Por qué paseando por Trieste me encontré con la tumba de "Carlos V Rey de España" si el Borbón nunca reinó

Si nos ponemos a repasar la lista de Borbones que han reinado en España, no encontramos por ninguna parte el nombre de Carlos V; sin embargo, al dar un paseo por Trieste y entrar en la catedral de San Justo, vemos una tumba con la siguiente inscripción en latín: "Carolus V Hispaniarum Rex in prosperis modestus in adversis constans pietate autem insignis obdormivit in pace domini".

La traducción al castellano sería: "Carlos V Rey de España, modesto en la prosperidad, firme en las adversidades, pero distinguido por la piedad, durmió en la paz del Señor". Entonces, ¿cómo puede ser que en esta ciudad italiana esté enterrado un "rey de España" llamado Carlos V si este hombre nunca llegó a reinar? ¿Quién es realmente este Carlos V?

Aunque la inscripción de su tumba diga lo contrario, lo cierto es que Carlos María Isidro de Borbón y Borbón-Parma (1788-1855), hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma, nunca fue rey de España, muy a su pesar. Lo intentó mucho, y tanto le pesó no conseguirlo que en la inscripción de su nicho dejó para siempre escrito que sí que lo fue.

Por delante de esta inscripción pasan cada día decenas de turistas con más o menos conocimiento sobre la historia de España, así que no todos se cuestionan que lo escrito pueda ser incierto, pero muchos otros sí lo hacen. ¿Debería haber una aclaración, como si de una nota a pie de página se tratase, aclarando que nunca ha reinado en España este tal Carlos V?

¿Quién fue Carlos María Isidro de Borbón y Borbón-Parma?

El protagonista de este artículo, don Carlos María Isidro de Borbón, es el hermano de (en este caso sí fue rey) Fernando VII. Hasta que su hermano derogó la ley sálica para que su hija Isabel pudiera acceder al trono, era Carlos el siguiente en la línea de sucesión; pero esto cambió y le enfadó hasta el punto de negarse a aceptar la Pragmática Sanción que le apartaba del trono para concedérselo a su sobrina.

Carlos de Borbón se negó a asistir a la jura de Isabel como princesa de Asturias, enviando una carta a su hermano desde su destierro en Portugal, desde donde conspiró contra él hasta que el mayor falleció en 1833. Su negativa a aceptar el reinado de su sobrina, la sublevación del general Santos Ladrón en La Rioja y la proclamación como monarca de Carlos V en Bilbao y Vitoria, dio inicio a la primera guerra carlista (un enfrentamiento entre los carlistas, partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbón y de un régimen absolutista, y los isabelinos o cristinos, defensores de Isabel II y de la regente María Cristina de Borbón).

En julio de 1834, y a pesar de estar vigilado, consigue llegar a Francia y, con la ayuda de contrabandistas vascos, entrar en Navarra para unirse a las tropas de Tomás Zumalacárregui

A partir de ese momento, don Carlos pasa años huyendo de un lugar a otro. Primero, se marcha de Portugal para deshacerse del acoso sufrido por el general liberal Rodil y se establece en Londres. En julio de 1834, y a pesar de estar vigilado, consigue llegar a Francia y, con la ayuda de contrabandistas vascos, entrar en Navarra para unirse a las tropas de Tomás Zumalacárregui, quien será el general jefe de su ejército en el Norte.

Tras una primera fase en la que se dedicó a huir de sus perseguidores liberales, don Carlos pudo establecer una corte, la cual fue moviendo de un lugar a otro en función de los avances militares, y pasando por Oñate, Estella, Tolosa o Durango. Sin embargo, el fracaso del sitio de Bilbao y la muerte de Zumalacárregui, le obligaron a cambiar su estrategia, tratando de extender la guerra a toda la península; hasta que con la derrota en la Expedición Real se dio inicio a una fase de estancamiento de la guerra.

Más tarde, Carlos María Isidro de Borbón castigó a los que consideró responsables del fracaso de la expedición. Con el carlismo dividido, entre quienes querían poner fin al enfrentamiento bélico y los que querían continuar con él, el Borbón, traicionado por el general Maroto, tuvo que exiliarse a Francia, tras el Convenio de Bergara. Don Carlos abdicó sus derechos en su hijo mayor Carlos Luis, Conde de Montemolín, que adoptó el nombre de Carlos VI.

Sus últimos años los pasó en Bourges junto a su segunda esposa, la Princesa de Beira, y murió en Trieste en 1855; pero... ¿Qué le llevó a mudarse a esta ciudad italiana?

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¿Cómo y por qué terminó enterrado en Trieste?

Fue el gobierno del rey francés Luis Felipe el que le obligó a establecerse en Bourges, donde estuvo confinado ante las presiones del gobierno español. Le impidieron trasladarse a cualquier otro país hasta que abdicó en el mayor de sus hijos. Con esta abdicación, el gobierno francés pensó que ya no era tan importante vigilar sus movimientos y se pudo mudar a Italia.

Hasta Italia viajó don Carlos para ser acogido por Carlos Alberto de Cerdeña, fijando su residencia en el palacio Sallicetti de Génova. Vivió allí hasta el año 1848, cuando el proceso revolucionario desencadenado en dicho año le obligó a trasladarse a Trieste, ocupando parte del palacio que la duquesa de Berry tenía al final de la vía del Lazareto Vecchio.

Finalmente, don Carlos murió el 10 de marzo de 1855 y fue enterrado donde vivió sus últimos años, en Trieste, concretamente en la catedral de San Justo y por todo lo alto, como "Rey de España".