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Cómo hablar con tu hijo adolescente de sexo en pleno 2023 sin miedos ni prejuicios
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¿MÁS ESPABILADOS QUE ANTES?

Cómo hablar con tu hijo adolescente de sexo en pleno 2023 sin miedos ni prejuicios

Aunque no hay nada tan universal como el despertar sexual en el ser humano, sí que tiende a evolucionar según pasan los años. Una experta sexóloga aporta todas las claves a tener en cuenta

Foto: Escena de 'Sex Education' (2019)
Escena de 'Sex Education' (2019)

'Charlita', 'charleta', 'temita'. Hay muchas formas de referirse a ese momento incómodo en el que por fin hay que ofrecer respuestas al hijo o hija que ya ha echado a andar en su etapa pubescente. Más en una época en la que los inputs informativos que reciben en torno a dicho asunto ya no se reducen a lo más cercano o inmediato, como pueden ser sus compañeros de clase o amigos del barrio; ahora, en plena expansión de la cultura influencer, todo lo relativo al sexo y las relaciones sexoafectivas circula de manera libre y descontrolada por sus teléfonos móviles y tablets. Y, como es evidente, resulta imposible poner puertas a ese enorme campo que son las redes sociales, donde descubren de forma personalizada algunos de los términos y detalles de la sexualidad humana que antes quedaban relegados a la confidencia.

Lo primero que habría que dejar claro, pues, es que tal 'charlita' no debería existir. Así lo creen sexólogas como Ana Lombardía, quien opina que la educación sexual debe ser continua, desde mucho antes de la entrada en la adolescencia. "Al final se trata de hablarles de su cuerpo, de sus relaciones con los demás, de las muestras de afecto que les gusta dar o recibir, incluso hasta de sus genitales, ya que desde que se les quita los pañales es inevitable que los descubran", asegura en conversación telefónica. "Hay que explicarles detalles, como que no está bien que levanten la falda a las niñas en caso de ser chicos, y que esos genitales que han descubierto está mejor que los mantengan en privado".

"Hay que hablar más sobre temas como el consentimiento, el placer en las relaciones y sobre cómo deben gestionar esa atracción"

Esto es muy importante, porque cuando lleguen al término de su niñez e inicio de la adolescencia habrán asimilado conductas básicas y apropiadas en lo referente a la relación con el otro sexo o consigo mismos y sus cuerpos. Pero también porque será más fácil poder hablar con ellos de estos temas sin tanta vergüenza ni reparo. Lombardía, que lleva años dando clases de educación sexual en colegios e institutos, así como también organizando talleres para padres, madres e hijos, asegura que esta formación sexual tradicionalmente se ha ofrecido en un sentido negativo, solo advirtiendo de los peligros y no incidiendo en el placer.

Miedos, prejuicios, vergüenzas

"Hay que hablar más sobre temas como el consentimiento, sobre el placer en las relaciones y sobre cómo deben gestionar esa atracción por el mismo o distinto sexo", admite la sexóloga. En este sentido, temas más típicos de la educación sexual como el uso del preservativo para prevenir embarazos o enfermedades de transmisión sexual es algo "que ya han oído varias veces", y sobre los que no hace falta incidir demasiado si no es para desmontar prejuicios que tienen asumidos. "Muchos chicos creen que si usan condón no van a rendir como deberían o que si se lo ponen no van a sentir amor de verdad", recalca la experta.

"Tienen que surgir estas conversaciones de forma natural, y hay que sacar el tema con cierto ingenio, sin llegar a interpelar al adolescente directamente"

Lo peligroso, no obstante, es acabar creyendo las opiniones y consejos que vierten ciertos influencers en redes sociales como TikTok o Instagram, las cuales como ocurre en otros ámbitos como el de la belleza o la psicología, pecan de incorrectas o son negativas, cuando no abiertamente machistas. Por no hablar de los contenidos pornográficos a los que pueden acceder, que en su mayoría no dejan de emitir un mensaje sobre la sexualidad heterosexual bastante pernicioso. "Es inevitable que reciban mensajes de desinformación sexual por parte de gente a la que siguen en redes sociales, al igual que acaben visionando vídeos porno", admite Lombardía.

Para contrarrestarlo, lo mejor es hablar directamente con ellos, o si sienten mucha vergüenza y reparo, ir dejando mensajes indirectos sobre la sexualidad. Llegados a este punto, hay que pensar en la típica escena cotidiana en la que una familia está sentada frente al televisor, sea viendo una película o un programa, y de pronto salta una referencia subliminal o explícita al acto sexual.

Foto: Foto: EC.
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Lo más normal (y fácil) sería correr un tupido velo y caer en la espiral de silencio, pero Lombardía cree que, llegados a una edad y estando tan bombardeados por fuentes de información ajenas o con un rápido acceso a la pornografía, llegó la hora de meterles en las conversaciones de adultos con sutiles referencias indirectas al tema. "Tienen que surgir estas conversaciones de forma natural, y hay que sacar el tema con cierto ingenio, sin llegar a interpelar al adolescente directamente, que escuche comentarios fluidos sobre una sexualidad sana como de refilón", asegura. "También podemos dejar artículos o revistas a su alcance que hablen sobre esa sexualidad positiva. Ellos los leerán porque les pica la curiosidad".

¿Una educación sexual sexista?

De todos modos, también hay que tener en cuenta que la educación sexual es muy diferente en cuanto a sexos. Tradicionalmente, recae mucha más presión sobre las niñas, ya que impera el miedo a que se queden embarazadas. "A veces, en cuanto le viene su primera regla, todo su entorno ya empieza a insinuar 'cuidado con que te toque un chico'", asevera la sexóloga. "Al final, la responsabilidad del embarazo debería recaer sobre los dos, pero como este se produce en el cuerpo de las mujeres, es lógico que sigua habiendo mucho miedo".

Foto: Foto: iStock.

Por otro lado, el despertar sexual también difiere mucho entre hombres y mujeres. Para ellos, aparece como una muestra de estatus dentro de su grupo. Y en el caso de ellas, se establece un doble rasero por el cual el sexo se ve como peligroso, pero a la vez como algo que hay que buscar. "Efectivamente, el hecho de tener novia te suma puntos, frente a los mensajes ambivalentes que reciben las chicas: 'no te pases, tu cuerpo tiene un valor, no se lo regales a cualquiera, está bien que te empoderes y seas libre, pero no te pases'".

Aunque las ideas feministas han permeado más en la sociedad que antes, suscribe Lombardía, "eso no quita para que existan conductas bastante negativas". Sin ir más lejos, términos virales como el body count, utilizado por los jóvenes, no hacen más que acrecentar ese sexismo. Sin extrapolarlo a España, esa mala educación sexual en los adolescentes ha podido ser consecuencia, en parte, de fenómenos como el de los incels, que han causado verdadero terror en Estados Unidos. Como decíamos, no se puede extrapolar este fenómeno a nuestro país, pero sí admitir un trasvase cultural de esa misoginia que llega a exigir las relaciones sexuales con mujeres como un derecho masculino.

Conclusiones

Otro factor a tener en cuenta sobre la educación sexual es que la adolescencia cada vez es más larga. Podemos concluir que llega antes (precisamente porque cada vez el despertar sexual es más temprano debido al acceso a Internet) y termina mucho después (debido a lo que algunos autores ya llaman como "adultescencias", basadas en una cultura que promociona el culto a la juventud o a los comportamientos adolescentes). Por otro lado, los adolescentes de ahora habitan otro cuerpo distinto al de los de antes, sobre todo con la entrada de las teorías queer a la discusión pública.

"Inevitablemente, tenemos que hablar de la sexualidad como algo digno de ser vivido"

"Ni la represión ni el tabú cumplen ya una función educativa en la sexualidad", concluía Ricardo Fandiño, psicólogo clínico y presidente de ASEIA (Asociación para a Saúde Emocional na Infancia e a Adolescencia), quien también tiene una amplia experiencia trabajando con adolescentes. "Inevitablemente, tenemos que hablar de la sexualidad como algo digno de ser vivido. Cada vez son más las familias y profesionales que están apostando por una educación de calidad, dando relevancia a otros contenidos más relacionados con lo emocional, lo vivencial y el autoconocimiento para la búsqueda del placer", explicaba en otro artículo que ya publicamos.

Foto: Jóvenes comprometidos por el clima en el 'Fridays for Future', celebrado en Madrid en 2021. (EFE)

Sea como sea, no existe la educación perfecta, y para abordarla de manera correcta habría que cambiar el prisma. "La crianza debe ser enfocada más allá de las técnicas y centrada más en el vínculo. Se trata de acompañar, hay que entender que lo que hallamos no es el hijo imaginado, sino el hijo posible desde su propio ser", comentaba Vanessa Rodríguez Pousada, compañera de Fandiño.

'Charlita', 'charleta', 'temita'. Hay muchas formas de referirse a ese momento incómodo en el que por fin hay que ofrecer respuestas al hijo o hija que ya ha echado a andar en su etapa pubescente. Más en una época en la que los inputs informativos que reciben en torno a dicho asunto ya no se reducen a lo más cercano o inmediato, como pueden ser sus compañeros de clase o amigos del barrio; ahora, en plena expansión de la cultura influencer, todo lo relativo al sexo y las relaciones sexoafectivas circula de manera libre y descontrolada por sus teléfonos móviles y tablets. Y, como es evidente, resulta imposible poner puertas a ese enorme campo que son las redes sociales, donde descubren de forma personalizada algunos de los términos y detalles de la sexualidad humana que antes quedaban relegados a la confidencia.

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