Hay un pueblo en EEUU que lleva 60 años ardiendo sin parar: esta es su historia

En el corazón de Pensilvania, Estados Unidos, se encuentra un pequeño pueblo llamado Centralia que ha estado ardiendo sin cesar durante los últimos 60 años. Este lugar, que en su día fue un próspero núcleo minero, hoy en día es una sombra de lo que fue, con un incendio subterráneo que parece salido de una novela de ciencia ficción.

Todo comenzó antes del Día de los Caídos de 1962, cuando un incendio en el vertedero local se extendió inadvertidamente a una mina de carbón abandonada. Los esfuerzos para extinguir el fuego fueron en vano, y pronto las llamas se expandieron por una descomunal red de túneles subterráneos.

El incendio alcanzó profundidades de hasta 300 metros, causando que gases tóxicos salieran a la superficie y creando hundimientos en el suelo.

A lo largo de los años, los residentes de Centralia comenzaron a notar los efectos devastadores del incendio. "Los gases tóxicos y el suelo que se desplomaba hicieron que vivir allí fuera insostenible". El Congreso de Estados Unidos finalmente intervino, destinando más de 42 millones de dólares para reubicar a los residentes. Hoy en día, la mayoría de las casas han sido demolidas y sólo quedan unas pocas en pie.

La situación en Centralia es tan extrema que el código postal del pueblo fue eliminado para disuadir a los curiosos. Las autoridades han bloqueado las carreteras que llevan al lugar para evitar que los turistas se acerquen demasiado a las áreas peligrosas. A pesar de que ha pasado más de medio siglo desde que comenzó el incendio, los expertos estiman que las llamas seguirán ardiendo durante al menos otros 250 años.