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Francia, rival de España el martes

De la Fuente se traicionó a sí mismo, pero recibió vida extra: España ya cree en ganar esta Euro

Una terrible gestión de la Selección Española sobre el césped después de ponerse por delante a punto estuvo de eliminarla del torneo. Dani Olmo y Merino salvaron un proyecto que huele a campeón tras cargarse a la anfitriona

España se cargó a la favorita. (Reuters/Lee Smith)

Hito, leyenda, highlight para futuras generaciones... Golazo histórico. El tanto de Mikel Merino en el minuto 119 que supuso el 2-1 frente a Alemania y el pase a las semifinales de la Eurocopa se recordará por siempre, como aquel cabezazo de Carles Puyol que cambió nuestra historia futbolística allá por el 2010 en tierras sudafricanas. Hace 14 años, nadie podía predecir que sería un tanto de cabeza y a balón parado el que derrotase a los germanos. ¿Les suena?

Ayer, en Stuttgart, a ver quién era el guapo que anticipaba que sería un mediocentro, Merino, el que acabaría por ser delantero improvisado con un estético remate ante el Manuel Neuer solo pudo hacer la estatua. Un gol épico, una experiencia casi milagrosa (Enrique Iglesias dixit) que salvó de la tanda de penaltis a los españoles y dio una vida extra a Luis de la Fuente. Vayamos por partes.

De la Fuente es un hombre de la casa en la Federación Española de Fútbol. Años atrás, su buen hacer con las categorías inferiores anticipaban un futuro prometedor para el riojano. Luis Rubiales era su impulsor. Ya conocemos cómo acabó su relación. Sea como fuere, el seleccionador acabó llegando a la Eurocopa con un discurso ambicioso, que repitió hasta la saciedad: "No hay nadie mejor que nosotros".

Poca gente confiaba en el proyecto, huérfano de grandes estrellas del pasado como Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Iker Casillas, David Villa o Sergio Ramos. Pero De la Fuente sí. Él sí creía. Se presentó en Alemania con anhelo de victoria. Y, partido a partido, fue destapando el tarro de la genialidad. España ganaba y España convencía. Que si lo de Croacia podía ser flor de un día, que si la Italia más floja de la historia... De acuerdo. Pero ahí estaba la Roja mostrando el mejor juego de todo el torneo. Solo la anfitriona, Alemania, se acercaba a su nivel. Y ahí les citó el destino antes de lo previsto, unos cuartos con aire de final anticipada.

El banquillo de España celebra el tanto final. (EFE/EPA/Friedemann Vogel)

Durante 51 minutos, España demostró que era mejor equipo que Alemania. Puede que sin tantos nombres propios, pero un conjunto más sólido, solidario y, sobre todo, jugón. Y eso que Anthony Taylor, árbitro del encuentro, desquició a once españoles en el césped, a todo el banquillo y a varios millones desde el televisor. Insostenible el criterio de amarillas que ejerció el colegiado inglés, que solo se entiende con la dificultad que tiene sacar amarillas a la selección local. La Roja se reponía de las patadas, de la lesión de Pedri y de una grada que, lógicamente, apoyaba en tromba a los suyos. El gol de Dani Olmo certificó lo que se veía a nivel de juego: que España era mejor. A secas.

Entonces, cuando De la Fuente había conseguido lo más difícil, hacer creer al país en ganar la Eurocopa, se traicionó a sí mismo. La gestión post gol de España, tanto en el banquillo como en el terreno de juego, fue nefasta. El técnico riojano quitó a Lamine Yamal —al que no le hace falta haber marcado gol para convertirse en una de las grandes estrellas del campeonato— para dar entrada a Ferran Torres. Mala señal y mala indicación para los suyos, que entendieron que era necesario dar un paso atrás... Con media hora por delante. Agradeció el cable Alemania, que resucitó y encerró a la Roja. Pasó lo que tenía que pasar y un tanto de Florian Wirtz, después de varios avisos serios.

El rostro del seleccionador era un poema. Había desarmado la potencia ofensiva del equipo demasiado pronto. Donde estaban Yamal, Nico Williams y Morata, ahora se veía a Oyarzabal, Mikel Merino y Ferran Torres. De la España del vértigo y el descaro se volvía a la España que encadenaba pases sin peligro, en un baile interminable. Se necesitaba gol y solo un milagro podía salvar a la Selección de los penaltis, pese a volver a recuperar la pelota en la prórroga.

Una mano de Cucurella metió picante al asunto. Aunque la retransmisión no ofreció ninguna imagen de la jugada previa, un fuera de juego de Niclas Füllkrug evitó la pena máxima a favor de los alemanes. El milagro de De la Fuente fue el "corazón" de Dani Olmo, el futbolista español que dio un paso al frente: siempre pidiendo la pelota, siempre asumiendo responsabilidades. La foto se la llevó Merino (¡menudo remate!), el MVP, Olmo. Le debe sonar a su agente el móvil. Despedida (no soñada) para Kroos y España a semis.

Las consecuencias de la batalla fueron durísimas. Adiós a Pedri, a falta de confirmación de las pruebas, para todo el torneo; a las semis sin Le Normand y sin Dani Carvajal (partidazo del lateral, por cierto); y la mitad del equipo acalambrado y asfixiado. Habrá tiempo de recuperar hasta el próximo martes. Múnich será la sede de la semifinal, un paso más cerca de la Eurocopa. Hay vida extra para De la Fuente, todo el mundo tiene derecho a fallar en el césped. España ya cree y gran mérito de ello, es suyo.

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