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¿Qué pasa en Egipto con las palomas? En la Antigüedad, ya estaban en lugares inesperados
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¿Qué pasa en Egipto con las palomas? En la Antigüedad, ya estaban en lugares inesperados

La diosa madre sumeria Ishtar se representa sosteniendo a una de ellas. Los antiguos fenicios la asociaban con Astarté, su diosa del amor y la fertilidad... Pero las palomas ya habitaban las ciudades mucho antes

Foto: Nina y Norman De Garis Davies (Dominio Público a través de The Met Museum)
Nina y Norman De Garis Davies (Dominio Público a través de The Met Museum)

Hay un ave común que nos suena tan familiar ahora como a nuestros más lejanos ancestros. No, no es el gorrión, ni tampoco la golondrina. Para algunos, resulta un problema habitando ciudades en la actualidad, pero lo cierto es que este pájaro aparece en nuestro lenguaje constantemente, en forma de símbolos amables y positivos, en casi todas las culturas del mundo. Por algo será.

Hablamos, por supuesto, de las palomas, que no solo sostienen una ramita de olivo para expresar la idea de paz. La diosa madre sumeria Ishtar también se representa sosteniendo a una de ellas. De la misma forma, los antiguos fenicios la asociaban con Astarté, la diosa del amor y la fertilidad. Más tarde, la diosa griega Afrodita y la diosa romana Venus también fueron representadas simbólicamente por palomas. Incluso en China, este animal es sinónimo de fidelidad y longevidad.

Foto: Fuente: iStock.

Sin embargo, su historia recorre más camino en la nuestra, y para llegar a sus orígenes hay que situarse en el Antiguo Egipto. Allí, entonces, la relación entre personas y palomas comenzó a tomar forma. Lo atestiguan bien las muchas representaciones que incluye de ellas el arte de aquella civilización. No es una presencia casual la de estas aves en representaciones tan lejanas, pues fueron probablemente uno de los primeros animales en ser domesticados por humanos. Es más, incluso puede que los egipcios también tuvieran un problema con ellas.

Un animal de gran significado

La investigación arqueológica lo sabe bien: nuestros antepasados primarios encontraron en ellas alimento, pero también descubrieron que sus heces son un excelente fertilizante y que, además, podían entrenarlas para llevar a cabo tareas complejas.

placeholder Detalles de Joven con una paloma mensajera, por Hans Hassenteufel. (Wikimedia)
Detalles de Joven con una paloma mensajera, por Hans Hassenteufel. (Wikimedia)

Así, las imágenes y tallas de las palomas parece que aparecieron por primera vez en ciudades de Oriente Medio y el norte de África hace unos 3.000 años, según explica Colin Jerolmack, profesor de sociología y estudios ambientales en la Universidad de Nueva York, en su libro The Global Pigeon. No obstante, expertos como él creen que ya pululaban por las ciudades del norte de África y del Medio Oriente hasta 2.000 años antes de los primeros vestigios sobre ellas.

Los registros estudiados hasta la fecha sobre la antigua Persia, y zonas del actual Egipto, de Grecia, China y muchos otras regiones del Medio Oriente y Asia han probado que las palomas se cuidaron allí, primero, como alimento, y más tarde para uso en ceremonias religiosas, deportes y, de particular importancia en la historia, como mensajeras.

El mejor sistema de mensajería

"Hasta el telegrama, las palomas eran el sistema de mensajería más confiable del mundo", explica Jerolmack. Los palomares, torres de tierra construidas para albergar a las palomas domesticadas, son un constante a lo largo del Nilo, tierra adentro, y ofrecen más evidencia de este proceso. Pero algo ha sorprendido aún más a los arqueológicos, y es la presencia de estos animales cerca de las aguas del río que conformó la vida. Unos murales de 3.300 años de antigüedad lucen hoy al aire ofreciendo nuevas pistas, ideas remotas, que trazan otras posibilidades.

placeholder Detalles de los planos de construcción de un palomar en Isfahan en el siglo XIX. / Palomas en un palomar en la actualidad. (Wikimedia / iStock)
Detalles de los planos de construcción de un palomar en Isfahan en el siglo XIX. / Palomas en un palomar en la actualidad. (Wikimedia / iStock)

Se trata de las paredes del llamado Palacio del Norte, situado en la ciudad antigua de Amarna, en la región que lleva su mismo nombre, ubicada en la ribera oriental del río. Amarna fue construida a deseo del faraón Ajenatón. Ocurrió en el siglo XIV antes de nuestra era. Sus templos de adobe, fincas y caminos se elevaron desde las orillas del Nilo en solo cuatro años. El faraón tenía prisa por mudarse a aquel lugar, pero antes llenó su corte con pinturas de pájaros.

Fue el mismo que se apoderó de Tebas tiempo antes, la espléndida capital que gobernó su padre antes que él. Sin embargo, no entendía su reinado sin una ciudad dedicada al dios sol. De ahí Ajetatón o Aketatón, que significa "El Horizonte de Atón". Atón (cuyo nombre significa 'todo' o 'completo' en egipcio) se cree que era una deidad solar del Antiguo Egipto que representaba al disco solar en el firmamento.

¿Palomas cerca de las aguas?

Se ubicó a mitad de camino entre Tebas (Alto Egipto) y Menfis (Bajo Egipto), las dos ciudades más importantes de la civilización egipcia. En este lugar, que estuvo habitado durante menos de dos décadas entre 1346 y 1332 antes de nuestra era, no se han encontrado palomares. De hecho, no hay ninguna otra evidencia arqueológica de que las palomas estuvieran aquí presentes alguna vez.

placeholder Un palomar a las afueras de Egipto. (iStock)
Un palomar a las afueras de Egipto. (iStock)

No obstante, una pintura lo cambia todo: encontrada hace 98 años en el interior del palacio de Akhenaton, no ha sido hasta recientemente que diversos investigadores se han centrado en ella. Ahora, un informe publicado en la revista académica Antiquity recoge un análisis llevado a cabo de sus trazos para estudiar la vida de las aves que aparecen. Sorprendentemente, entre otras aves como lavanderas y martines pescadores, Christopher M. Stimpson y Barry J. Kemp han encontrado hasta seis palomas bravías, un número bastante elevado para un lugar al que no parecía que llegaran.

Pero llegaron, porque las palomas llegan a todas partes. Incluso si los habitantes de Amarna no las criaron intencionalmente, explica Shoshi Parks en Atlas Obscura, es posible que estas aves encontraran condiciones de vida favorables en una ciudad de alrededor de 30.000 habitantes. Esto quiere decir que, como dice Jerolmack, "han estado en las ciudades desde que existen las ciudades".

Del arte a la realidad histórica

A unos 300 kilómetros al norte de Amarna, la ciudad de Mit Ghamr es conocida por su densa población, pero también por sus cientos de palomares históricos que ubicados por las calles todavía hoy refugian a cientos y cientos de palomas entre la gente. En su trabajo, Stimpson y Kemp señalan que en estado salvaje en Egipto, las palomas bravías "se asocian con las tierras altas rocosas y áridas, donde se posan y anidan en acantilados, cuevas y pozos", pero se desconoce que estas aves frecuenten zonas de pantanos o hábitats de humedales. "Teniendo en cuenta la cuidadosa observación que han producido las imágenes de la Sala Verde, ¿es esto solo una anomalía fantasiosa o podría haber una explicación alternativa?"

"Se cree que las palomas se dirigían a las ciudades para darse un festín en los campos que las rodeaban, y encontraron que las paredes y cornisas eran buenos lugares para anidar"

En este sentido, cabe destacar que los investigadores Steven M. Goodman y Peter L. Meininger mencionan en su libro The birds of Egypt un evento invernal que resulta raro y efímero: a principios del siglo XX, otra especie de paloma, la paloma común (Columba oenas), visitaba ocasionalmente el Sinaí y el delta del Nilo en "inmensas bandadas" entre principios de septiembre y mediados de marzo. Pues casualidades o no, en un fragmento de pintura en techo del palacio de la XVIII Dinastía, es decir, del padre de Ajenatón aparece un denso grupo de estas palomas volando. "Aunque esta imagen carece de un contexto ambiental claro. ¿Podrían estas imágenes conmemorar las visitas de 'inmensos rebaños' a otras zonas en la Antigüedad?", sugieren Stimpson y Kemp.

placeholder Nina y Norman De Garis Davies (Dominio Público a través de The Met Museum)
Nina y Norman De Garis Davies (Dominio Público a través de The Met Museum)

Jerolmack profundiza en la duda: "Se cree que las palomas se dirigían a las ciudades para darse un festín en los campos que las rodeaban, y encontraron que las paredes y las cornisas eran lugares adecuados para posarse y anidar". Así, en una gran ciudad del siglo XIV a. C., "ciertamente esperaría encontrar palomas". De hecho, han aparecido restos de huesos de paloma entre los hallazgos arqueológicos en Amarna, incluso hay evidencia de que los antiguos egipcios usaban palomas para comunicarse en las épocas en que aquella ciudad que tras la muerte de su faraón quedaría olvidada estaba ocupada. "Un bajorrelieve egipcio de alrededor de 1350 a. C. muestra una bandada de palomas que se liberan de sus jaulas para volar y luego regresar".

Sea como sea, los animales y las aves siempre han jugado un papel fundamental en las sociedades humanas y, como tales, ocupan un lugar destacado en el registro visual de las culturas antiguas y modernas. Egipto ha mantenido la relación que tal vez comenzara antes de lo que creíamos. Con la necesidad de su estiércol para el cultivo de cereales, lugares como Mit Ghamer y los restos romanos de Karanis las albergan en cantidades prolíficas. Eso sí, ya no vuelan con mensajes en sus picos, aunque aún tienen mucho que decirnos.

Hay un ave común que nos suena tan familiar ahora como a nuestros más lejanos ancestros. No, no es el gorrión, ni tampoco la golondrina. Para algunos, resulta un problema habitando ciudades en la actualidad, pero lo cierto es que este pájaro aparece en nuestro lenguaje constantemente, en forma de símbolos amables y positivos, en casi todas las culturas del mundo. Por algo será.

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