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El reto de encontrar la vocación: cómo debería ayudarte la universidad
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DE LAS AULAS AL MUNDO LABORAL

El reto de encontrar la vocación: cómo debería ayudarte la universidad

Elegir una carrera es solo el primer paso hacia el futuro profesional, pero en ocasiones no es hasta más adelante cuando se encuentra el propósito. Potenciar el autoconocimiento en la etapa formativa podría ser clave para facilitar el proceso

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El 85% de los empleados a nivel internacional considerarían un cambio completo de carrera si esta fuera más significativa, según el último Barómetro Internacional Cegos ‘Transformaciones, competencias y aprendizaje’. Y es que la búsqueda de sentido en la vida laboral está ganando cada vez más peso: los trabajadores quieren sentirse realizados a través de la actividad que desempeñan.

Teniendo en cuenta que el trabajo es uno de los ámbitos al que más tiempo se le dedica en la vida -sino el que más-, no es de extrañar que la gran mayoría de las personas quiera cumplir su propósito a través de él. Lograrlo, sin embargo, depende de diferentes factores y muchos de ellos tienen su origen en la etapa formativa, que comienza en el momento de elección de la carrera profesional, a una edad muy temprana y, en ocasiones, con un conocimiento muy escaso de los diferentes sectores o, incluso, de los talentos propios. Además, se generan muchas dudas y miedos sobre si la elección será la correcta o no. En este punto el papel de los educadores en la orientación de los alumnos toma especial relevancia pero, ¿qué se está haciendo desde los centros educativos más allá de lo académico?

Hablamos con Marta Montojo, Directora del Departamento de Carreras Profesionales de la Universidad Francisco de Vitoria, sobre ello y señala que uno de los primeros pasos para ayudar a los jóvenes en este sentido es la orientación preuniversitaria “nosotros contamos con el Summer Campus para que los alumnos puedan vivir durante unos días la experiencia universitaria y conocer más de cerca las diferentes carreras”, explica. También realizan talleres y cuentan con profesionales que orientan de manera individual a los estudiantes para ayudarles a elegir el grado universitario que mejor se adapta a su vocación profesional.

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Pero, como decíamos, este solo es un primer paso hacia el futuro profesional del alumno, que se irá definiendo poco a poco a lo largo de la carrera y que tendrá como mejor aliado la búsqueda de autoconocimiento. “Conocernos y bucear en quienes somos, cuáles son mis fortalezas y debilidades, es un primer paso para el camino de crecimiento. Sin saber quién soy y cómo soy difícilmente podré dar pasos que me permitan avanzar a quién estoy llamado a ser”, afirma Montojo.

La búsqueda de la vocación

En el transcurso del periodo formativo las diferentes asignaturas, actividades y prácticas pueden permitir al estudiante acercarse a sus talentos y a aquello que considera que se le da bien o le gustaría hacer a nivel profesional en un futuro. Sin embargo, no siempre es así y contar con formación específica dedicada a ello, más allá de lo académico e independientemente de los estudios, puede ser muy útil.

“Es necesario que el alumno busque la verdad en sí mismo, aquello para lo que puede servir mejor a la sociedad, que se pregunte quién es, cómo es, cuál es la vocación”, indica Montojo. “Para ello es importante la formulación de preguntas movilizadoras que le hagan reflexionar sobre cómo puede poner en juego sus cualidades y talentos para así avanzar con coherencia y autenticidad. No poniendo el foco solo en los resultados o en los fines sino en el proceso y en el camino, porque en él hay mucha riqueza y aprendizajes”.

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En la Universidad Francisco de Vitoria todo esto se materializa a través de un “programa de acompañamiento que se transversaliza a lo largo de todos los años de la carrera universitaria, estudien los alumnos lo que estudien”, explica Montojo. En primero cuentan con un asignatura centrada en las habilidades y competencias de la persona “en ella se ahonda en las cualidades con las que cada uno de nosotros hemos nacido y también en cómo las pongo en juego en relación con los demás a través del desarrollo de un proyecto transversal”, indica. En segundo, el foco deja de estar en el alumno y pasa a su relación con los más vulnerables a través de actividades de acción social de 50 horas por alumno para colaborar en alguno de los 800 programas ofrecidos por las ONG con las que colabora la universidad.

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A partir de tercero y cuarto se vuelven a plantear preguntas al alumno “pero en este caso por cómo puede desplegarse en un contexto profesional para que de la mejor versión de sí misma en una dinámica de contribución y aporte de valor a la sociedad desde ese propósito que encuentra para su vida”, señala.

El papel de los mentores

Cada vez es más habitual recurrir a coaches o cursos de asesoramiento a lo largo de la carrera profesional, especialmente ante cambios en los roles laborales. Sin embargo, no es tan frecuente hacerlo en una etapa previa, cuando todavía se están definiendo las preferencias profesionales. ¿Cuál es su función durante la etapa universitaria? “Aunque el propósito lo descubre cada uno, el mentor tiene la función de mirar al alumno con mucha profundidad, viendo en él cosas que quizá ni el propio alumno ve en sí mismo y plantearle cuestiones que le hagan reflexionar”, explica Montojo.

En este sentido, es fundamental que el mentor tome una posición de acompañante, pero que nunca condicione. “Debe tener una mirada muy posibilitadora, muy amplia y profunda de la persona que tiene delante, con un respeto absoluto, viendo su valor y singularidad”, explica Montojo y añade que su trabajo es “formular preguntas o propuestas, nunca dar un consejo o marcar la vida. Se trata de ayudar con delicadeza al alumno a ver más allá para tomar decisiones de sentido en su vida”. Así, conociendo las capacidades del alumno, el guía puede proporcionar herramientas útiles que lo animen a contribuir y aportar. Para ello, la universidad cuenta con un equipo de 300 mentores que acompañan a cada uno de los alumnos durante toda su etapa universitaria.

“Nosotros vemos el acompañamiento como una respuesta antropológica, el camino de la vida tiene muchas dificultades, entraña retos, obstáculos, sufrimientos, barreras y también muchísima belleza y tener a alguien al lado que te ayude a descubrirlo creemos que es vital para avanzar”, concluye.

El 85% de los empleados a nivel internacional considerarían un cambio completo de carrera si esta fuera más significativa, según el último Barómetro Internacional Cegos ‘Transformaciones, competencias y aprendizaje’. Y es que la búsqueda de sentido en la vida laboral está ganando cada vez más peso: los trabajadores quieren sentirse realizados a través de la actividad que desempeñan.

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