La costumbre más loca de los finlandeses, según esta española que lleva 12 años allí: "Te llena el negocio"
Aunque son muchos años en este país del norte de Europa, Anna Mateo no deja de sorprenderse con un hábito que realizan sus habitantes de lo más peculiar
Finlandia, un país conocido por su diseño minimalista, su amor por la sauna y su naturaleza impresionante, también tiene una peculiar obsesión: los cubos de plástico vacíos. Anna Matea, una española que lleva doce años viviendo en el país nórdico, revela esta extraña fascinación en su reciente vídeo de TikTok, explicando cómo estos objetos se han convertido en una especie de fenómeno cultural.
"Cada vez que abre una tienda nueva, atraen a los clientes con cubos", comenta Matea en su vídeo, visiblemente asombrada por esta práctica. No importa si es un supermercado, una ferretería o incluso un concesionario de coches; en Finlandia, regalar cubos es una estrategia de marketing que nunca falla. "Cuando un concesionario de coches lanza alguna oferta, regalan cubos", añade, subrayando la omnipresencia de estos recipientes en las promociones comerciales.
Esta obsesión no se limita solo a las aperturas de tiendas. Según Matea, los cubos también son un incentivo en excursiones y eventos. "Que se organiza un viaje en autobús a una tienda nueva con el ticket del autobús, te dan un cubo", relata, con cierta incredulidad. Incluso durante la temporada de naranjas, los supermercados ofrecen cubos gratis para que los clientes los llenen de fruta, la cual sí deben pagar.
La fascinación de los finlandeses por los cubos es tal que ha llegado a convertirse en un tema de broma en la vida cotidiana de Matea. "El día de la cena del presidente, siempre le hago la misma broma a mi marido: ¿Crees que este año el presidente les va a regalar cubos a sus invitados?", cuenta, aunque admite que a su esposo no le hace tanta gracia como a ella.
Lo más curioso de esta historia es que, a pesar de la simplicidad y aparente banalidad de los cubos, su popularidad es indiscutible. "Tú les ofreces un cubo a los clientes y se te llena el negocio de gente", asegura Matea. Puede que no vendan coches, pero los cubos desaparecen rápidamente de las estanterías.