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Los tentáculos de la industria farmacéutica alcanzan a la Comisión Europea
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Los tentáculos de la industria farmacéutica alcanzan a la Comisión Europea

La farmacia española tiembla cada vez que le mencionan la palabra ‘Bruselas’. Y es que su futuro inmediato se encuentra en ciernes por el dictamen motivado

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Los tentáculos de la industria farmacéutica alcanzan a la Comisión Europea

La farmacia española tiembla cada vez que le mencionan la palabra ‘Bruselas’. Y es que su futuro inmediato se encuentra en ciernes por el dictamen motivado de la Comisión Europea que insta a la liberalización del sector. Sin embargo, aún no debe cundir el pánico porque la decisión puede alargarse gracias a que la atención del comisario de Mercado Interior Charlie McCreevy está en otro lado. Concretamente, en las peticiones históricas de la industria farmacéutica.

“McCreevy tiene detrás a la industria farmacéutica”, espetaba en unas jornadas sobre Farmacia para periodistas la eurodiputada popular Cristina Gutiérrez Cortines. Una afirmación que cobra todo su sentido a tenor de los últimos acontecimientos. Así las cosas, entre las peticiones de la industria destaca la comunicación directa con el paciente, por la que los laboratorios tendrían listados de pacientes/clientes a los que ‘informar’ y vender directamente sus productos. Propuesta que el Parlamento Europeo rechazó en 2001 pero, según fuentes solventes del sector, vuelve a estar entre los papeles de McCreevy: “Está claro el poder de la farmaindustria europea en la Comisión”.

La tramitación de un futuro mercado único del medicamento en el ámbito de la UE recoge, según las fuentes aludidas, “las tres reivindicaciones históricas de los laboratorios: farmacovigilancia, el propio mercado único, y la comunicación directa con los pacientes”. Esta última es la más escandalosa: “No lo aceptan ni tan siquiera las organizaciones de consumidores”.

La Directiva 83/2001 prohíbe expresamente la publicidad de productos farmacéuticos en Europa para los medicamentos sujetos a receta médica, los que contengan sustancias psicotrópicas o estupefacientes o cualquier fármaco que no esté concebido para su utilización sin la intervención de un médico. Algo que no ocurre en países como Estados Unidos, Nueva Zelanda y China donde los laboratorios se pueden dirigir directamente al ciudadano para promocionar sus medicamentos. El Parlamento Europeo adoptó esta medida de acuerdo con el objetivo de “preservar la salud pública”.

El dictamen motivado

El dictamen motivado de la Comisión insta a la liberalización total de la propiedad de las oficinas de farmacia en España, bajo amenaza de llevar el caso al Tribunal de Justicia europeo. Por su parte, el sector farmacéutico español vela por su status quo, un modelo que garantiza una farmacia para entre 2.800 y 4.000 habitantes o, en su defecto, al menos una farmacia por población. Entre los defensores del modelo actual se encuentra el propio ministro Bernat Soria y el resto de altas instituciones sanitarias.

La aplicación del dictamen motivado, según sus detractores, provocaría que las farmacias sitas en lugares donde no son rentables, como las zonas rurales o los barrios más menesterosos, desaparecerían. Fuentes bien informadas del sector concluyen que pese a los últimos movimientos de McCreevy, si el asunto acaba en la corte de Luxemburgo “el futuro sigue siendo incierto, es para tentarse la ropa”.

La farmacia española tiembla cada vez que le mencionan la palabra ‘Bruselas’. Y es que su futuro inmediato se encuentra en ciernes por el dictamen motivado de la Comisión Europea que insta a la liberalización del sector. Sin embargo, aún no debe cundir el pánico porque la decisión puede alargarse gracias a que la atención del comisario de Mercado Interior Charlie McCreevy está en otro lado. Concretamente, en las peticiones históricas de la industria farmacéutica.

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