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¿Eres pobre por estar deprimido o estás deprimido y por eso eres pobre? Esto dice un nuevo estudio
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¿Eres pobre por estar deprimido o estás deprimido y por eso eres pobre? Esto dice un nuevo estudio

Una investigación profundiza en esa particular relación entre las enfermedades mentales y el hecho de tener poco poder adquisitivo, viendo ambas como un "círculo vicioso"

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Está claro que el dinero no da la felicidad, pero tener poco o estar en una situación de especial vulnerabilidad económica acaba pasando factura a la salud mental. Esto es un hecho, pero también sucede al revés: desgraciadamente, cualquier día enfermedades mentales como la ansiedad, la depresión o la adicción pueden llamar a tu puerta, haya o no un detonante detrás, y poco a poco tu capacidad para afrontar los gastos o generar ingresos (mantener el trabajo) vaya disminuyendo hasta el punto de hacerse insostenible.

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Human Behaviour ha profundizado en esa inseparable relación entre precariedad económica y salud mental, un "círculo vicioso" del que es muy difícil salir, como bien expresan los autores. "Ciertos problemas de salud mental pueden hacer que la situación financiera de una persona sea más que incierta", asegura Marco Boks, psiquiatra de la Universidad Médica de Ámsterdam y uno de los principales autores del estudio.

Estudios anteriores ya han demostrado esta peculiar relación, aunque ninguno ha podido desentrañar qué venía antes, si la pobreza o la enfermedad mental. Boks y sus colegas de la Universidad de Edimburgo (Escocia) y la Universidad de Módena (Italia) usaron la técnica de aleatorización mendeliana, un método muy útil para descubrir la causa y la influencia real de los factores de riesgo en una enfermedad, midiendo también otras variables como los genes.

"Estos hallazgos sugieren que la reducción de las desigualdades económicas y sociales podría conducir a una mejora de la salud mental"

"Descubrimos que trastornos como la esquizofrenia o el TDAH contribuyen de manera muy causal a la pobreza", concluye Boks. Y, de manera específica, la pobreza está muy relacionada con "trastornos como el depresivo mayor o la esquizofrenia". Los investigadores creen importante y necesario mejorar en políticas públicas que reduzcan la desigualdad económica para así reducir los casos de enfermedad mental.

"El estudio proporciona pruebas sólidas de la necesidad de examinar factores sociales como la pobreza al profundizar en el desarrollo de enfermedades mentales", recalca Boks. Por su parte, Mattia Marchi, psiquiatra de la Universidad de Módena, añade que estos hallazgos "sugieren que la reducción de las desigualdades económicas y sociales podría conducir a una mejora de la salud mental pública".

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En 2022, una de cada tres personas pobres en España (el 32,9%) tenía un trabajo remunerado, según datos de un informe elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES). Esto rompe el mito neoliberal de que solo son pobres aquellos que han tenido mala suerte o no han conseguido adaptarse al mercado laboral.

No gozar de un trabajo rentable (que la relación económica entre las horas de trabajo prestadas y el salario recibido arroje valores positivos) hace que cualquiera pueda estar expuesto a problemas de salud mental causados por la pobreza. Y, del mismo modo, hace falta mejorar los sistemas públicos de prevención y tratamiento de enfermedades mentales para no acabar gastando todos tus ahorros en psicólogos privados en una época en la que la inflación o la especulación inmobiliaria de las grandes ciudades no deja de mermar el poder adquisitivo de los trabajadores.

Está claro que el dinero no da la felicidad, pero tener poco o estar en una situación de especial vulnerabilidad económica acaba pasando factura a la salud mental. Esto es un hecho, pero también sucede al revés: desgraciadamente, cualquier día enfermedades mentales como la ansiedad, la depresión o la adicción pueden llamar a tu puerta, haya o no un detonante detrás, y poco a poco tu capacidad para afrontar los gastos o generar ingresos (mantener el trabajo) vaya disminuyendo hasta el punto de hacerse insostenible.

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