Una española que vive en EEUU desvela uno de los choques culturales más fuertes que ha sufrido: "El colmo de los colmos"

Imagínese paseando por una urbe estadounidense, absorbiendo su diversidad y energía. De repente, se ve interrumpido por el sonido estruendoso de un eructo, que resuena con la fuerza de un león. Lo sorprendente es la reacción del entorno: completa indiferencia. Esta es la vivencia de una ciudadana española, Rocío, en Estados Unidos, quien comparte su asombro y desorientación ante este fenómeno cultural que la ha dejado perpleja.

La normalización del eructo en espacios públicos emerge como uno de los choques culturales más pronunciados para ella. "El choque cultural que tuve, tengo y tendré para siempre aquí en Estados Unidos", relata con una mezcla de humor y desconcierto.

Esta peculiaridad, vista por muchos como una falta de cortesía, es aparentemente una faceta más de la cotidianidad en este país, desencadenando una reflexión sobre los contrastes entre normas sociales y etiqueta entre culturas.

Una visita reveladora

La situación alcanza un nuevo nivel de asombro cuando recibe la visita de su abuela. Al llevarla a comer fuera, se encuentran con un "señor adulto" que protagoniza una auténtica exhibición de eructos, dejando a la abuela española en estado de shock. Esta anécdota no solo pone de manifiesto las diferencias culturales, sino que también sirve de espejo a las propias expectativas sobre comportamiento en público, evidenciando el amplio espectro de lo que se considera aceptable socialmente.

Otro episodio sucede en una tienda, donde un niño se convierte en el centro de atención no por un capricho infantil, sino por su continua demostración de eructos, ante la mirada pasiva de su madre y la indiferencia del resto. Este comportamiento, lejos de ser reprendido, parece ser parte del panorama habitual, planteando preguntas sobre la educación y los límites de la tolerancia social.

Choque cultural en el aula

El apogeo de estas vivencias ocurre en un contexto académico, donde un estudiante interrumpe la clase con un eructo. Afortunadamente, para nuestra narradora, este suceso tuvo lugar después de haberse familiarizado con esta particularidad cultural, lo que le permitió manejar la situación con mayor comprensión.

Sin embargo, este hecho pone de relieve cómo ciertos comportamientos traspasan los ámbitos de lo personal y lo social, llegando a influir en entornos considerados formales o de respeto, como el educativo.

Esta serie de experiencias subraya la complejidad de la adaptación cultural y cómo aspectos aparentemente triviales pueden adquirir un significado profundo en el proceso de integración en una nueva sociedad. La española, con su relato, nos invita a reflexionar sobre nuestras propias normas de convivencia y cómo estas se comparan o contrastan con otras culturas. Así, nos muestra que detrás de cada choque cultural se esconde una oportunidad para ampliar nuestra comprensión del mundo.