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  1. Alma, Corazón, Vida

CONVERSACIONES ENTRE AMIGOS

Nada une más que un problema, pero cuidado: retroalimentarlo y rumiarlo mata la relación

Los vínculos se fortalecen cuando dos personas pasan por una dificultad, pero hay que salir de ese estado mental cuanto antes por el bien de la relación

Foto: iStock.

Es cierto que, cuando contamos un problema a alguien, tenemos la percepción de que el problema disminuye, a no ser que sea muy grave. Al poner palabras a los pensamientos y sentimientos, estos pierden gran parte de su envergadura, ya que una opinión sincera o la mera validación de los mismos suele contribuir a relajar la preocupación. Las relaciones afectivas, al fin y al cabo, se construyen a partir de estas confesiones íntimas que ahondan en la parte más profunda de uno mismo, y es por esto mismo que acabamos desarrollando poco a poco cariño por las personas que nos escuchan y escuchamos.

El nivel de profundidad emocional es una de las variables que más determinan la calidad de una relación y, por ello, aumenta la necesidad de protegerla. Vamos depositando en los demás pequeñas partes de nosotros mismos, y acabamos estableciendo una especie de clasificación afectiva que nos lleva a privilegiar ciertos planes o cierta gente por encima del resto de opciones. Los amigos se eligen, pero también vienen dados por una situación determinada; de ahí que haya tantas amistades del pasado que ya no volverán a ser como antes, aunque el afecto siga persistiendo.

El presente importa, y si aumenta nuestra confianza en alguien cuando le contamos un problema, el hecho de afrontar juntos un conflicto o estar en la misma posición de inferioridad, hará que la relación despegue de forma exponencial. Puede ser un mal jefe o un amigo en común que está amargando la vida al resto. En cuanto surge esa vicisitud y se afronta de manera conjunta, el vínculo se fortalece de forma instantánea. Pase lo que pase, estáis juntos contra eso que tanto os molesta, os duele u os hace perder los papeles.

"Es posible que la mayor parte de vuestras conversaciones, o todas, giren en torno a las partes malas de vuestra vida, lo que resulta muy negativo"

Lo explica muy bien Héctor G. Barnés, periodista de este periódico, en su libro Futurofobia, quien se refiere a este tipo de amistades como "amistades Vietnam", inspirándose en los personajes de las películas bélicas que acaban desarrollando una fuerte amistad. "Hay un punto de amistades fuertes, que permanecen contra viento y marea, pero el resto responden a un lugar y un momento determinados, y con frecuencia se establecen en contra de algo o de alguien", escribe.

La co-rumiación

En 2002, Amanda Rose, psicóloga del desarrollo de la Universidad de Missouri, acuñó el término "co-rumiación" para describir ese tipo de relaciones que, de tanto pensar y recrearse conjuntamente en lo negativo, porque las cosas se dan así o no les queda más remedio, acaban volviéndose perjudiciales. Puede que el hecho de vivir un Vietnam junto a otra persona os haga estar más cerca desde el punto de vista emocional, y en realidad así es, pero si no conseguís salir de esa situación desfavorable a tiempo, es muy probable que ambos os influyáis de manera negativa, empeorando el conflicto o haciendo cada vez más difícil que salgáis de él, aunque sea mentalmente, lo cual ya es mucho.

"Las personas siempre recurren a lo mismo a la hora de gestionar los problemas: hablar todo el rato de ello y centrarse en lo negativo"

El término "rumiar" en psicología ya tiene de por sí una gran connotación negativa, referido a aquel pensamiento o emoción de la que no te puedes despegar, adquiriendo un tono ansioso o depresivo. Cuando tenemos un problema, es lógico que eclipse todo lo demás. Lo más adecuado es enfrentarse a él para ver si tiene solución o, en caso contrario, empezar a aceptarlo. Sin embargo, lo peor sucede cuando se enquista, no solo el problema en sí, sino nuestra actitud respecto al mismo.

"Cuando te enfrentas a decisiones importantes, es normal querer recibir el apoyo de las personas más cercanas y resolver la situación con ellas", asegura Shayla Love, quien ha escrito a propósito de estas amistades Vietnam en un artículo reciente de la revista Aeon. "En una amistad basada solo en la corumiación, es posible que la mayor parte de vuestras conversaciones, sino todas, giren en torno a las partes malas de vuestra vida, repitiéndolas una y otra vez, pensando en cómo se dieron y cuáles serán las consecuencias, enfocándote solo en las emociones negativas".

Por otro lado, es muy fácil engancharse a este tipo de conductas. Un estudio realizado por Rose en 2007 demostró que los niveles de co-rumiación entre amigos redundaron en una mayor calidad de la amistad, pero también en un aumento de los síntomas de ansiedad y depresión entre ellos, lo que a su vez producía más situaciones similares de las que no podían ni querían salir. "La co-rumia es un gran refuerzo social, pero en realidad puede debilitar nuestra capacidad de regulación emocional", admite Lindsey Stone, profesora adjunta de psicología de la Universidad Georgia Southern, quien también ha realizado estudios sobre este tipo de relaciones. "Esto se debe a que las personas siempre recurren a lo mismo a la hora de gestionar los problemas en su vida: hablar todo el rato de ello y centrarse en lo negativo, lo que desplaza la búsqueda de soluciones o practicar estrategias para afrontarlo".

La importancia de divertirse

Lo mejor, ante este tipo de contextos, es intentar buscar el respaldo social en otras personas con las que poder hacer planes diferentes o que tengan una intención activa de no comentar una y otra vez el mismo problema. La dificultad también estriba en que es difícil identificar este tipo de relaciones, ya que a corto plazo nos hacen sentir bien al estar en el mismo barco. Para dilucidar cuáles están cerca de convertirse en un problema, lo mejor será reflexionar sobre cómo te sientes después de cada encuentro. Si percibes que te encuentras más ansioso o negativo, puede que sea hora de tomar distancia e intentar probar cosas nuevas.

"Deberíamos poder compartir los momentos y sentimientos difíciles con nuestros amigos más íntimos, ya que al hacerlo nos acercamos más a ellos", concluye Love al final de su artículo. "Pero, para evitar quedarnos atrapados en la sombra de una relación co-rumiante, recuerda salir de ella de vez en cuando y crear otro tipo de vínculos a partir de las cosas que más te alegran de la vida, no solo de las penas".

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