IA en movilidad, protección de datos... Posgrados para especializarte en los puestos más demandados

El impulso que ha recibido en los últimos años el proceso de transformación digital, a causa de las exigencias de la pandemia y las políticas de la Unión Europea, ha provocado desequilibrio en el mercado laboral. De esta forma, pese a que la tasa de desempleo general supera el 12%, cada año se quedan vacantes miles de empleos técnicos en nuestro país, según recoge el informe de la Fundación VASS ‘Empleabilidad y Talento Digital’. Solo en el último curso, el mercado ha contratado entre 35.000 y 40.000 profesionales de estas características, dejando 7.000 puestos sin cubrir, aunque la brecha podría crecer en la próxima década, tal y como recoge otro estudio elaborado por la consultora PwC en colaboración con el World Economic Forum. Concretamente, el texto —que tiene por título 'Upskilling for Shared Prosperity'— habla de la creación de más de 220.000 puestos de trabajo y un impacto económico que colocaría a España como el país de la UE más beneficiado y el cuarto de la OCDE en términos de crecimiento económico.

Ante la magnitud de estos datos y la oportunidad que presentan, cabe preguntarse qué clase de empleos son aquellos que genera o potencia la digitalización y a qué actividades afectan en concreto. Por un lado, el estudio ‘Radiografía de las vacantes en el sector tecnológico. Digital.ES’, de la Asociación Española para la Digitalización, confirma que el déficit de expertos “afecta especialmente al ámbito de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)”, en sus diferentes variantes —‘big data’, inteligencia artificial, ciberseguridad o desarrollo de software, entre otras muchas—, y especifica que sus profesionales “cobran más de 37.000 euros al año” o, lo que es lo mismo, “casi 11.000 euros más que la media nacional”.

En la próxima década, la digitalización podría crear mas de 220.000 empleos para los que se requerirá una formación superior específica

Por su parte, desde el ámbito académico, se destaca la transversalidad de este proceso digitalizador. Para José Ignacio García Pérez, rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), “no se puede hablar de un sector en concreto, sino de un movimiento que va desde la agricultura, el turismo o los servicios, hasta cualquier otro tipo de actividad profesional”. Bajo su perspectiva, “el talento digital no se limita a la ingeniería como, a priori, cabría esperar”, sino que, según los informes del Observatorio UNIA, “lo digital es requerido en cualquier especialidad: desde las Humanidades hasta las Ciencias Experimentales”. A este respecto, el responsable añade que “existe una gran necesidad que debe ser atendida desde la formación superior”. Como ejemplo, precisa que la institución educativa que representa ofrece títulos de ‘big data’ a estudiantes de ADE o Farmacia, si bien no son “perfiles tradicionalmente asociados a las TIC”.

Especialización para acabar con la brecha formativa

En el área de transformación digital, esta institución educativa cuenta actualmente con diez títulos propios que abarcan materias como el ‘machine learning’, el ‘big data’, el uso de datos para la toma de decisiones empresariales, la utilización de la inteligencia artificial aplicada a la movilidad u otros sobre digitalización en materias de energía y salud. “A ellos sumamos los de análisis de datos para la investigación en Humanidades y Ciencias Sociales o los diplomas en marketing digital, comercio electrónico o protección de datos, que son igualmente facetas clave de todo este proceso y requieren de formación especializada”, matiza García Pérez. Para completar esta oferta, a nivel oficial, cuenta con títulos sobre inteligencia de datos aplicada a la biología, economía y computación o sobre digitalización en firmas energéticas, turísticas, agroalimentarias o del sector sanitario.

Así, la universidad lucha contra uno de sus grandes hándicaps en la actualidad: la llamada ‘brecha formativa’. “Esta existe porque poner en marcha cualquier título lleva bastante tiempo, ya que debemos garantizar la máxima calidad. Sin embargo, este desequilibrio será menor si logramos tender puentes que permitan introducir de manera flexible en la fase formativa los requerimientos y retos que tienen las compañías”, apunta el rector de la UNIA. De este modo, García Pérez explica que "para desarrollar nuestros grados y posgrados, se habla con entidades profesionales directamente, así como con la Administración y el propio profesorado. Entre todos afinamos a la hora de detectar las necesidades y trazamos unas líneas de actuación enfocadas a atenderlas". Estas sinergias unidas a la formación dual, modelo con el que se aprende a partes iguales en el aula y la empresa, ayudan, según el rector, a allanar el camino.

El otro gran foco de la brecha formativa es el rechazo de algunos trabajadores al ‘reskilling’ (recapacitación en español), razón por la que el rector reclama “un cambio de mentalidad en la sociedad”. “La universidad es un lugar al que se debe volver para seguir creciendo y especializándose porque las necesidades profesionales no paran de evolucionar a lo largo de toda la vida laboral y es necesario adaptarse rápido a estos cambios”, advierte. En esta línea, la universidad andaluza ofrece un programa de títulos enfocados a la digitalización y, en algunos casos, “esta formación se realiza a petición de las propias compañías u otras entidades. Tenemos acuerdos con los servicios andaluces de Empleo y Salud, para formar a sus directivos y trabajadores, así como impartir nuevos títulos como el de Enfermería Avanzada, por ejemplo”.

¿Y qué ocurre con el profesorado? En palabras de José Ignacio García Pérez, rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), “uno de nuestros principales avales es la calidad de nuestro profesorado, ya que tenemos a algunos de los primeros espadas de muchas disciplinas, con foco en Andalucía, pero también en el resto de España y el mundo”. Precisamente, en lo que a formación docente ser refiere, cuenta con un plan especializado en herramientas y metodologías que optimizan el proceso de enseñanza-aprendizaje. “Hace algunos años abrimos este programa al resto de profesionales educativos porque, como entidad pública, nuestra vocación de servicio pasa por contribuir con el avance de la sociedad en cualquiera de sus fórmulas”, explica.