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Mito o realidad: ¿es cierto que los hijos únicos son más egoístas y menos sociables?
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Dos psicólogas responden

Mito o realidad: ¿es cierto que los hijos únicos son más egoístas y menos sociables?

Los hijos únicos conviven con una serie de estereotipos que les persiguen durante toda su vida. Dos psicólogas, Ana García y Cristina Vidal, nos ayudan a entender si son ciertos y de dónde surgen

Foto: Una familia jugando (iStock)
Una familia jugando (iStock)

Hay niños que se pasan toda su infancia pidiéndoles a sus padres que le den un hermanito y otros que se sienten los reyes de la casa y por nada del mundo quieren perder ese "trono" dejando de ser hijos únicos. Lo que está claro es que en la vida 'nunca llueve a gusto de todos' y no son los niños quienes deciden si serán los únicos descendientes de sus padres o no.

Lo que tampoco pueden controlar estos niños son los estereotipos que se les van a atribuir. Durante años y de generación en generación se ha ido extendiendo la idea de que los hijos únicos son más egoístas y menos sociables que los que tienen hermanos. Es más, a la creencia popular de que "la falta de hermanos se asocia a rasgos negativos en la personalidad cómo el egoísmo o la falta de habilidades sociales" se le ha puesto un nombre y este es 'Síndrome del hijo único'.

Un síndrome, sin embargo, que no es real, según explica la psicóloga Cristina Vidal, ya que "ser hijo único no afecta el desarrollo personal ni a las competencias emocionales". Entonces, ¿por qué llevamos años repitiendo la afirmación 'los hijos únicos no saben compartir porque no han tenido que hacerlo con sus hermanos' como si lo fuera?

La respuesta a esta pregunta la tiene Ana García, profesora del Grado en Psicología de la Universidad Internacional de Valencia: "Se han dado varios factores a nivel social que han mantenido esta creencia sobre los hijos únicos. Uno de los más importantes es que algunos autores, como Stanley Hall (en el siglo XIX), promovieron esta teoría de que los hijos únicos tenían un desarrollo social inferior que los que tienen hermanos. Este tipo de información se arraigó en la cultura y se extendió en el tiempo, ya que encajó a la perfección con las creencias y normas sociales que había en el momento sobre cómo debía ser una familia, en cuanto a costumbres y números de hijos".

"Si yo hubiera podido, habría tenido más hijos, tener uno solo me parece muy triste"

Esta idea de que una familia con un hijo no es una familia "completa" ha calado en nuestra mente hasta el día de hoy: "Si yo hubiera podido, habría tenido más hijos, tener uno solo me parece muy triste", confiesa Nuria, madre de un hijo que ya tiene 20 años. Es cierto que quizá es menos práctico a la hora de repartir tareas, pero también positivo a la hora de heredar, ¿no? Al final, cada situación tiene sus 'pros' y sus 'contras'.

Lo explica Cristina Vidal, todavía hoy hay quien piensa que ser hijo único es peor y susceptible de cumplir una serie de estereotipos "sin fundamento científico": "De hecho, algunos estudios realizados, como el del Dr. Alfred Adler (1870-1937) hace décadas, han partido de esta premisa, siendo por ello poco objetivos y sesgados. Sin embargo, la evidencia científica más reciente y la propia de los psicólogos y las psicólogas que atendemos a familias, no apoya que haya rasgos caracteriales, como el egoísmo, la falta de habilidades sociales, o el mal genio, atribuibles al hijo único".

Foto: Un niño juega con sus regalos de Reyes. (Europa Press/Eduardo Manzana)

Si no es el tamaño de la familia, ¿qué determina su carácter?

Los nacimientos han disminuido en España en 2023 por quinto año consecutivo, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los 322.075 nacimientos confirman la tendencia negativa. Además, en 2022, el número medio de hijos por mujer bajó hasta 1,16; lo que corrobora que cada vez son más los niños que no tienen hermanos.

¿Estamos dejando un planeta repleto de seres egoístas? No, ya lo han desmentido las psicólogas. El nacer en una familia con más o menos hermanos no afecta a este aspecto de su carácter, lo que sí lo hace son "los recursos emocionales de la familia y la educación en valores como el respeto, la igualdad, la generosidad, etc. Los que determinan los valores humanos (solidaridad, tolerancia...) o emocionales (gestión emocional) son siempre los cuidadores primarios (madre o padre o abuelos). Si la familia dispone de recursos emocionales, el niño también los tendrá", asegura Cristina Vidal.

Ana García coincide con la otra psicóloga y añade: "La generosidad en los niños es el resultado de una combinación de factores familiares, sociales, educativos y personales. Uno de los más relevantes es que los padres, las madres y las personas más cercanas a los menores muestren y valoren comportamientos generosos y altruistas y que tengan un estilo de crianza basado en la empatía, la cooperación y la consideración a las demás personas con sus diversidades".

placeholder Una pareja jugando con su hija en la cama (iStock)
Una pareja jugando con su hija en la cama (iStock)

Entonces, con estas explicaciones, la siguiente pregunta, obligatoria, es: ¿No existe ninguna característica que sí que sea común a los hijos únicos por el hecho de serlo? No se puede generalizar, manifiesta Ana García, ya que los hijos únicos componen un grupo diverso; sin embargo, sí que existen algunas "cuestiones que se muestran en mayor proporción en estos, como mayor motivación y capacidad de adaptación".

"Ser hijo único no tiene relación con el desarrollo cognitivo, emocional y social de las personas"

Cristina Vidal, por su parte, es muy tajante a la hora de responder a la pregunta: "En definitiva, no. Ser hijo único no tiene relación con el desarrollo cognitivo, emocional y social de las personas". Pero sí que son los padres quienes con sus comportamientos pueden afectar al desarrollo del menor y la psicóloga explica varios ejemplos: "Sobre las competencias lingüísticas e intelectuales, se ha demostrado en varios estudios que unos cuidadores que estimulan el hijo, especialmente durante sus primeros tres años de vida, favorecen la excelencia lingüística. Y esa estimulación puede ser mayor cuando solo existe un hijo. Hay estudios científicos que apuntan que son mejores estudiantes porque los recursos familiares están más centrados a la consecución de sus logros".

Los hijos únicos pueden beneficiarse también de que sus padres centren toda su atención en ellos y no tengan que repartirla, en el caso de que sea así; aunque también pueden sufrir una gran desventaja, que, tal y como expresa Vidal, afecta sobre todo a las familias desestructuradas, "en las que, en algunos casos el hermano mayor ejerce el papel protector".

De hijo único a hermano mayor

Un momento complicado y de máximo nerviosismo para los padres es el de ver a su hijo, el único que tenían hasta ese momento, convertirse en hermano mayor. Es más, muchas personas graban mientras los dos hermanos se conocen para tener un bonito recuerdo, aunque esto no siempre salga bien.

La reacción de un niño es incontrolable y, a veces, ese encuentro con el que tanto has soñado no resulta ser como imaginabas. Esto supone un antes y un después en la familia, pero también en la vida del nuevo hermano mayor: "La aparición de un hermano en la familia divide la atención y el tiempo de los progenitores, y por ello es lógico observar cierta reactividad emocional en el primer hijo hasta que se adapta al nuevo hermanito", declara Cristina.

"La personalidad se moldea a lo largo de toda la infancia y adolescencia, y estos cambios no tienen por qué representar un cambio profundo en su forma de ser"

A pesar de ello, añade Ana García, "nada es definitivo, la personalidad se moldea a lo largo de toda la infancia y adolescencia, y estos cambios no tienen por qué representar un cambio profundo en su forma de ser, si el menor recibe el apoyo familiar para que esta situación se convierta en una experiencia constructiva".

Aunque nada es definitivo, sí que es cierto que el niño asumirá nuevos roles que no había desempeñado hasta ese momento como el de cuidador o aprenderá a tener una mayor responsabilidad con su hermano, "ayudando en tareas acordes para su edad". También "tendrá que aprender a compartir la atención y el afecto de las personas de su entorno".

Hay niños que se pasan toda su infancia pidiéndoles a sus padres que le den un hermanito y otros que se sienten los reyes de la casa y por nada del mundo quieren perder ese "trono" dejando de ser hijos únicos. Lo que está claro es que en la vida 'nunca llueve a gusto de todos' y no son los niños quienes deciden si serán los únicos descendientes de sus padres o no.

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