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¿Estamos viviendo una pandemia del bienestar? Por qué esto podría ser, en realidad, malo
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¿Estamos viviendo una pandemia del bienestar? Por qué esto podría ser, en realidad, malo

¿Cada vez más gente insiste en hablarte de tu confort? ¿Te ofrecen caminatas por la naturaleza, meditación, talleres de yoga...? No estás solo

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Después de haber vivido una pandemia por coronavirus, eso de una 'pandemia de bienestar' no suena nada mal. Puede parecer curiosa y contradictoria, pero es un concepto que se está extendiendo según informa 'Science Alert': en los medios de comunicación, en las instituciones gubernamentales o los sitios de trabajo. Y puede generar un genuino malestar, debido a que se explota el término.

¿Sientes que cada vez se habla más de tu bienestar, por parte de compañías de seguros, gerentes, etcétera? ¿Hay más productos y anuncios que prometen que tendrás mayor bienestar a través del consumo? No estás solo.

Pero también debemos preguntarnos si esta obsesión por el bienestar está teniendo el efecto contrario al deseado. Para comprender por qué, es importante observar los orígenes, la política y las complejidades del bienestar, incluido su despliegue estratégico en el proceso de lo que llamamos "lavado de bienestar". Y bien es cierto que las preocupaciones por el mismo se remontan a la antigüedad, pero nunca había importado tanto como en la actualidad.

Una explicación es que a menudo se combina con conceptos tan diversos como la felicidad, la calidad de vida, la satisfacción, el florecimiento humano o la atención plena. Aunque sin duda el bienestar es flexible y puede entrar en una amplia gama de contextos, también está rodeado por una especie de halo, automáticamente dotado de un significado positivo, similar a conceptos como maternidad, democracia, libertad y libertinaje.

A menudo se combina con conceptos tan diversos como la felicidad, la calidad de vida, la satisfacción, el florecimiento humano o la atención plena

En estos días, hay dos conceptos principales de bienestar. El primero, (el bienestar subjetivo) enfatiza una medida holística de la salud mental, física y espiritual de un individuo. Esta perspectiva quizás se refleje mejor en el Índice OMS-5 de la Organización Mundial de la Salud, diseñado en 1998 para medir el bienestar subjetivo de las personas de acuerdo con cinco estados: alegría, calma, vigor, descanso y satisfacción.

Pero la validez del índice y de otros similares ha sido cuestionada. Son propensos a la simplificación excesiva y tienden a marginar las perspectivas alternativas, incluidos los enfoques indígenas de la salud física y mental.

La segunda perspectiva, el bienestar objetivo, fue una respuesta a la creciente desigualdad social. Se centra en ofrecer una alternativa al PIB como medida de la prosperidad nacional general. Un ejemplo de esto es el Marco de estándares de vida de Nueva Zelanda, que se guía por cuatro principios operativos: distribución, resiliencia, productividad y sostenibilidad. Estas medidas nuevas y supuestamente más progresistas de los resultados económicos y sociales nacionales señalan el cambio social, el optimismo y la esperanza.

El peligro es que tales iniciativas ahora constituyan otra tarea de trabajo semiobligatoria, en la medida en que la no participación podría llevar a la estigmatización. Esto solo aumenta el estrés

Podría decirse que esto se traduce en más control y "disciplina" de las acciones y actividades personales. Intencionalmente o no, muchas organizaciones interpretan y utilizan principios y políticas de bienestar para reforzar las estructuras y jerarquías existentes. Quizá lo has notado en tu trabajo, viéndolo en el crecimiento de nuevos departamentos o en la aparición de un comité de trabajo, incluso quizá con talleres relacionados con la salud y el bienestar. Probablemente, incluso hayas notado la creación de 'entrenadores' dedicados al bienestar: aquellos que ofrecen yoga, meditación, caminatas por la naturaleza y similares.

El peligro es que tales iniciativas ahora constituyan otra tarea de trabajo semiobligatoria, en la medida en que la no participación podría llevar a la estigmatización. Esto solo aumenta el estrés y, de hecho, el malestar. En última instancia, el bienestar ahora constituye un "campo de poder"; no un territorio neutral, sino un lugar donde las partes promueven sus propios intereses, a menudo a expensas de los demás.

Porque si el bienestar se está convirtiendo en una pandemia, es posible que necesitemos la "vacuna" de la reflexión crítica.

Después de haber vivido una pandemia por coronavirus, eso de una 'pandemia de bienestar' no suena nada mal. Puede parecer curiosa y contradictoria, pero es un concepto que se está extendiendo según informa 'Science Alert': en los medios de comunicación, en las instituciones gubernamentales o los sitios de trabajo. Y puede generar un genuino malestar, debido a que se explota el término.

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