La bola de cristal de Fernando Alonso en Hungría o cuando el equipo al que arrasaba hizo doblete

Fernando Alonso estuvo a un tris de la famosa 33 en el Gran Premio de Mónaco de 2023. Al terminar aquella carrera, McLaren contaba con 17 puntos en total, por los 120 del español, quien tras Canadá sumaba ocho podios. En esta carrera de Hungría, los dos monoplazas británicos lograban el doblete, comandado por la victoria de Oscar Piastri, mientras Aston Martin sumaba un mísero punto con Lance Stroll. El espejo de la Cenicienta que refleja una cruda realidad.

No por ya conocida, la evolución del equipo británico desde el pasado año resulta descarnada con la referencia de McLaren. Alonso ha vivido en Hungaroring algunos de sus mejores momentos como piloto. Ahora, está resignado a una carrera de gestión burocrática y gris, en la que ni siquiera equipo y piloto estuvieron en la misma página estratégica.

La undécima posición de Hungaroring sugiere la continuidad de duros tiempos para la motivación, que solo parece alimentarse en el proyecto a largo plazo con Aston Martin para cuando cuelgue casco y guantes. "La clase media está muy apretada, aunque antes del parón me gustaría terminar en los puntos (en Hungría y Spa). Sería una buena señal de que el nuevo paquete funciona como esperábamos". Uno de Stroll, y gracias.

Quizás sea este el mayor logro de Fernando Alonso: encontrar ese combustible interior para soportar otra travesía por el desierto. Oscar Piastri ya ha ganado en su segundo año con McLaren. El español no lo consigue desde...2013.

De vuelta a la realidad

Desde Austria 2023, McLaren ha introducido una metralleta de evoluciones de extraordinaria efectividad. A diferencia de Aston Martin, empeñado en encontrar el rumbo perdido. "Creo que lo hemos visto con mucha gente. No somos solo nosotros solos. Hemos tenido problemas en términos de darle rendimiento adicional al coche y mantener las mismas buenas características, buen equilibrio, capacidad para manejar el coche en ciertos circuitos diferentes y diferentes condiciones ambientales", explicaba el viernes el director técnico, Dan Fallows, sobre el objetivo del programa de evolución ante el rumbo errático del trabajo en el AMR24.

Alonso explicaba el jueves sus dificultades para manejar este monoplaza. Si las evoluciones de Hungaroring pretendían ayudar a un comportamiento más predecible del coche más que a ganar carga aerodinámica y prestaciones, como se apuntaba desde el equipo, desde el exterior y a juzgar por el resultado de Hungaroring, solo los pilotos lo saben. Porque tras una prometedora clasificación, se devolvía a Alonso y Stroll a la realidad.

El español arrancaba con compuesto blando y se colocaba sexto. Superado pronto por Sainz, Alonso empezó a descolgarse de los seis primeros y encabezaba un enorme tren de monoplazas, aunque lanzaba mensajes positivos por la radio a su ingeniero. "Todo va mejor de lo esperado", en referencia a ese compuesto blando , con su cabeza puesta en el conjunto de la carrera.

"Hemos perdido la carrera con todos"

De repente, el equipo le llamaba a boxes en la séptima vuelta. Alonso no estaba de acuerdo, pero enérgicamente se le pidió entrar. Incluso tras volver a la pista, insistía en su desacuerdo. "No sé por qué hemos parado, pero ok". En su mente bailaron rápidamente las simulaciones y tuvo claro el desenlace de la prueba: "Lance está un segundo por detrás, si para, y Tsunoda, a tres y medio", le decía su ingeniero. "No quiero saber nada, hemos perdido la carrera con todos".

Pero Tsunoda superó después a los dos monoplazas verdes y se convirtió en su muro. Tras 30 vueltas con el medio, Alonso entraba por última vez y montaba el compuesto duro para el relevo final. Fue cuando Aston Martin intentaba disparar una última bala de impotencia.

Con peor neumático que Stroll por su primera parada, el equipo pedía a Alonso que dejara pasar al canadiense para que intentara superar al japonés. Ni eso. Al final, se le pedía a Stroll que devolviera la posición a Alonso, que rodaba cuatro segundos por detrás. A Stroll le pidieron que devolviera la posición en las últimas vueltas.... Al español le dio lo mismo.

"Lejos de nuestro alcance"

"En la vuelta siete paramos, y en la 8 ya sabía que no íbamos a puntuar". El asturiano recordaba la bola de cristal que había sacado durante la carrera y confirmaba el patrón de su monoplaza en 2024: el gran desgaste de neumático, una de esas virtudes perdidas frente al coche de 2023 que el propio Dan Fallows reconocía haber dejado en el olvido.

"Nuestro coche ha sido bastante agresivo con los neumáticos todo el año, tenemos mucho desgaste. Sabíamos que teníamos que hacer relevos más o menos parecidos en vueltas. En la cuatro o cinco dije en la radio que las ruedas iban mejor de lo esperado, y en la siguiente me mandaron parar, así que fue una sorpresa", lamentaba el asturiano, quien insinuaba la discrepancia frente a lo hablado en la reunión previa de estrategia, y que la carrera confirmaba.

Al final, más de lo mismo. "Tenemos que analizar los cambios que hemos hecho en el coche para llegar a Bélgica mejor preparados y con opciones de puntuar. Estará difícil, porque los cuatro equipos de arriba siempre puntúan. Solo quedan la posición novena y décima libres, está competido, vamos a tener que mejorar". Qué otro mensaje se puede predicar.

"Mi objetivo y mi deseo es encontrar la dirección y el camino adecuados de desarrollo del coche con mayor confianza en lo que hacemos para el periodo invernal y tener una campaña en 2025 más normal", explicaba Alonso antes de empezar el Gran Premio de Hungría. "En 2024, los cuatro equipos de arriba están lejos de nuestro alcance". El mismo mensaje que durante la segunda parte del año pasado: de nuevo, mirar ya hacia la temporada siguiente. Otro año de la Marmota. Entonces, miras hacia el podio... y ves a los dos pilotos de McLaren en lo más alto.