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  1. Cultura

Lenguaje popular

De dónde viene la expresión 'Arrieros somos, y en el camino nos encontraremos' y qué significa

El diccionario popular está repleto de refranes y frases hechas con expresiones concretas para situaciones muy específicas, en las cuales, en ocasiones, es difícil conocer su origen.

Los arrieros pertenecen a una profesión prácticamente extinta (EFE/Iván Fontbella)

El lenguaje castellano es reconocido en todo el mundo por su riqueza y singularidad. La diversidad de palabras que contiene es especialmente significativa, las cuales se emplean para construir las frases que pronunciamos o escribimos cada día. No obstante, también hemos de tener en cuenta la gran cantidad de frases hechas y expresiones de la sabiduría popular que llevan entre la población durante varias generaciones y que poseen un significado figurado para algunas situaciones concretas.

Una de las más escuchadas y utilizadas de manera cotidiana es la expresión ‘Arrieros somos, y en el camino nos encontraremos’. Muchos individuos espetan esta frase hecha casi diario. Sin embargo, son pocos los que conocen su verdadero origen y la razón por la que se utiliza en ciertos momentos.

Según postula el refranero del Instituto Cervantes, este dicho popular se utiliza como una respuesta tras recibir un agravio o un comportamiento opuesto de otra persona. Se suele emplear como una amenaza o advertencia ante la negativa de alguien cuando le pedimos ayuda. Su significado implícito refiere a que, cuando ese individuo que nos ha negado su colaboración necesite que se le eche una mano, se le devolverá el gesto de la misma manera a modo de venganza.

Origen de la expresión

Esta expresión encuentra su origen en la profesión de arriero, prácticamente extinta en la sociedad actual. Su etimología proviene de la interjección ‘arre’ usada para estimular el paso de los caballos o de especies similares. Las personas que ejercían este oficio se encargaban de transportar mercancías entre localidades con ayuda de animales de carga, como pueden ser las mulas o los burros.

Estos transportistas fueron muy valorados en la antigüedad, puesto que permitían y fomentaban el comercio entre localidades próximas. No obstante, eran frecuentes los desacuerdos entre arrieros que coincidían en el mismo pueblo. Por lo tanto, resolvían este tipo de conflictos en algún punto del camino que, debido al constante tránsito, no era extraño que volviesen a coincidir.

Varios expertos opinan que esta frase hecha se pudo haber originado como tal en la comarca leonesa de Maragatería. Los arrieros solían negociar en los municipios ubicados entre León y Madrid. Allí era muy frecuentes que dichos comerciantes se sintiesen engañados por los comerciantes madrileños. Su enfado era tal que empleaban esta amenaza contra ellos con el objetivo de vengarse.

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