La verdad sobre el misterioso dueño del Lidl
Ocupa el puesto número 34 en la lista de millonarios del mundo y, sin embargo, nadie le reconoce por su ciudad natal. Pasa desapercibido y moverá cielo y tierra para que así siga
Hubo una época en la poco o nada se conocía de Amancio Ortega. El fundador de Zara iba escalando puestos en las listas de millonarios, pero sobre todo se sabía de él que era un hombre muy discreto que se preocupaba por mantener su vida privada alejada de la atención mediática. Era cuestión de tiempo que se fuese creando un halo de misterio en torno a su persona. No obstante, si atendemos al ámbito internacional, hay un empresario que lo supera con creces. Y no es otro que Dieter Schwarz (1939), el dueño de una de las cadenas con más presencia y crecimiento en España, los supermercados alemanes Lidl.
A los 21 años comenzó a trabajar con su progenitor, Josef, como vendedor de comestibles y creó un gran almacén de frutas tropicales que llamó Lidl & Schwarz al comprar por 1.000 marcos los derechos del nombre a Ludwig Lidl, un profesor retirado. La primera opción, Schwarz-Markt, que literalmente significa “mercado negro”, nunca fue una opción muy realista. Sorteado el primer escollo, logró un gran éxito con la venta de cajas de productos sin marca y, a partir de ahí, comenzó una fulgurante carrera que todavía no ha tocado techo.
La leyenda cuenta que en un congreso de Berlín se puso una etiqueta con el nombre de uno de sus empleados para no llamar la atención
Desde entonces, el hombre que mueve los hilos del imperio de los descuentos no solo se ha convertido en una de las personas más ricas del mundo -su fortuna personal asciende a los 24.800 millones de dólares, según el índice 'Bloomberg', que lo sitúa en el número 34 de la lista global y en el número uno de Alemania-, sino también en una de las más reservadas.
No sorprende que su figura esté envuelta entre rumores y leyendas. 'The Guardian' asegura que circulan muy pocas fotografías del empresario, una de ellas en blanco y negro, con corbata de lunares y gafas de aviador. Al parecer, se dice que una vez rechazó un premio empresarial en el estado de Baden-Wurtemberg porque no quería ser fotografiado. También se especula con que en un congreso de Berlín se puso una etiqueta con el nombre de uno de sus empleados para no llamar la atención.
¿Dieter Schwarz? No me suena
Según constató en 2010 el periódico alemán 'Suddeutsche Zeitung', el rostro de Schwarz es tan desconocido que puede pasar desapercibido por su ciudad natal, Heilbronn. Puede, por tanto, ir en transporte público o comprar en la plaza del mercado sin temor a que la gente le señale con el dedo. Sin embargo, eso no significa que la localidad no note su presencia. A juzgar por la descripción del artículo, en la ciudad alemana y su vecina, Neckarsulm, se respira un extraño aire enigmático: direcciones secretas para sus oficinas, gente que se queda en silencio cuando se pregunta por el millonario y donaciones anónimas que revitalizan la economía de la zona.
Es preferible que te pillen golpeando a tu esposa e hijos antes que hablando mal del Grupo Schwarz
Al parecer, la comunidad está tan unida para proteger al empresario que, según el relato de la periodista Karin Steinberger, “es preferible que te pillen golpeando a tu esposa e hijos antes que hablando mal del Grupo Schwarz”. “Heilbronn sería mucho más pobre si Dieter Schwarz no existiera. Crea puestos de trabajo para toda la región y hará cualquier cosa para que esta ciudad avance”, dice su alcalde. De vez en cuando, asegura el mandatario, se entera por casualidad de que ayudó en este u otro proyecto. Por ejemplo, en la restauración de la torre de la iglesia de San Kilian, el símbolo de la ciudad.
Asimismo, 'The Guardian' destaca que la estructura del Grupo Schwarz es extraordinariamente opaca, “con cientos si no miles de empresas solapadas e interconectadas”. Las acciones, por ejemplo, se dividen entre dos fundaciones, por lo que no es fácil entender la magnitud del grupo. Por su parte, las relaciones públicas de la empresa, al contrario que las de sus competidores, sobre todo Aldi, se mantienen al mínimo, algo que según el diario británico explicaría por qué no supieron manejar bien las críticas de los sindicatos por el incumplimiento de las directivas europeas sobre el tiempo de trabajo, el “clima del miedo” en el que supuestamente trabajaban sus asalariados o el escándalo de 2008 en el que la revista 'Stern' informó que Lidl espiaba a sus empleados, al parecer para evitar los hurtos.
Sea como fuere, el dueño del grupo, Dieter Schwarz, consigue que tanto el éxito de su fórmula empresarial como las distintas polémicas no consigan afectarle en su vida personal. Es la persona más rica de Alemania y aun así tan solo hay unas pocas fotos de él en Google Imágenes. Ni siquiera Amancio Ortega ha conseguido semejante nivel de secretismo.
Hubo una época en la poco o nada se conocía de Amancio Ortega. El fundador de Zara iba escalando puestos en las listas de millonarios, pero sobre todo se sabía de él que era un hombre muy discreto que se preocupaba por mantener su vida privada alejada de la atención mediática. Era cuestión de tiempo que se fuese creando un halo de misterio en torno a su persona. No obstante, si atendemos al ámbito internacional, hay un empresario que lo supera con creces. Y no es otro que Dieter Schwarz (1939), el dueño de una de las cadenas con más presencia y crecimiento en España, los supermercados alemanes Lidl.
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