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Una clínica española empieza a practicar abortos en Portugal
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Una clínica española empieza a practicar abortos en Portugal

Una clínica española en la que numerosas portuguesas abortaban antes de entrar en vigor, el pasado domingo, la nueva legislación lusa, abrió una sucursal en Portugal,

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Una clínica española empieza a practicar abortos en Portugal

Una clínica española en la que numerosas portuguesas abortaban antes de entrar en vigor, el pasado domingo, la nueva legislación lusa, abrió una sucursal en Portugal, donde muchos médicos han optado por no practicar interrupciones del embarazo. La clínica Los Arcos, cuya sucursal en Extremadura tenía cientos de pacientes portuguesas, inició su actividad en Lisboa tras la entrada en vigor de la ley que permite el aborto en las 10 primeras semanas de gestación.

Mientras en una media docena de grandes hospitales públicos no se pueden aún realizar abortos porque muchos médicos se han declarado objetores de conciencia, la clínica española es una de las dos primeras, junto a otra local, que han recibido la autorización oficial para practicarlos en el sector privado. Fuentes de Los Arcos explicaron que la actividad de consultas comenzó hoy con normalidad en sus nuevas instalaciones de la capital portuguesa.

Mientras, el Ministerio de Sanidad luso informó de que, además de las dos instituciones privadas, Portugal cuenta en estos momentos con 38 centros en los que está en marcha el nuevo Programa de Salud Reproductiva, que incluye el aborto. Sin embargo, la prensa portuguesa reveló que en los hospitales públicos de las ciudades de Guarda, Leiria, Torres Vedras, Évora -a escasos kilómetros de la ciudad española de Badajoz- y en el Sao Francisco Xavier de Lisboa, el índice de objeción de conciencia de los médicos frente al aborto alcanzó el 100%.

En el archipiélago de las Azores, solamente uno de los tres centros sanitarios reúne condiciones para llevar a cabo las intervenciones, mientras que en la isla de Madeira el Gobierno regional -conservador- determinó la suspensión de la ley mientras no se conozca un veredicto del Tribunal Constitucional. La Orden de los Médicos, el colegio profesional portugués, criticó recientemente al Ministerio de Sanidad por no haber contado con esa organización a la hora de elaborar un registro con los especialistas que invocan la objeción de conciencia para no practicar abortos, cuyo número no se conoce con exactitud.

Objeción de conciencia

El Ministerio de Sanidad persigue con esa iniciativa evitar la posibilidad de que algunos ginecólogos declaren objeción de conciencia para no practicarlos en la medicina pública pero sí en centros privados. La nueva ley no obliga a la puesta en marcha de ese tipo de registro aunque los médicos que aleguen objeción de conciencia deben entregar un documento debidamente firmado al director del centro donde ejercen su actividad. La directora de Los Arcos, Yolanda Hernández, explicó que las intervenciones en su centro tendrán precios similares a los vigentes en las instalaciones de Badajoz, de unos 375 euros, una cantidad que se elevará a 475 si es necesaria anestesia general.

El Ejecutivo socialista de José Sócrates promovió el pasado febrero un referéndum para despenalizar el aborto en las primeras 10 semanas de gestación, y aunque hubo una amplia victoria del "sí" la abstención superior al 50% obligó a aprobar la norma en el parlamento. La nueva ley establece un periodo de reflexión para la mujer que quiera abortar no inferior a tres días desde la realización de la primera consulta.

La anterior legislación, de 1984, imponía penas de hasta tres años a la mujer que se sometiera a un aborto ilegal y de dos a ocho al médico que lo practicase, aunque permitía la interrupción del embarazo en las primeras 12 semanas en caso de violación o riesgo para la madre.

Una clínica española en la que numerosas portuguesas abortaban antes de entrar en vigor, el pasado domingo, la nueva legislación lusa, abrió una sucursal en Portugal, donde muchos médicos han optado por no practicar interrupciones del embarazo. La clínica Los Arcos, cuya sucursal en Extremadura tenía cientos de pacientes portuguesas, inició su actividad en Lisboa tras la entrada en vigor de la ley que permite el aborto en las 10 primeras semanas de gestación.

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