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OCTAVOS DE FINAL

La favorita, pese a su apatía, ya está en cuartos: Francia vence a Bélgica con un tanto de Kolo Muani (1-0)

Kylian Mbappé no puede brillar en un partido trabado y con pocas ocasiones de gol, y que se decidió por la mínima. El rival de 'Les Bleus' en cuartos será Portugal o Eslovenia

El remate de Kolo Muani rebotó en Vertonghen y acabó en la portería. (Reuters/Piroschka van de Wouw)

En un partido trabado y con pocas ocasiones, Francia eliminó a Bélgica, en su encuentro de octavos de final, al vencerle con un único tanto de Kolo Muani (1-0), que salió en la segunda mitad para sustituir a Thuram y convertirse en el héroe inesperado de la eliminatoria. Aunque no avasalló a su rival, la escuadra de Didier Deschamps tuvo más acercamientos a la meta contraria, y acabaron noqueando a los belgas con un único tanto, cuando todo parecía indicar que el encuentro se marchaba al tiempo extra. No fue un partido vistoso, pero a los galos les bastó para pasar a cuartos de final, donde se enfrentarán al vencedor del Portugal-Eslovenia.

Han cambiado mucho las cosas desde que estos dos países vecinos se enfrentaron en un partido de un gran torneo, en semifinales del Mundial de 2018. Los galos se llevaron el partido por la mínima, con el mismo resultado que en el encuentro de este lunes, y acabarían llevándose el Mundial de Rusia al vencer a Croacia en la final. Bélgica, por su parte, quedó en tercera posición en aquel torneo, tras derrotar a Inglaterra en el partido por el puesto de bronce. Visto con retrospectiva, dos informaciones dan fe de cómo todo se ha transformado de una manera impresionante pese a que solo han trascurrido seis años: el goleador del partido fue Samuel Umtiti, quien dio el pase al combinado de Didier Deschamps a la final; mientras que, en el otro bando, la estrella era Eden Hazard.

Ninguno de los dos jugadores –ni los aficionados– podían siquiera imaginar lo que pasaría con ellos poco tiempo después de aquellas tardes de gloria veraniegas de 2018: Umtiti pasó a la intrascendencia en la zaga blaugrana, y comenzó una serie de cesiones y traspasos que lo ha llevado, en la actualidad, a vivir días grises en el Lille. Por su parte, Hazard, una de las grandes estrellas del firmamento futbolístico en el final de la pasada década, fue fichado por el Real Madrid y, acto seguido, se convirtió en un exfutbolista: el belga es el peor fichaje de la historia del rey de Europa, y anunció su retirada hace más de un año. De estrella a estrellado en un tiempo récord. Tanto Umtiti como Hazard podrían pasar, en estas fechas de 2024, por ser futuros jugadores de la Kings League.

Respeto entre los contendientes

¿Se imaginan que Kylian Mbappé, ahora que ha fichado por el Real Madrid, comienza su particular hazardización y se convierte en filfa, en un futbolista intrascendente que cuenta menos en las rotaciones que, por citar un caso, Lucas Vázquez? Parece poco probable, pero podría funcionar como distopía firmada por Yorgos Lanthimos; una película que verían con mucho gusto en las oficinas del Nou Camp. Fue el nuevo jugador blanco, precisamente, el que disparó por vez primera al arco contrario, pero el esférico se marchó a córner, aunque el árbitro decretó saque de puerta. Un hecho que provocó las protestas del cuadro de Deschamps, y que le valió la amarilla a Aurelien Tchouaméni.

Mbappé celebra la victoria. (EFE/Christian Bruna)

El escritor decimonónico francés Gustave Flaubert quiso escribir una novela sobre la nada y, de haber visto a la selección de su país en esta primera parte, se hubiese inspirado con creces. El partido hizo gala, en sus primeros compases, de lo que ha sido Francia hasta la fecha en buena parte del campeonato: una selección que aglutina la pelota, pero que genera poco peligro y que, por ende, es capaz de aburrir al aficionado. No obstante, esta sensación no es nueva en el equipo de Deschamps, y lo cierto es que, a los galos, bajo la batuta del exjugador del Valencia CF o la Juventus de Turín, no le ha ido mal, con un palmarés que incluye un Mundial, una final de Mundial y una final de Eurocopa, así como una Nations League.

Bélgica, ante esta apatía del rival, parecía más o menos cómoda, agazapada atrás, sin proponer mucho peligro, pero no exponiéndose a riesgos innecesarios, esperando, quizás, una galopada protagonizada por su tridente ofensivo, formado por Openda, Doku o Lukaku. Resulta curioso, por cierto, el hecho de que el último de los atacantes citados se haya convertido en algo parecido a un hazmerreír en redes sociales, acusado de sus continuos errores. Lo cierto es que, como ha defendido Javier Roldán, Lukaku lleva siendo uno de los mejores delanteros del mundo prácticamente una década, como constatan de forma fidedigna sus cifras.

Los de Domenico Tedesco parece que empezaron a creérselo pasado el ecuador de la primera contienda, pero fue un espejismo, como cuando Haruki Murakami aparece como favorito para llevarse el Nobel de Literatura y nunca lo consigue. De hecho, la primera gran ocasión del encuentro fue para los franceses, con un cabezazo de Marcus Thuram que se marchó a fuera por poco. También Tchouaméni lo probó en dos ocasiones, aunque sus zapatazos se marcharon por encima del arco defendido por Koen Casteels. La sensación de inquietar el arco belga creció en los últimos compases de esta primera mitad, pero la verdad es que tampoco puede hablarse de asedio. El sueco Glenn Nyberg, colegiado del partido, decretó el final de una mitad que fue un tanto decepcionante.

Un gol al final resuelve el partido

La inercia del encuentro prosiguió tras el paso por los vestuarios, y los franceses continuaron avisando a su rival. Tchouameni, Thuram y Mbappé, tras un gran eslalon, inquietaron la meta de Casteels en los primeros diez minutos de la segunda mitad. El partido se oscurecía para los intereses belgas, y Tedesco empezó a mostrar caras de circunstancias. No ha sido una buena Eurocopa la disputada por el país de René Magritte: solo han podido ganar a Rumanía, perdiendo sin anotar contra Eslovaquia y empatando, de forma milagrosa, ante la ya eliminada Ucrania. Una tendencia triste, que dialoga con el papel que hicieron en el Mundial de Qatar, cuando el combinado lo entrenaba Roberto Martínez, donde quedaron apeados en fase de grupos. Ya van, por lo tanto, dos fiascos seguidos.

Se llegó al minuto 70 con la dinámica que había seguido el partido hasta entonces. Lukaku hizo trabajar a Maignan con un disparo escorado fuera del área, mientras que los franceses continuaban con su estrategia ante la imposibilidad de acceder al área contraria con peligro: asistir a Tchouaméni para que este trate de introducir la pelota en la red desde lejos. La prórroga empezaba a asomar en el horizonte de los 22 futbolistas sobre el césped. Mientras tanto, los bostezos se repetían en los graderíos y en los sofás de aquellos espectadores que han decidido dedicar esta primera tarde veraniega de julio a ver este encuentro de octavos de final, en el que el buen fútbol ha brillado por su ausencia.

Y así, en este clima de aparente conformismo, cuando nadie lo esperaba, llegó el gol que dio el pase a Francia a los cuartos de final. En una jugada trastabillada de los franceses, Griezmann consiguió colar la pelota entre las líneas, y ello permitió a Kanté asistir a Muani para que este, tras golpear su disparo en la pierna de Vertonghen –otro de esos viejos rockeros que van a enterrar a todos– anotase el 1-0. De nuevo, el mismo marcador que en aquella semifinal de hace seis años. No fue, ni mucho menos, un encuentro para enmarcar por parte de los franceses, pero, si esto fuese un combate de museo, los de Deschamps habrían ganado a los puntos. Portugal o Eslovenia serán la siguiente piedra en el camino para la dos veces campeona de Europa. Bélgica, por su parte, se vuelve a casa antes de tiempo, tras dejar una paupérrima imagen en el torneo.

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