La forma de pedir la cerveza en España que saca de quicio a los camareros: no la digas si no quieres que te odien

Las reuniones en el bar son uno de los de los rituales estrella de nuestro país y uno de los planes más socorridos para aliviar en compañía de amigos el estrés acumulado en el trabajo. Sin embargo, los trabajadores del mundo de la hostelería tienen que aguantar a menudo, y durante jornadas maratonianas, a unos clientes que no siempre ayudan a sobrellevar el duro trabajo de cara al público.

Dejando un lado la mala educación que pueden tener algunas personas, existen otras lindezas que también pueden sobrecargar al personal de los establecimientos. Hablamos de las famosas frases hechas o gracietas con las que algunos consumidores pretenden arrancarle una sonrisa al camarero de marras, desconociendo quizás un dato: que está harto de oírlas.

La lista de frases es interminable, pero la archiconocida «ponme otra cerveza que este vaso tiene un agujero» ocupa un lugar privilegiado en la lista. Jesús Soriano, camarero desde los 16 años y gran conocedor del sector, lleva años compartiendo a través de su cuenta soycamarero algunas de las anécdotas más insólitas, divertidas o, directamente, bochornosas con las que se ha encontrado. Esta vez dedica un post a los chascarrillos más habituales haciendo hincapié en el ‘cuñadismo’ de algunos clientes que parecen no darse cuenta de la poca gracia que tienen.

“Si por cada vez que escucho esta broma me dieran 0,50€, ya tendría yo un Porsche aparcado en la puerta del bar”, dijo una camarera asidua a comentar en la cuenta de Jesús. Otro usuario añadía: “Esa frase es de viejunos, ya lo decía mi abuelo”. Lo que parece claro es que quizás haya que hacer un lavado de cara a estas frases algo desgastadas que, además de haber perdurado en el tiempo, también han atravesado nuestras fronteras. "Soy camarero en Alemania y esa frase es mundial”, decía otro usuario ante la sorpresa de todos.

Desde su publicación, el número de visualizaciones roza el 184.000 y los comentarios que se acumulan se dividen entre los que secundan la indignación del usuario y los que, por el contrario, se muestran algo más molestos. Entre los del primer grupo hay quienes sacan a relucir algunas perlas del pasado como «¡niño!, la dolorosa», mientras que en el segundo hay algunos internautas que no entienden a qué viene tanto alboroto: “a ver si vamos a tener que ir al bar como si estuviésemos en un velatorio”.