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La ciencia que hay detrás de perder el tiempo: ¿qué sucede cuando tu mente divaga?
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LAS "ONDAS AGUDAS" DEL CEREBRO

La ciencia que hay detrás de perder el tiempo: ¿qué sucede cuando tu mente divaga?

Un nuevo estudio japonés propone que las distracciones mentales que surgen cuando estamos concentrados tienen su origen en el hipocampo, lo que influye de sobremanera en la experiencia cotidiana

Foto: Foto: iStock.
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Se estima que alrededor del 30% de todos nuestros procesos mentales los ocupan las distracciones, formadas por esos pensamientos intrusivos, positivos, negativos o neutros, que nos impiden concentrarnos plenamente en una tarea determinada. En una época caracterizada por trastornos como el déficit de atención, propiciado sobre todo por los teléfonos móviles, la ciencia cada vez intenta aproximarse más a la razón de ser de esos mecanismos mentales que ponen en jaque nuestra capacidad de enfocarnos de manera total en una actividad.

En realidad, es muy difícil adentrarse en el cerebro de una persona, más aún en lo que piensa de manera irracional o abrupta. Se piensa que todo se origina en la memoria y en las áreas específicas del cerebro que se encargan de ella. Al fin y al cabo, cuando estamos haciendo una tarea, la distracción emerge porque de pronto nos acordamos de algo que requiere de nuestro interés o curiosidad. Ahora, un estudio que acaba de publicarse en la revista Nature Communications ha arrojado algo de luz sobre estos procesos cerebrales que surgen de improviso.

Los investigadores llamaron a estas divagaciones mentales "ondas agudas", originadas en los centros de memoria del cerebro, como el hipocampo, que surgen cuando nuestra mente empieza a inventarse cosas y a generar pensamientos. Así, decidieron enfocarse para el estudio en un segmento de la población que tiene particularmente desarrollada o descontrolada esta área cerebral: los epilépticos.

Los resultados podrían tener grandes implicaciones en el estudio de la inteligencia o la felicidad humana

Un grupo de científicos japoneses reunió a diez pacientes diagnosticados de epilepsia resistente a los fármacos y que, por tanto, se encontraban a la espera de cirugía. A todos ellos les implantaron electrodos en el cerebro para rastrear la actividad convulsiva en el hipocampo y, durante diez días, los pacientes fueron monitoreados completando varios cuestionarios cada hora sobre sus pensamientos y emociones. "Queríamos ver si podíamos identificar alguna relación entre la actividad cerebral registrada con cómo se sentían y pensaban en esos momentos", explica Takamitsu Iwata, autor principal del estudio, en un comunicado.

Los resultados

Así, los resultados arrojaron algo de luz sobre la actividad de las "ondas agudas" en el cerebro, ya que estas ocurrían con más frecuencia "cuando los pensamientos en curso de los participantes eran más vívidos, menos deseables, tenían propiedades imaginativas o exhibían menos correlaciones con una tarea externa que estaban realizando en ese momento", señalaron los autores, en declaraciones recogidas por IFL Science. Los patrones también tenían más probabilidades de ocurrir durante la noche, es decir, cuando la mente no está centrada en una tarea.

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"Aunque nuestro estudio se realizó íntegramente en personas con epilepsia, hicimos todo lo posible para eliminar los datos relacionados con esta enfermedad para que los resultados fueran aplicables a poblaciones sanas", argumentó Takufim Yanagisawa, coautor del estudio. "Las similitudes entre muchos de nuestros resultados y los de estudios anteriores, que utilizaron otra metodología, indican que nuestro enfoque funcionó bien".

Por ello, los científicos creen que sus datos sirven para respaldar la hipótesis de que es el lóbulo temporal medio del cerebro, donde está el hipocampo, el que se encarga de inducir estos estados mentales autogenerados por el cerebro que producen las distracciones, lo que "podría tener importantes implicaciones en el estudio de una gran variedad de condiciones y aspectos de la experiencia humana, como la inteligencia o la felicidad".

Se estima que alrededor del 30% de todos nuestros procesos mentales los ocupan las distracciones, formadas por esos pensamientos intrusivos, positivos, negativos o neutros, que nos impiden concentrarnos plenamente en una tarea determinada. En una época caracterizada por trastornos como el déficit de atención, propiciado sobre todo por los teléfonos móviles, la ciencia cada vez intenta aproximarse más a la razón de ser de esos mecanismos mentales que ponen en jaque nuestra capacidad de enfocarnos de manera total en una actividad.

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