Lando Norris o cuando quieres ir de duro, pero quedas desautorizado y sin liderazgo

Cuando Carlos Sainz fue preguntado al final del Gran Premio de Hungría acerca de la polémica de su amigo Lando Norris, de si este debería haber devuelto el liderato a Piastri, el madrileño fue cristalino: "Si te han regalado la posición haciéndole el undercut a tu compañero de equipo, entendería que la tuvieses que devolver, porque esa posición no es tuya". Y seguramente Carlos, de haber estado en la posición del británico, habría obrado así. Es una simple cuestión de madurez que Norris demostró no tener en Hungría.

Si a la primera ocasión que Lando Norris fue requerido por la emisora, hubiera devuelto la posición a Piastri, ni se habría generado polémica, ni su imagen como piloto ganador se habría resentido. Era algo muy evidente, que la segunda posición de Piastri después de ir liderando toda la carrera era fruto de una decisión del equipo. No de una pelea ganada por méritos de Norris. A medida que avanzaron las vueltas y se fue elevando el tono de los requerimientos de McLaren a Norris, peor fue quedando su imagen.

Se puede debatir si la orden de McLaren de cara a la suma de puntos del campeonato es errónea. Se puede argumentar también que fue el propio equipo McLaren quien provocó la anómala situación en pista. Pero en nada cambia el fondo de la cuestión. Cuando has ganado una posición que no te corresponde por una decisión del equipo, no te corresponde decidir a ti lo que es correcto hacer. Y si el equipo te lo pide, obedeces y punto. No demuestras más carácter ganador negándote. Al contrario, tu imagen como líder del equipo ahora queda maltrecha.

No hay que ser de todos modos demasiado severos con Lando. Es un chaval joven con faltas de madurez propio de la edad y está tomando decisiones en un entorno de altísima presión y lleno de adrenalina. Y por si fuera poco lo anterior, le ha llegado esta situación después de varias carreras en las que se le acusa de ‘blandito’. Más o menos, que no tiene el instinto asesino que debe tener un campeón del mundo como Max Verstappen. Pero a Norris le debería bastar observar el lamentable comportamiento en pista y en la emisora de su rival el pasado domingo, para entender que el neerlandés a menudo es tan talentoso como poco ejemplar.

Superado por la situación

Los comisarios deportivos están teniendo con Max Verstappen una inexplicable manga ancha que tarde o temprano tendrá que parar. Es evidente que esta situación está haciendo mella en Norris, porque tan pronto lanza un ataque de indignación contra las malas artes de Verstappen en Austria, como unos días después deja a los pies de los caballos a su equipo al desdecirse de sus comentarios. Quién puede extrañarse ante esa disparidad de criterio que en McLaren a partir de ahora se digan: ‘La próxima vez va a pelear por ti ante los comisarios Rita’.

Y así vamos de inmadurez a inmadurez y tiro porque me toca. Si te viene incomodando que te tachen de blando, donde hay que responder es en la pista primero y sabiendo elegir bien cuando hay que marcar territorio a tus rivales. Y por supuesto, saber dominar a tu compañero de equipo, que, por otra parte, como se dice con frecuencia, es tu primer rival. Pero es que, por aquí, puede que vengan muchos de los problemas de Norris. Oscar Piastri es un piloto también de muchos quilates y lo tiene siempre muy cerca. Demasiado cerca podría decirse como para que se establezca una clara jerarquía de equipo.

La ventaja actual de Norris sobre Piastri es mucho más de experiencia que de velocidad pura. Por esta razón, el británico no puede permitirse el mínimo fallo, porque enseguida va a estar el campeón en Hungría para aprovecharlo. Fue Norris con su mala salida el que entregó la victoria a Piastri. Si el australiano estuviera muy por detrás de él en la parrilla no hubiera habido problema, pero verle apenas dos curvas liderando la carrera es comprensible. Pero es exactamente lo mismo que le sucedió a Carlos Sainz, que un fallo en la arrancada comprometió todo su Gran Premio. Duele, pero es clave tener la madurez para asumirlo.

Pero lo de Hungría no ha sido, ni mucho menos, la primera vez que se desquicia Norris con Piastri. El año pasado le dolió mucho que Piastri le ganara la carrera al esprint en Texas y que un debutante como él le superara en varias sesiones clasificatorias. Lo único que le faltaba para terminar de perder los papeles, es que en el momento de la temporada donde el McLaren se muestra como el mejor coche sea su compañero el que sume los puntos de la victoria y no él. Y Norris no es tonto. Sabe que aún queda toda una segunda mitad de campeonato y que, de seguir la tendencia competitiva de McLaren, Piastri también es un candidato al título mundial.

Aún queda mucho mundial

Lo normal será que Verstappen y Red Bull superen su bache y defiendan su título mundial, pero con la barbaridad de puntos que aún quedan por repartir y con el que es el mejor coche de la parrilla, hay partido en el mundial aún. Es demasiado pedir a estas alturas a Piastri que ejerza desde ya de escudero de Norris. Con los ánimos más fríos, o después de la reprimenda que le habrá dado el equipo, Lando entenderá que Piastri no iba a volver a hacer nunca nada más por él, si le hubiera robado de esa forma la que iba a ser su primera victoria en Fórmula 1.

McLaren sabe, también, que si no hubiera obligado a Lando Norris a devolver la posición, en ese mismo momento Mark Webber, el manager de Oscar Piastri estaría negociando la salida de su pupilo a otro equipo. Es fácil imaginar que Red Bull sería el primer destino donde la candidatura del australiano sería escuchada con sumo agrado. Olvídense de contratos firmados y demás. Unas órdenes de equipo a estas alturas de la temporada evitando una victoria conseguida en buena lid, es argumento sólido para rescindir un acuerdo.

Hay que relativizar todas estas pataletas radiofónicas con las que a veces nos sorprenden los pilotos de Fórmula 1. El afán competitivo saca, a veces, comportamientos fuera de lugar, pero hay que tener en cuenta también, que antes no se escuchaba nunca lo que se decía a través de la emisora. Lo que sí es un dato a tener en cuenta es el equivocado concepto de ‘chico duro’ que está permeabilizando en los cerebros de algunos pilotos. No se es más ganador, ni mejor piloto por hacer maniobras temerarias o desbarrar a través de la emisora.

Esa es la principal lección que debe extraer Lando Norris si quiere ser campeón del mundo en 2024: Donde hay que hablar es en la pista, hacerlo con contundencia y no dar la mínima opción a sus rivales, se llamen Max Verstappen o se llamen Oscar Piastri.