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Los pobres (y por eso lo son) pasan mucho tiempo jugando con la consola
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LA NUEVA 'BRECHA DIGITAL'

Los pobres (y por eso lo son) pasan mucho tiempo jugando con la consola

Los riesgos derivados del empeño institucional por reducir la brecha digital lo más rápidamente posible ha ocasionado una serie de negativos efectos secundarios en los que

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Los pobres (y por eso lo son) pasan mucho tiempo jugando con la consola

Los riesgos derivados del empeño institucional por reducir la brecha digital lo más rápidamente posible ha ocasionado una serie de negativos efectos secundarios en los que no se había puesto el foco hasta ahora. Se trata de la elevada exposición de los niños a los aparatos tecnológicos. Los ordenadores acaban absorbiendo a los más pequeños restándoles tiempo para dormir, estudiar o socializarse.

Lo más curioso es que estos malos hábitos son más comunes entre los hijos de familias con un bajo nivel socioeconómico, según se desprende de una investigación que ha publicado la káiser Family Foundation. Si se incluye también la televisión, los niños estadounidenses con menos recursos dedicarían 90 minutos más al día que el resto. En 1999, la diferencia era tan sólo de 16 minutos.La tecnología absorbe a los más pequeños restándoles tiempo para dormir, estudiar o socializarse

Los hijos de personas sin estudios superiores pasan enfrente a las pantallas una media diaria de once horas y media, según los estadísticas de Kaiser Family Fundation, lo que supone un aumento de más de cuatro horas y media con respecto a los últimos datos de hace una década. Hay que tener en cuenta que la metodología utilizada suman las horas de actividades multitarea, es decir, si se ve la televisión y se navega al mismo tiempo, se duplican los minutos contabilizados.

El entretenimiento se impone sobre la pedagogía

La base del problema por el consumo excesivo de tecnología es que “a pesar del potencial educativo de los ordenadores, este uso es minúsculo en comparación con el empleo para el entretenimiento”, según explica el director del estudio, Vicky Rideout.

Estas conclusiones intentan llamar la atención de las instituciones volcadas en romper la brecha digital, pues se pervierten los objetivos y en lugar de ayudar a las familias con menos recursos para que accedan a internet, se acentúan sus problemas con una mayor tasa de fracaso escolar y rompiendo la capacidad de establecer vínculos relacionales.El acceso a la tecnología no es sinónimo de desarrollo ni de igualdad de oportunidades

Uno de los participantes en el estudio, Marky Cook, de 12 años, perteneciente a una familia de clase baja tiene dos ordenadores portátiles en casa, una Xbox 360, una Nintendo Wii y un smartphone. Todo ello para pasar la mayor parte de su tiempo en Facebook y Youtube, enviar mensajes de texto a sus amigos y jugar a videojuegos. “Los lunes cuando voy a clase estoy muy cansado porque el fin de semana me puedo pasar despierto hasta las siete de la mañana”, admite Cook. Como consecuencia directa, sus calificaciones escolares han descendido de manera drástica. Definitivamente, el acceso a la tecnología no es sinónimo de desarrollo ni de igualdad de oportunidades, sentencia Laura Robell, directora de la escuela Elmhurst Community Prep en Oakland.

La necesidad de una supervisión tecnológica adecuada

La reducción de la brecha digital provoca un aumento exponencial de la “brecha del tiempo perdido”. Una situación que refleja la incapacidad de los padres menos formados a la hora de controlar y limitar el acceso de los niños a la tecnologíaContar con un ordenador en el hogar puede ser muy perjudicial si no cuenta con la supervisión adecuada, añade Robell.

La necesidad de alfabetizar digitalmente a los padres se convierte en una estrategia crucial para no seguir alimentando las diferencias de clase entre los más pequeños puesto que la tecnología no es neutral y su uso incorrecto deriva en problemas difíciles de corregir en el futuro si no se atajan con premura.

La capacitación tecnológica de los padres es vital. Los expertos incluso recomiendan que no se deje a los menores utilizar redes sociales si no se saben monitorizar para controlar con quién se relacionan y cómo. Además, también aconsejan filtrar ciertas páginas web con contenido violento o pornográfico. Sin embargo, todavía existen muchos padres que ni siquiera han oído hablar de una webcam en su vida.

Los riesgos derivados del empeño institucional por reducir la brecha digital lo más rápidamente posible ha ocasionado una serie de negativos efectos secundarios en los que no se había puesto el foco hasta ahora. Se trata de la elevada exposición de los niños a los aparatos tecnológicos. Los ordenadores acaban absorbiendo a los más pequeños restándoles tiempo para dormir, estudiar o socializarse.