Un español pasa dos años viviendo en Irlanda y al volver alucina con cómo ha cambiado su país

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Nacho Barrueco, un joven español que ha pasado los últimos dos años residiendo en Irlanda, ha compartido sus sorprendentes impresiones tras regresar brevemente a su país. Barrueco, quien ahora va a iniciar una nueva etapa en Nueva York, se ha quedado asombrado con los cambios que ha notado en su tierra natal durante su corta estancia en Madrid y Barcelona.

"¿Qué coño pasa en el centro de Madrid, tío?", comenta Barrueco al hablar del tráfico en la capital. Según él, la situación ha empeorado significativamente en los últimos dos años: "Hace dos años, no era así, yo me acuerdo de que sí, que había mucho tráfico, mucho pipipi, pero ahora están locos, los conductores son unos psicópatas, , como si fuera el GTA histórico".

"El otro día pasé por Gran Vía y me empecé a fijar que hay una barbaridad de gente que viste de manera alternativa... Superextravagante"

La moda también ha captado su atención. Paseando por la Gran Vía madrileña, observó un cambio notable en el estilo de vestimenta de las personas: "Tío, el otro día pasé por Gran Vía y me empecé a fijar que hay una barbaridad de gente que viste de manera alternativa... Superextravagante". Barrueco señala que, aunque siempre ha habido personas con estilos únicos, ahora es algo mucho más común.

Presencia latinoamericana

Otra observación interesante de Barrueco es la creciente presencia de latinoamericanos en Madrid y Barcelona: "Siempre ha habido un montón de gente de Latinoamérica en España, sobre todo en las grandes ciudades, pero yo no recuerdo hace dos años o más que hubiera tanta exageración de gente de Latinoamérica, que son superbienvenidos siempre y cuando vengan a aportar, pero me ha llamado la atención".

Finalmente, Barrueco se refiere a la cantidad de personas que describió como "NPCs" y "gente ida de la olla": "Tanto en Madrid como en Barcelona, una exageración de NPCs, tío, y de gente ida de la olla en plan de chillidos, de ladridos por la calle, de un tío poniéndose a hacer flexiones en mitad de una fuente".

A pesar de estas observaciones, Barrueco concluye que España sigue siendo un país excepcional, aunque no deja de expresar su sorpresa por los cambios que ha encontrado en tan poco tiempo.