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Grecia, próximo rival el martes

España se desespera ante Australia (92-80) y la épica será el único camino hasta la medalla

La derrota en el debut ante los australianos obliga a la Selección Española a ganar a Grecia y a Canadá para estar, sí o sí, en los cuartos de final. Los de Scariolo acumularon errores

Patty Mills, imparable en el partido. (Reuters/Brian Snyder)

Llegó la hora de España en baloncesto. Todo había sido ruido hasta que la pelota botó en el parqué de Lille. Ahí sólo las voces de Sergio Scariolo rompían el silencio. Mañana de frustración para la Selección Española masculina, que se enfrentaba a Australia, un enorme equipo, pero que no mira por encima del hombro a Grecia y a Canadá, los otros rivales de grupo. El encuentro fue un correctivo para los intereses españoles, cayendo por 92-80. Es un duro comienzo para la Familia, que disputará dos finales en lo que resta de frase de grupos ante Canadá y Grecia, estos últimos, el próximo martes a las 11:00.

Si la incomodidad había reinado en el conjunto español en los días previos al debut (quejas de Scariolo ante la organización por los entrenamientos, habitaciones cutres para el equipo, imposibilidad de asistir a la villa olímpica y al desfile...), el inicio del torneo continuó siendo desagradable. Australia entró mejor al encuentro guiada por el gigantesco Patty Mills —mide 1,88 metros, pero, a sus 35 años, ya va siendo hora de reconocer la carrera NBA y FIBA del base australiano— y por Josh Giddey, de los Chicago Bulls.

Todo el acierto que tenía Australia en pista, lo erró España. El equipo de Sergio Scariolo salió dormido a la mañana francesa. No ayudaron a conectar dos factores: un arbitraje bastante extraño (tirando a contrario a los intereses españoles) y un público, mayoritariamente galo, que no ha olvidado que la Familia es la culpable de varias ausencias de medallas en la última década para su equipo.

Aldama, el mejor español del día en baloncesto. (Reuters/Evelyn Hockstein)

Garuba cayó en las redes de las provocaciones australianas, ante el enfado mayúsculo de Scariolo, que se llevó una técnica en la primera mitad. "¡Estate pendiente de la pista!", gritó el seleccionador español a los árbitros. Sabe de esto el técnico italiano, que goza de la absoluta confianza de la Federación Española de Baloncesto presidida por Elisa Aguilar. La mejor noticia de la primera mitad fue que España solo perdía de 7, después de haber recibido 31 puntos en el primer cuarto. Mención especial tanto para Sergio Llull, muy valiente cuando quemaba la pelota, y para Rudy Fernández, que pasó a la historia como el primer jugador de baloncesto español en disputar seis Juegos Olímpicos. Histórico lo de Rodolfo, se lo había prometido a su padre. Dicho y hecho.

El descanso sentó bien a España

Tocaba bajar pulsaciones y entonarse. La Selección Española no puede competir con respecto a talento puro con las mejores versiones de la Familia en las generaciones de los Gasol y compañía, pero sí es un equipo, con todas las letras, como para mejorar esas prestaciones. Era el momento de que jugadores clave dieran un paso adelante. Y ahí estuvo Santi Aldama. Probablemente, el mejor jugador español del momento, pero que todavía no había sido capaz de presentarse en condiciones. Al final del tercer cuarto sumaba 21 puntos, siendo una amenaza desde la línea de tres a pesar de medir 2.13. Gracias a su anotación, por primera vez en todo el encuentro, España llegó a ponerse por delante.

Sin embargo, Australia volvía a imponer su rodillo. España encontraba los espacios, tiros liberados, abría la pista, pero la pelota no entró. Mills y compañía se recompusieron del golpe, demostrando que son claros candidatos a morder metal en los Juegos Olímpicos de París. Al último cuarto, los de Scariolo llegaron nueve puntos abajo. Era el momento de apretar los dientes.

La historia se fue repitiendo con el transcurso de los minutos. España mejoraba, España se aproximaba en el marcador y España fallaba en los momentos clave. Rebotes concedidos a los hombres bajitos de Australia en defensas cruciales, tiros abiertos que se daban al aro y fuera... Jugadores clave como Lorenzo Brown, bien en el manejo, pero poco decisivo en lo individual, acumuló demasiadas pérdidas.

Australia anotó cuando tenía que hacerlo. Jugó mejor encuentro y penalizó los errores de los españoles con contundencia. Encima, el final del partido aumentó la distancia en el marcador con un (92-80) final. Si hay un equipo que merece confianza, es la Selección Española de Sergio Scariolo. La gesta es durísima: sendas finales consecutivas contra Grecia (martes a las 11:00) y contra Canadá (viernes a las 17:15). A cuartos de final pasan las dos mejores selecciones de cada grupo, más las dos mejores terceras de los tres grupos.

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