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Suicidios y belleza alabastrina: la época en que morir joven (y de tuberculosis) estaba de moda
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Suicidios y belleza alabastrina: la época en que morir joven (y de tuberculosis) estaba de moda

Hubo un tiempo en que se romantizó tanto la tisis, por su carácter aparentemente bohemio y artístico, que las mujeres deseaban parecer enfermas para así estar más bellas

Foto: Foto: iStock.
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Cuando en 1774 Johann Wolfgang Goethe publicó una de sus novelas más famosas, 'Las penas del joven Werther', probablemente no podía imaginar que el héroe romántico por antonomasia que había creado tendría tal influencia en los jóvenes de entonces que incluso se decidirían a imitarle en sus últimos momentos. La famosa historia cuenta, de manera epistolar, las cuitas de Werther, un joven que termina suicidándose al ser rechazado por su amada Lotte, prometida a Albert desde hace años. En aquella romántica época, muchos jóvenes decidieron imitar la conducta del protagonista y terminaron suicidándose por amor. Tanto es así que a esa 'epidemia' se la conoce como el efecto Werther.

La crisis de valores que aconteció desde la llegada del Romanticismo hasta bien entrado el siglo XIX también puede explicar dicha epidemia de suicidios entre jóvenes europeos. 'El mal del siglo' es como se denominó a este sentimiento de decadencia y hastío que muchas personas (no solo literatos) experimentaron durante la época, una suerte de existencialismo antes de que existiera el propio existencialismo.

placeholder Un hombre lee 'Las penas del joven Werther' a un grupo de mujeres. (iStock)
Un hombre lee 'Las penas del joven Werther' a un grupo de mujeres. (iStock)

El gusto por la muerte y lo morboso (de ahí lo tétrico de muchas historias de la época), así como por los antihéroes, las personalidades enfermizas y autodestructivas, marcó esa época carente de valores, y no solo se pudo observar en esa extraña admiración a Werther, el héroe que condensa todas esas 'virtudes', sino incluso en la moda.

"Chopin tose con una gracia infinita"

Aunque la tuberculosis llevaba mucho tiempo acompañando al ser humano y enviándolo de vuelta a la tierra, lo cierto es que en la época que mencionamos cobró una fuerza especial. Relacionada con algunas grandes 'celebridades' (mujeres bellas, como la mil veces retratada Simonetta Vespucci, se fueron demasiado pronto), enseguida se convirtió en la enfermedad de moda, pero adquiriendo un extraño aspecto glamuroso del que antes carecía, probablemente por esa asociación entre la belleza, la juventud y la muerte. Las epidemias de tuberculosis (y también viruela o escarlatina) se cobraron miles de vidas durante aquel tiempo, y personas famosas como Kafka o Modigliani sucumbieron a ella. "Chopin tose con una gracia infinita", diría la novelista George Sand de su enamorado, que también murió por las mismas causas.

Cuando Duplessis murió, Dumas hacía tiempo que la había abandonado, y no por celos, sino por un miedo atroz a ser contagiado de tuberculosis

De hecho, adquirió tanta importancia que no solo pasó a ser protagonista de una de las novelas más importantes de todos los tiempos ('La montaña mágica', Thomas Mann), sino que marcó estilo en la belleza de la época. Buena parte de esa culpa vino de la ópera. 'La dama de las camelias', de Alejandro Dumas hijo, fue adaptada para ser 'La Traviata' (1853) de Giuseppe Verdi. La historia de Margarita Gautier, prostituta que finalmente fallece aquejada de la enfermedad de moda, se basaba en un hecho real: el propio Alejandro Dumas mantuvo relaciones con la cortesana parisina Marie Duplessis, amante a su vez de grandes personajes de la época. Como suele suceder, la historia real tuvo menos de romántica que la novelizada por el escritor: cuando Duplessis murió, Dumas hacía mucho tiempo que había decidido abandonarla, y no precisamente por celos o por tener escasa fortuna, sino por un miedo atroz a ser contagiado de tuberculosis.

placeholder Retrato de Marie Duplessis.
Retrato de Marie Duplessis.

De la misma manera, la obra de Henry Murger 'Escenas de la vida bohemia' serviría de inspiración para que, medio siglo más tarde, Giacomo Puccini llevase a la ópera 'La Bohème', en el que el personaje de Mimí (costurera parisina) también se encuentra aquejada de la misma enfermedad y termina falleciendo de manera dramática. Todo esto ayudó sin duda a que la tuberculosis se relacionase con el carácter bohemio, queriendo hacerse un extraño símil entre la personalidad artística y sensible y la enfermedad. Todo esto en un tiempo en que la idea de que los libros que se pasaban de mano en mano podían estar contaminados se convirtió en una fuente importante de ansiedad.

"Los ojos de largas pestañas y con grandes ojeras y la piel transparente dan a las muchachas un encanto especial. Es la llamada belleza tísica"

Los personajes de Mimí y Margarita sin duda ayudaron a forjar la moda. La enfermedad, de pronto, se vio como algo atractivo, igual que había sucedido antes con el suicidio por amor. En su etapa terminal, la tisis alarga las pestañas, afina las facciones y vuelve la piel más suave, lo que empezó a conocerse como 'belleza alabastrina'. "Los pediatras saben perfectamente que las pestañas largas se ven con frecuencia en los niños tuberculosos. Esto, juntamente con las pupilas dilatadas, hacen que los ojos de dichos individuos ofrezcan una belleza característica. Estos ojos, con grandes ojeras, encuadrados en una cara color alabastrino, de piel que parece transparente, con dos rosetas muy rojas en las mejillas, dan a las muchachas un encanto especial que, tan a menudo, han dado ocasión a compararlas con manzanas carcomidas. La llamada 'belleza física", explicaba Naumann. La belleza de Marie Duplessis o Simonetta Vespucci quizá pudiera deberse a la enfermedad, lo que no significaba que las mujeres sanas no pudieran aspirar a algo semejante.

placeholder Retrato de un hombre investigando la tuberculosis. (iStock)
Retrato de un hombre investigando la tuberculosis. (iStock)

Pero ¿cómo conseguir una belleza propia de una mujer moribunda cuando estás sana? Las mujeres, entonces, comenzaron a incluir en sus dietas vinagre mezclado con agua, lo que al producir anemias hemolíticas también provocaba la extrema palidez y la belleza etérea tan buscada. Nada muy extraño, teniendo en cuenta que durante los siglos XVI-XVII también se había puesto de moda la costumbre de masticar arcilla para producir, de nuevo, la obstrucción de los conductos biliares, que a su vez producía palidez en el rostro.

Las jóvenes comenzaron a incluir en sus dietas vinagre mezclado con agua, lo que provocaba la extrema palidez y la belleza etérea tan buscada

Con el paso del tiempo, el conocimiento más profundo de la enfermedad y, finalmente, con su cura, fue desapareciendo esa admiración enfermiza que había estado presente en la sociedad europea. Por suerte, las peligrosas prácticas que buscaban conseguir una belleza ansiada, también pasaron a ser parte del pasado. Llegaba el siglo XX, y con él otros problemas de mayor magnitud y otras neurosis y crisis existenciales. "No saco de este relato la conclusión de que todas las chicas como Margarita son capaces de hacer lo que ella hizo, ni mucho menos; pero tuve conocimiento de que una de ellas había experimentado en su vida un amor serio, por el que sufrió y por el que murió", se cuenta en 'La dama de las camelias'. Al final, tanto el suicidio de Werther como la romántica muerte por tuberculosis de esas mujeres operísticas tienen algo en común: el amor. La sublimación absoluta del concepto, en forma de belleza.

Cuando en 1774 Johann Wolfgang Goethe publicó una de sus novelas más famosas, 'Las penas del joven Werther', probablemente no podía imaginar que el héroe romántico por antonomasia que había creado tendría tal influencia en los jóvenes de entonces que incluso se decidirían a imitarle en sus últimos momentos. La famosa historia cuenta, de manera epistolar, las cuitas de Werther, un joven que termina suicidándose al ser rechazado por su amada Lotte, prometida a Albert desde hace años. En aquella romántica época, muchos jóvenes decidieron imitar la conducta del protagonista y terminaron suicidándose por amor. Tanto es así que a esa 'epidemia' se la conoce como el efecto Werther.

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