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VIGÉSIMO DÍA EN EL TOUR DE FRANCIA

Pogacar no descansa y entra en dimensiones 'merckxianas' en la última etapa de montaña

El ciclista esloveno acabó con el sueño de Carapaz y Mas de hacerse con la victoria y, pese a llegar a los últimos metros junto a Vingegaard, fue capaz de escaparse para volver a vencer

Pogacar es, ahora mismo, imbatible. (Reuters/Stephane Mahe)

Se nos acaba el Tour y mira qué lejos de París. No había pasado nunca, en toda la historia, así que es asunto novedoso, ¿eh? Para la Côte d'Azur, que tira el pelotón, para el Promenade y esas cosas. Solo que será este domingo, pues este sábado tocaba el último parcial en línea. Desde 1989, no terminaba el Tour con una crono. Quedaron escaldados, los franceses, aunque de aquella, creo, querían más franceses la victoria de Greg que la del gafitas. Desde entonces... paseos más o menos bochornosos en los Elíseos y un par de cosas potentes, como aquello de Vino e incluso algún Tour de Indurain, que Chiappucci curraba a diario.

Pero eso será este domingo, que este sábado tocaban montes. Bueno, a ver, montes... Alpes Marítimos, pero más marítimos que Alpes. Subían Braus, que es puerto mítico de la Grande Boucle, uno de los que domeñó Vicente Trueba (y eso da galones). Precioso, aunque puerto menor. Como Turini, que huele menos a Tour que a rally ochentero (también te digo, en este Tour hemos tenido muchas etapas de Grupo B), huele a Carlos Sainz con los focos encendidos, huele a recreativa un martes al salir del cole. Otra vez... duro, pero... Después Colmaine, después Couillole. Dureza hay, no me malinterpreten, pero... Pero es que son ciento treinta kilómetros, pero es que son cuatro puertos duretes pero no monstruosos, no legendarios... Y, miren, esto es injusto, pero... Y que huele todo a París-Niza, tiene cierto aire a mes de marzo. Y París-Niza es una carrera preciosa (se han visto cosas bien chulas, allí, desde Kelly dominando hasta Hinault pegando golpes), pero no es, nunca será, la Grande Boucle... Ay.

Afortunadamente (al afortunadamente le ponen ustedes todas las comillas que quieran) llegamos a este final deslucido con bien de cosas decididas. El primer puesto lo tienen marcado desde Beille, el podio igual (Evenepoel ambiciona subir, pero es difícil), cuarto y quinto, que son Almeida y Landa, en puñado, el resto a trillones de horas. Almeida y Landa, por cierto, estarán atados de pies y manos, porque deben ayudar a sus líderes, y eso... Lo siento, no puedo seguir sin reírme, Almeida volcándose, es que te partes...

Y eso, que solo quedaba la victoria de etapa. No es premio menor, especialmente si piensan que Tadej está dejando solo las migas (y que dos esprínteres han logrado tres parciales cada uno) y el esloveno parecía estar a otras cosas. Así que grupo de escapados, nombres habituales: Carapaz, Enric Mas, Marc Soler tomándose un descanso en la redacción de su tesis sobre Kierkegaard, Tratnik, Kelderman, Tobias Halland Johannessen. Lo mejor de cada lugar. Ah, Richard sentencia la montaña con esta fuga, que bien merecida la tiene, si me preguntan a mí.

Por detrás, Remco que pone a su equipo, Remco que olió sangre danesa, Remco que quiere asaltar el segundo lugar del cajón entre Couillole y crono. Este viernes estuvo (a ojo) más entero que Vingegaard y eso los corredores no suelen perdonar. Sumen la escena tipo Corín Tellado de Jonas tras pasar la meta, con las lágrimas, el rostro desencajado, la psique rota... Quizá sea buena idea, sí, quizá sea buena idea. Tiene gregarios, tiene a Landa guardado para romperlo todo, porque Landa va quinto y se supone que el quinto puede romperlo todo, y tiene una facilidad para acoplarse en rampas no locas de mucho interés. Ser segundo o tercero puede parecer lo mismo, pero ya no es solo que esta Grande Boucle venga con aire de reivindicación para él, con aroma a 'igual en el futuro sí, porque puedo con Alpes y Piris', sino que mostrar ambiciones, querer desbancarse a uno de los ases de la modernidad revela la clase psique que distingue a un ganador. Aplauso para Remco, qué tres semanas más bien corridas.

Con todo... no piensen ustedes que el ritmo es de machacar cuerpos, de sofocos y torturas. Nada, marcheta y constancia. Ah, y para abajo vamos despacio no se nos caiga el líder. Mitad de la Colmaine y ataca Marc Soler, ansioso por tener una entrevista, por compartir sus impresiones, por exhibir buen rollito. Dura poco, y es una pena, porque yo quería ver esas declaraciones. Después de Soler empiezan los ataques y el más serio es de Richard Carapaz, que calza fuerzas de sobra. A su lado, Enric lo mira alucinado: 'Pero, ¿qué haces, priiiimo? ¿Pa' qué atacas de tan leeejos, qué estás intentando?'. Después, hay reagrupamiento y todo para la subida final, pero al menos nos hemos reído mogollón. La bajada es preciosa, a modo de apunte. Y La Couillole también. Un acierto estético, este final tan raro. Tres minutos con los buenos a principio de la última subida. Quince kilómetros. ¿Llegan? Diría yo que sí, dependerá de Tadej. Solo eso. Dependerá de Tadej.

En cabeza, Tratnik es el peón que sacrifican, porque Kelderman sube más y encima es neerlandés. Así que ritmo de Tratnik y empiezan a gotear ciclistas. A mí Tratnik me encanta, porque tiene pintas de cicloturista un poco vago, tiene patas de leer mucho y entrenar poco (aunque entrene mogollón). Pero el estilo, el aire... importa. Ojalá hubieran tenido cabeza en su escuadra, por cierto, porque la gestión que hacen de la fuga es absolutamente desastrosa. Ah, parece que quien más piernas trae es Enric Mas y pensé que nunca llegaría a escribirles esto, oigan. De hecho, se marcha en solitario casi sin darse cuenta al empezar Couillole, pero se detiene. Se detiene. Joder. Luego pega un latigazo, se le une Richard, entra Bardet (primer vencedor, quiere ponerse capicúa). Pero justo enlaza y vuelve a arrancarle Carapaz, que es muy furbo, que es listísimo. Bardet caído en combate, Enric se va con el ecuatoriano. Es para ellos dos, pareciera, porque quedan diez kilómetros y llevan dos veinte.

Pogacar no está por la labor

En el pelotón tira Hirt y guarda Landa, que trae recuerdos de Morcuera 2015, para escalofríos de Dumoulin. Menudo Tour lleva Domoulin, entre las declaraciones tontas y esto. Porque, cuando entra Landa, entra en plan: 'Vamos a cepillarnos al Tom, que es un poco pijo', y se quedan solo seis: Jorgenson y Vingegaard, Almeida y Tadej, Remco y Mikel. Eso hace Landa, que se agarra abajo, que es delirio de landismo, que es estética pura, que es cosa para no creerse, porque hacer una general acojonante a estos años es de guapos. Qué grande Mikel.

Siete a meta y minuto treinta, por cierto. No lo tengo claro, ahora, no lo tengo claro. Tampoco Richard, que ataca. Casi a la vez, ataca Remco, salen Tadej y Jonas, mira, ve, se para, dudas, entran los gregarios. Landa rezagado, Almeida tira con fuerza, gira el rostro, ¿persigue? Más bien asegura su puesto, que no engañas a nadie, Almeida, no engañas a nadie. Tadej pensando que es complicado no ganar la etapa, que qué difícil lo de no ganar etapa. Ah, están cerquita, pero entre Carapaz y Enric Mas se meten unos ataques gordísimos, como si tuvieran cuentas pendientes, como si tuvieran cuentas pendientes desde, no sé, igual algún puerto así cerca de Béjar.

Momento clave: cinco para meta, ataca otra vez Evenepoel, Vingegaard sale, el líder sale, Vingegaard remata, el líder a su rueda, sin resoplidos, sin estrés. Pogacar pensando lo difícil que es no ganar, again. Jonas tira, él a rueda. En nada ven a los escapados. ¿Deja la victoria a Vingegaard? Pogacar entra al relevo, colabora, el otro estaba riñéndole, cómo es que no pasas, ¿no ves que podemos descartar a Evenepoel? Tadej sonríe, relevín. Vuelve Jonas, codo de Jonas. Que nos pilla Evenepoel. Ay... Pillan a Carapaz y Mas, se queda rápido Mas. Pero merece un aplauso Mas y lleva unos días probando cosas, pero no ha trincado etapa, pero es que antes tampoco trincaba ganaba y era mucho peor. Aprieta el danés, aguantan Carapaz y Pogacar. Un kilómetro. Portet 2021, qué jóvenes fuimos. Carapaz out.

Ochocientos a meta, hay un imbécil corriendo al lado de los ciclistas y lleva pantalones cortos de color rosa chicle, porque siempre se puede hacer más el ridículo. En la tele le afean el gesto y la moto le pega un golpe. Bien por la tele, bien por la moto. Meta, Pogacar pastorea, Pogacar mira, Pogacar vigila a Jonas, Pogacar parece regalar la etapa a Vingegaard... solo que no, que acelera, que se va solo, que abre los brazos, Pogacar que gana su quinta etapa, que suma once en Grandes este año, que iguala el doblete Merckxiano de 1970, en general y parciales. Es con quien compite, es contra quien corre. Qué maravilla de ciclista. Me adelanto... me parece genial que disputase la etapa, porque esto es ciclismo profesional y aquí todos buscan la gloria y las victorias. Es su naturaleza, y debe honrarla, igual que Miguel honraba la suya de manera distinta. Son los tiempos que corren. Es la coronación del rey. Larga vida a Tadej Pogacar.

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