Tiene 20 años y un cáncer terminal, pero quiere morir ayudando a los demás

Existe una fundación estadounidense llamada 'Pide un deseo' que concede un último deseo a aquellos niños que sufren enfermedades muy graves que, probablemente, no vayan a poder superar. En 2016, la fundación se puso en contacto con Eric Erdman, un joven de solo 16 años que había recibido la peor de las noticias: sufría un tumor cerebral.

No solo eso: los médicos habían explicado a Eric que, por las características especiales de su tumor, no se le podría operar, por lo que su vida iba a ser más corta que la del resto de sus compañeros de colegio. La fundación ofreció a Eric la posibilidad de disfrutar de un último deseo, pero él sorprendió a todos cuando respondió que no quería algo para él, sino para su colegio: que le arreglaran el gimnasio.

Eric era alumno del Millersburg High School, un instituto del condado de Dauphin en el norte del estado de Pensilvania, en Estados Unidos. Cuando recibió la noticia de que tenía cáncer se refugió en el deporte, pero el gimnasio de su colegio no estaba en las mejores condiciones posibles. Por eso decidió que el regalo no sería para él, sino para sus compañeros y la fundación completó el deseo: gracias a las donaciones recibidas en dinero, materiales y mano de obra, pudo llevar a cabo una obra valorada en 300.000 dólares, unos 270.000 euros.

Ayudar a los demás

Gracias a esas donaciones les sobró incluso dinero del proyecto inicial, por lo que Eric decidió donarlo para arreglar el gimnasio de otro colegio de su ciudad, el instituto Halifax Area. Erdman ha seguido haciendo deporte desde entonces, pero aquello le dio una idea: utilizar el tiempo de vida que le quedara ayudando a los demás. Por eso, junto a su familia, creó la fundación 'Da voz a los niños' y comenzó a recorrer colegios para ayudar a los menores que son víctimas de abuso.

Pero además de recorrer todo el país ayudando a los demás, la fundación de Erdman recibió varias solicitudes de colegios de distintas ciudades pidiendo ayuda para renovar sus gimnasios. Así que Eric decidió que visitaría esos colegios y, con el dinero que consigue con su fundación, renovaría el gimnasio del instituto que mejor proyecto presentara.

A finales de febrero, Eric Erdman anunciaba por videoconferencia que el ganador de la reforma era el colegio de educación secundaria Life School Oak Cliff, en Dallas, en el estado de Texas. Y a pesar de encontrarse a más de 2.500 kilómetros de distancia, Eric recibió el cariño de todos los alumnos de ese centro cuando corearon su nombre.

La vida de Eric está llegando a su fin: cada vez son más los días en los que tiene que recurrir a la morfina, pero su mensaje sigue llegando fuerte. Tal y como ha explicado en los vídeos que ha subido a YouTube, se refugió en el deporte cuando recibió la noticia que le cambió la vida y espera que, gracias a su iniciativa, otras personas puedan hacerlo en el futuro, por la causa que sea. Y deja una frase para el recuerdo: "El cáncer es lo mejor que me ha pasado en la vida".