La lección que le faltaba aprender a España en esta Eurocopa antes del milagro que nunca hizo

La Selección española ya está en cuartos de final de la Eurocopa, después de conseguir una meritoria victoria ante una Georgia que no se le puso nada fácil (4-1). El equipo nacional demostró carácter, corazón y cabeza para conseguir el triunfo ante una de las grandes revelaciones del campeonato bajo el diluvio de Colonia. Ahora, el combinado entrenado por Luis de la Fuente tiene ante sí uno de los retos más grandes de su historia: derrotar a Alemania... en su casa.

Será el viernes 5, a las 18:00 horas, cuando tenga lugar una final anticipada entre las dos selecciones que mejor fútbol están haciendo en este campeonato. Pero la misión es mayúscula para España, pues se medirá, ni más ni menos, que a la anfitriona del torneo, como todos los elementos que eso supone. Y hay uno de ellos que, históricamente, no le ha ido demasiado bien al combinado nacional: nunca jamás hemos sido capaces de ganar a la selección local.

A lo largo de la historia, España se ha enfrentado hasta en cinco ocasiones al país anfitrión de la Eurocopa. ¿El resultado? Nunca ha sido capaz de vencerlo. Nos sucedió en Italia 1980 (0-0 en fase de grupos), en Francia 1984 (2-0 en la final), en Alemania 1988 (2-0 en la fase de grupos), en Inglaterra 1996 (0-0, derrota en penaltis en los cuartos) y en Portugal (1-0 en la fase de grupos). Ahora, la Selección está ante su sexta oportunidad. ¿Será capaz de lograrlo?

España buscará ante la Mannschaft el milagro que no ha conseguido en toda su historia, un partido a vida o muerte que permitirá al ganador meterse en las semifinales del torneo. La fortuna ha querido que los dos equipos que mejor fútbol están haciendo en este campeonato, se vean las caras antes de la gran final y, sobre todo, que el ganador de este duelo salga reforzado como el gran favorito al título. Eso sí, aunque vaya por el lado más difícil del cuadro.

Pero, para España, la victoria ante Georgia tiene una lectura aún más positiva que la propia clasificación y es la manera de conseguirlo. La Roja es el único equipo capaz de ganar los tres partidos de la fase de clasificación: ante Croacia (3-0), con una lección de futbol; ante Italia, vigente campeona, firmando el mejor partido del torneo, pero pecando de falta de gol (1-0); y, ante Albania, con una unidad B que fue capaz de sacar adelante un partido complejo (1-0).

Sin embargo, España no sabía lo que era encajar un gol en todo el torneo y, aún más importante, no había tenido que remontar un partido. En este tipo de torneos tan cortos, a veces el favorito que llega volando a las eliminatorias cae la primera vez que se encuentra con una situación crítica. Que todo salga bien y sin sufrimiento, a pesar de lo que significa, no es buen síntoma pues, para ganar un título, hay que saber sobrevivir a los momentos malos con cabeza fría.

Eso es, precisamente, lo que pasó ante Georgia, en lo que puede ser considerada como la mejor lección que ha podido aprender España. Diluviando, en un partido teóricamente cómodo y en el que dominaba, un autogol de Robin Le Normand en la primera jugada de ataque de los georgianos complicaba a la Selección. Pero España dio una lección de madurez, tranquilidad y falta de nervios propia de un equipo ganador. Ahora, la Roja también sabe lo que es voltear un marcador adverso.

Lo ha conseguido, precisamente, en el momento más importante del campeonato, cuando ya solo vale ganar. España está preparada para la batalla y, en sus primeros cuatro partidos, ya ha sido capaz de demostrar que cuenta con registros suficientes como para afrontar los partidos con confianza. Solo le faltaba saber cómo iba a reaccionar tras encajar su primer gol y demostrarse que podía voltear un marcador adverso para seguir con vida en la Eurocopa. Una lección que ya ha aprendido.