los nuevos precios de referencia de los medicamentos. Excusa que le ha servido para alertar del posible desabastecimiento de las farmacias de determinados productos que a los laboratorios, al menos en teoría, ya no les va a ser rentable comercializar y que pueden, también supuestamente, dejar de distribuir.

Los colegios de farmacéuticos llevan semanas dando la voz de alerta y la Consejería de Sanidad de Madrid ha recogido el guante y se lo ha tirado al Ministerio en forma de un acuerdo con la corporación que preside Alberto García Romero, en el que se prevén una serie de medidas para evitar el desastre que se avecina. El Ministerio, por su parte, sale al paso: “No hay nada que prevenir, Sanidad trabaja con todos los sectores implicados para que se no produzca ninguna situación de desabastecimiento”.

A pesar de la enorme preocupación que mostraba Lamela en la rueda de prensa a mediados de la pasada semana, a nadie le va a faltar su medicina y, a lo más, se espera algún caso puntual en sitios muy localizados y en fármacos muy concretos. Desde Sanidad remarcaron a este diario que “los medicamentos que pudieran verse afectados cuentan ya con tres genéricos en el mercado, con lo cual si la marca no está hay genéricos para sustituirlos”. Por otra parte, “el sector de los laboratorios (Farmaindustria) nos ha asegurado que no se va a producir ningún desabastecimiento”.

Esta situación no es nueva, ocurre prácticamente todos los años por las mismas fechas y tiene más que ver con el enorme despliegue logístico que supone renovar los almacenes de los distribuidores y los anaqueles de las farmacias -sin olvidar la guerra con los laboratorios a costa de las denominadas exportaciones paralelas-, que con un desabastecimiento real. Como siempre también, a los productos baratos que vayan desapareciendo les heredarán otros más caros.

Lamela asegura que lo suyo es una acción preventiva y que no piensa esperar a que las partes afectadas –una de ellas sentada a su lado- se pongan de acuerdo con el Ministerio de Sanidad para evitarlo. Así, en una iniciativa sin precedentes y, seguramente, en el filo de la navaja de la ley, la Comunidad de Madrid ha decidido autorizar la coexistencia de los precios viejos y nuevos durante 15 días y, durante dos meses, abrir la mano a las sustituciones de los fármacos que falten por otros “similares”, término utilizado por el propio consejero. Bioequivalentes dirían los expertos.

El máximo responsable de la Sanidad madrileña cree que el Ministerio no recurrirá estas medidas excepcionales, pero a Lamela se le notó que, en realidad, lo está deseando. Sin embargo, no parece que le vayan a dar el gusto: “Si se desata una crisis, Sanidad no ve ningún problema en que las autoridades competentes (consejerías) tomen las medidas que crean pertinentes”, declaran en la sede del paseo del Prado.

Y así será, puesto que Madrid no es la única que dará el paso. Se espera que pronto lo hagan otras comunidades gobernadas por el Partido Popular, como Valencia.

Posdata: Ya que hablamos de Farmacia, ¿se acuerdan de Marí Val Díez, la anterior responsable del asunto en el Ministerio. Pululaba, como tantos otros, por un despacho sin función concreta dejando pasar el tiempo de las incompatibilidades para poder pasar al sector privado. Al final, cinco meses después de su cese, nos cuentan que se va a STAMPA, patronal del sector de los cosméticos, un destino para que el que probablemente no le hace falta pasar los dos años de “lavadora” que marca la ley.