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El alfiler de Sadie o el método femenino antiacosadores de comienzos del siglo XX
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UNA HISTORIA DE LA 'GILDED AGE'

El alfiler de Sadie o el método femenino antiacosadores de comienzos del siglo XX

En Estados Unidos, aquellas que no estaban casadas idearon una táctica de autodefensa contra el acoso masculino, y para ello usaron un instrumento ligado a su vestuario. Así se forjó el camino hacia el sufragio femenino

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"Mi abuela era una anciana muy astuta, la mujer más inteligente que conocí nunca

Ella solía decirme: 'Escúchame, Sadie, hay una cosa que nunca puedes olvidar.

Nunca salgas de casa sin tu alfiler de sombrero. La ley no te permitirá llevar más que eso,

porque si tú sales sin el alfiler de tu sombrero, podrás perder tu cabeza al igual que tu sombrero'".

Este estribillo pertenece a una balada de Elsa Lancaster, mítica actriz del cine clásico norteamericano, titulada 'Never Go Walking Without Your Hat Pin', y remite a una historia real ocurrida algunas décadas antes. Sadie Williams, la mujer de la que habla la canción, viajaba sola en 1898 en un tranvía nocturno de Chicago. Algo tan normal de pensar hoy en día como el hecho de una mujer viajando sin compañía de nadie antes resultaba de lo más extraño. Si no estaban casadas, debían al menos ir acompañadas de algún familiar. Lo otro, resultaba incomprensible. Sadie era consciente de ello cuando, de pronto, dos hombres irrumpieron en el vagón para robar al conductor. Este se resistió y empezaron a luchar a puñetazos. Lo que no suponía aquel humilde maquinista es que una mujer como Sadie saldría en su ayuda.

placeholder Caricatura de Moriz Jung de 1911 donde se ilustra este particular método de defensa. (CC)
Caricatura de Moriz Jung de 1911 donde se ilustra este particular método de defensa. (CC)

"Se abalanzó sobre el ladrón, gritó y se volvió contra ella. Sadie le volvió a golpear y este huyó del vehículo. Luego, golpeó al otro hombre con su alfiler en la mejilla. Cuando el conductor recuperó los mandos, solo quedaban él, Sadie y un pasajero más. El resto de personas habían huido. Sadie se recolocó el sombrero, le preguntó al maquinista si estaba bien y después se desmayó. Al final, fue reanimada y escoltada hasta casa". Así narra el historiador Kerry Segrave el episodio en su libro 'The Hatpin Menace: American Women Armed and Fashionable, 1887-1920', quien documentó el resurgir de las mujeres en la conquista de sus derechos civiles en la edad dorada de Estados Unidos (conocido en inglés como 'The Gilded Age'), el período comprendido entre el final de la guerra de Secesión y de la Reconstrucción, y que así empezó a denominarse hasta comienzos del siglo XX.

Foto: El batallón Six Triple Eight. (Foto promocional del documental 'The Six Triple Eight')

Por el relato de Segrave podemos intuir que nada daba más miedo en aquella época que una mujer entrando en cólera. ¿Qué hacía Sadie sin un hombre a su lado? Y más aún: ¿qué hacía atizando, alfiler en mano, a un par de ladrones? "Solo pensaba en ayudarlo. Se me ocurrió usar el alfiler de mi sombrero como arma, y tan pronto como pude, lo saqué y se lo clavé al ladrón que estaba más cerca", declaró posteriormente en un artículo. Ella no fue la única ni la primera en arremeter contra un "masher", como se les llamaba a los hombres que acosaban, perturbaban e insultaban a las mujeres que viajaban solas o salían a la calle sin la compañía de un marido. El alfiler de sus sombreros, que tan bien servía para fijar el accesorio a la cabellera, pronto se convirtió en un símbolo de la lucha por la reivindicación de los derechos civiles que se les negaba, y que más tarde se consolidaron con la conquista del sufragio femenino en la Decimonovena Enmienda de 1920.

placeholder Anuncio publicitario de los alfileres de sombrero para las mujeres de la edad dorada. (CC)
Anuncio publicitario de los alfileres de sombrero para las mujeres de la edad dorada. (CC)

Pronto, los periódicos de Estados Unidos se empezaron a llenar de historias parecidas. "A ningún hombre, por muy valiente que fuera, le gustaría enfrentarse a una mujer decidida con un alfiler en su sombrero", aseguró el por entonces presidente Theodore Roosevelt el 30 de septiembre de 1900, quien alegó que le fascinaba esa "exhibición de vida extenuante" en ellas, en declaraciones recogidas por un artículo de 'History'. El Chicago Tribune, sin ir más lejos, publicó el caso de un apuñalamiento de un hombre después de que intentara poner un trapo de cloroformo en la nariz de una de ellas.

Jiu-jitsu femenino en la Edad Dorada

Las mujeres se organizaron para impartir talleres de defensa personal para evitar el acoso masculino, por desgracia tan común en aquella época (y que lamentablemente sigue perdurando hoy en día). En el artículo anteriormente citado se habla de una chica a la que llamaban Mademoiselle Gelas, que enseñaba a las demás técnicas de jiu-jitsu para aplicar con alfiler o paraguas en mano. Esto provocó una fuerte reacción por parte de las autoridades y los propios hombres, que comprobaron que sus depravados actos y agresiones machistas no quedaban impunes. En aquella época (como también en la España del franquismo y hasta hace muy poco), el hecho de denunciar una violación hacía que cayera la culpa sobre la víctima, por lo que tuvieron que buscar una alternativa para defenderse por sí mismas y en grupo.

"Se impondrá una multa de 50 dólares a cualquier mujer que sea sorprendida usando un alfiler que sobresalga más de media pulgada por encima de la copa del sombrero"

"¿Cómo amordazar el alfiler?", se presentaba un titular del 'Gadsden Daily Times' en 1912. Las mujeres habían sembrado el pánico en la opinión pública, y eso hizo que los legisladores se apresuraran a declarar leyes que prohibieran vender sombreros con el dichoso alfiler por todo Estados Unidos y Europa, como bien explica el periodista Zaron Burnett en un artículo reciente de 'Mel Magazine'. El Ayuntamiento de Chicago celebró un debate para aprobar una nueva ordenanza que desarmara a las mujeres. "El Consejo Municipal de Chicago decidió esta noche que sería imprudente intentar regular una ley para limitar la longitud de los alfileres del sombrero de las mujeres", recoge un artículo antiguo del 'Norwich Bulletin'. "Se impondrá una multa de 50 dólares a cualquier mujer que sea sorprendida usando un alfiler que sobresalga más de media pulgada por encima de la copa del sombrero".

Foto: Fotografía de Cristina García Rodero (vía Espacios para el Arte/Flickr)

Las mujeres no recibieron nada bien estos intentos de limitar la mejor y más accesible arma para defenderse de las agresiones sexuales. Por ello, organizaron manifestaciones para que estas nuevas medidas no salieran adelante, ocupando galerías y centros públicos en su protesta. "Si los hombres de Chicago quieren quitarnos los alfileres, que mantengan las calles seguras", declaró Nan Davies, una de las representantes, según un artículo de la periodista Karen Abott, publicado en 'Smithsonian Mag'. "Ningún hombre tiene derecho a decirme cómo y qué debo vestir". A pesar de todo, la norma siguió adelante, pero era tan concreta y difícil de garantizar su cumplimiento que las mujeres continuaron llevando estos objetos punzantes en sus sombreros.

"Dad a las mujeres poder político y las mejores de entre ellas educarán poco a poco a las más incivilizadas"

Como en otros momentos históricos, cuando existe una reacción tan fuerte por parte de algún sector de la sociedad frente a una situación injusta que viene produciéndose desde hace tiempo (en este caso el acoso sexual masculino), surge una agitación social que corrobora el hecho de que algo se está cambiando. Si el río suena, es que agua lleva, como diría el refrán. Y en aquella época, el camino hacia la conquista de los derechos civiles por parte de las mujeres, centralizado en el derecho a poder votar, iba cada vez más rápido.

placeholder Mujeres manifestándose por el sufragio femenino en Estados Unidos en el 1920. (Dominio público)
Mujeres manifestándose por el sufragio femenino en Estados Unidos en el 1920. (Dominio público)

"Este no es más que otro argumento a favor para conceder el voto a las mujeres y otra dolorosa demostración del hecho de que los hombres nunca podrán imponer disciplina a las mujeres", argumentó la sufragista Harriot Stanton Blatch, en declaraciones recogidas por Abott. "Las mujeres necesitan disciplina; necesitan ser forzadas, si no guiadas, a salir de su salvajismo, pero las mujeres nunca se han sometido ni se someterán a una disciplina impuesta por hombres. Dad a las mujeres poder político y las mejores de entre ellas educarán poco a poco a las más incivilizadas, así como los mejores hombres han educado a los de su género".

El mayor de los derechos civiles

De nuevo, las demandas cayeron en saco roto. Una gran parte de los hombres de la época escondidos bajo las firmas de los periódicos más reaccionarios se burlaban de las manifestaciones de mujeres y del particular método de defensa personal que había surgido entre ellas. "Una mirada larga y atrevida es, por supuesto, una molestia para la mayoría de las mujeres, pero el hombre que no mira bien a una mujer bonita cuando pasa por la calle no sabe para qué sirven los ojos", se burlaba un editorial de un periódico de la época recogido en el libro de Segrave.

Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, dejaron de reportarse más casos en la prensa de este particular método de autodefensa

Ellas, mientras tanto, seguían negándose a cumplir con las nuevas normas que prohibían el uso de alfileres en sus sombreros. Según un artículo de 'Atlas Obscura', un gran grupo conformado por 60 mujeres en Sídney, Australia, fueron arrestadas y metidas en prisión al negarse a pagar las multas por llevar alfileres demasiado largos. "Declaran que la ley que prohíbe que sobresalgan los alfileres del sombrero es una 'legislación inocua e innecesaria' y que no se someterán a ella", recogía un artículo de 'The Times'. "Además, si se las mantiene en la cárcel durante mucho tiempo, se morirán de hambre". Caminar solas por las calles, sin la necesidad de que un hombre las acompañara, empezó a verse como un derecho (al igual que la demanda de poder votar) que no se podía vulnerar y sobre el que no se podía dar marcha atrás.

Foto: Fuente: Wikimedia.

Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, el tema fue desapareciendo de la prensa y, con ello, dejaron de reportarse más casos de este particular método de autodefensa. Además, en 1920 las mujeres por fin consiguieron su derecho a voto, aunque eso tampoco hizo que el acoso callejero terminara o disminuyera. De hecho, por desgracia sigue existiendo. La moda de llevar sombrero con alfiler desapareció en favor del pelo corto y los sombreros de campana, uno de los símbolos de la moda femenina de los llamados 'felices años 20'. Y el resto, como se suele decir, es historia.

"Mi abuela era una anciana muy astuta, la mujer más inteligente que conocí nunca

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