La humildad de Nadal, la leyenda que aún quiere aprender de Alcaraz: "Me hace sentir más joven"

Este viernes, tendrá lugar la inauguración de los Juegos Olímpicos, sin duda, el gran evento deportivo del año. Muchos deportistas han trabajado muy duro durante toda la competición para lograr la clasificación a la cita parisina, donde se encuentran los mejores atletas de todas las especialidades. Las expectativas que hay puestas con España son muy elevadas, donde algunas previsiones colocan entre 20 y 30 medallas para la delegación nacional. Y hay dos deportistas llamados a esa pelea.

En el deporte, las cábalas no se suelen cumplir y dar por hecho que un atleta o un equipo van a conseguir un logro antes de competir, es un error garrafal. El que gana, siempre es el que lo merece y así se demuestra en la pista. Pero no es menos cierto que, cuando hablamos de Carlos Alcaraz y de Rafa Nadal, estamos hablando de dos de las grandes esperanzas de medalla de la expedición española. El rey y el príncipe, la estrella y el sucesor. Dos deportistas que están llamados a la gloria.

Sin duda, uno de los grandes morbos de los Juegos Olímpicos está en ver cómo se compenetrarán Nadal y Alcaraz como pareja de dobles. Los dos tenistas, a nivel individual, pelearán por hacerse con la presea olímpica. Un sueño que para el balear no será sencillo tras conocer que Djokovic le esperará en una hipotética segunda ronda. Pero, además, formarán una de las parejas más atractivas, por nivel de juego, del tenis mundial. Ninguno de los dos es un especialista en dobles, pero lo que han demostrado sobre la pista es suficiente como para saber que se entenderán a la perfección.

"Entiendo el morbo y la ilusión de vernos jugar juntos, pero eso no necesariamente debe traducirse en éxito. Pensar que se va a ganar, sería un error. Carlos no ha jugado muchos dobles y yo no he jugado ni muchos dobles ni muchos individuales. Eso sí, por características y estilo, hemos sido capaces de jugar bien cuando nos ha tocado", explicaba Nadal antes del comienzo de los juegos. El balear no ha dudado en rebajar las expectativas: ser favorito, hay que ganárselo en el barro.

Nadal ha conseguido 22 Grand Slam, a lo largo de su carrera, además de dos oros olímpicos, uno de ellos, en dobles junto a Marc López en 2016. Alcaraz, por su parte, ya suma cuatro grandes, a pesar de tener solo 21 años, y es su debut olímpico. Es la mezcla perfecta: la veteranía y el saber estar en pista de un tenista que lo ha ganado todo, junto a la juventud, el desparpajo y el atrevimiento de quien quiere seguir agrandando su palmarés. Es, sin duda, un dúo que ilusiona. Y mucho.

Alcaraz es un soplo de aire fresco para el propio Nadal, quien no solo no siente celos de sustituto, sino que ha encontrado felicidad en la oportunidad de jugar con él: "Estar con Carlos me hace sentir más joven. Es bonito ver a alguien como él vivir sus primeros Juegos. Nos vamos a esforzar al máximo, aunque no hemos podido prepararnos como otras grandes parejas que hay". Y lo explica con la humildad que siempre le ha caracterizado. Es una leyenda y, día a día, quiere seguir aprendiendo.

Alcaraz y Nadal no han tenido la oportunidad, en los últimos meses, de entrenar como pareja de dobles. Pero parten de una ventaja con respecto al resto de doblistas: su mentalidad ganadora. A pesar de su falta de rodaje y de horas de vuelo juntos, los dos jugadores son verdaderas bestias competitivas, capaces de pelear por todo y de no rendirse bajo ninguna circunstancia. Y, lo que es aún más llamativo, historia viva del deporte español. Ahora, tienen una oportunidad única para recordar.

Y, por si fuera poco, lo hacen en una pista donde los dos jugadores ya han hecho historia. A lo largo de su carrera, Nadal ha ganado catorce veces en Roland Garros y Alcaraz puede presumir de ser el vigente campeón. Ahora, vuelven a la arcilla parisina tanto a nivel individual como en dobles, con un único objetivo en la cabeza: la medalla olímpica. Nadie dijo que fuera sencillo, pero los dos jugadores pelearán por seguir agrandando su leyenda. El rey y el príncipe están listos para la batalla.