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Cuando nuestro cerebro está permanentemente asustado
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FOBIAS Y ATAQUES DE PÁNICO, TRASTORNOS CADA VEZ MÁS GENERALIZADOS

Cuando nuestro cerebro está permanentemente asustado

Las fobias y los ataques de ansiedad y de pánico van en aumento, lo que no podría ser de otra manera en una sociedad en la

Las fobias y los ataques de ansiedad y de pánico van en aumento, lo que no podría ser de otra manera en una sociedad en la que nos vemos rodeados por crisis endémicas, catástrofes televisadas, cotidianos problemas securitarios y continuas amenazas de un futuro aún peor. Por más que sean mensajes que nos afectarán de manera dispar, sí parece evidente que este escenario nos influye, ejerciendo de disparador en personas que están más predispuestas a padecer esas enfermedades. Así lo asegura la psicóloga Isabel Pinillos, coautora, junto con Antonio Fuster, de Guerreros de la mente (ed. Grijalbo), donde analiza la frecuente sobreaactivación de nuestros mecanismos mentales de defensa.

Pinillos señala que, para entender este tipo de afecciones, debemos distinguir sus causas de las maneras en que nos enfrentamos a ellas. Así, una persona puede haber desarrollado una fobia porque de pequeño tenía un profesor exigente  o porque se burlaban de él cuando salía a la pizarra a exponer un trabajo, lo que constituirá la causa, pero saber eso no le solucionará nada salvo que entienda también cómo su mente desarrolló una forma de enfrentarse a esas situaciones (por ejemplo, evitando hablar en público) que ahora le resulta perjudicial.  “Aprendió a defenderse del miedo utilizando la huida, lo que hoy le impide manejarse adecuadamente”. El problema, pues, no residiría tanto en la fobia en sí, como en que “una parte de nosotros asimiló mal una estrategia que en aquel momento quizá era buena pero que hoy nos bloquea”.

Estas estrategias adaptativas, sin embargo, no son negativas, es sólo que se disparan cuando no deben. Todos tenemos instrumentos de defensa (que Pinillos llama guerreros de la mente) que poseen una función específica. “Si vamos a cruzar una calle transitada, estar en alerta es eficaz, ya que nos hará mirar hacia los lados y evitar que nos atropelle un automóvil. Pero si alguien está alerta en su casa, y mira para todos lados, entendemos que ese sistema de alarma funciona de modo incorrecto”. Ese es el centro de las fobias y de muchos ataques de pánico, reacciones exageradas ante peligros racionalmente inexistentes.

Estrategias erróneas

La mayoría de elementos fóbicos suelen estar ligados a lo cotidiano. En primer lugar, por una razón evidente, como es la posibilidad de su aparición. Como asegura Pinillos, “todos tenemos alguna clase de temor, pero si te dan miedo las serpientes, es poco probable que te las encuentres en la ciudad”.  En segunda instancia, porque adherimos a lo que tenemos más a mano sentimientos que pertenecen a otras esferas. “Si estoy viviendo una situación de estrés porque creo que me van a echar del trabajo, me voy a hacer la compra, le sigo dando vueltas a la cabeza y acabo teniendo una ataque de ansiedad, la próxima vez que vaya a comprar temeré tener otro ataque incluso cuando mi situación laboral se haya solucionado”. Nuestro sistema nervioso aprende a asociar el síntoma al entorno, estableciendo un lazo difícil de romper y creando así la fobia.

La solución a estas dificultades mentales pasa, señala Pinillos, por darnos cuenta de qué nos está pasando, descubriendo cuáles de nuestras conductas no nos están ayudando y qué estrategias erróneas estamos empleando. “Tenemos que saber qué parte de nosotros se ha convertido en un guerrero inadaptado y nos está generando una fobia”. Sin embargo,  ser conscientes de lo que ocurre no termina de solucionar los problemas, ya que es frecuente que aparezcan otro tipo de guerreros, las resistencias, que "hacen que las personas no sean capaces de poner en práctica aquellas estrategias que saben que les podrían ayudar”. Esos bloqueos, muy habituales, no deben impedir que tomemos consciencia de que esta clase de enfermedades tienen solución y de que, “la mayoría de las ocasiones, se trata de problemas que podemos resolver utilizando capacidades que todos tenemos”.

Las fobias y los ataques de ansiedad y de pánico van en aumento, lo que no podría ser de otra manera en una sociedad en la que nos vemos rodeados por crisis endémicas, catástrofes televisadas, cotidianos problemas securitarios y continuas amenazas de un futuro aún peor. Por más que sean mensajes que nos afectarán de manera dispar, sí parece evidente que este escenario nos influye, ejerciendo de disparador en personas que están más predispuestas a padecer esas enfermedades. Así lo asegura la psicóloga Isabel Pinillos, coautora, junto con Antonio Fuster, de Guerreros de la mente (ed. Grijalbo), donde analiza la frecuente sobreaactivación de nuestros mecanismos mentales de defensa.