"Somos la familia del judo": Garrigós y Nagayama sellan las paces con un abrazo

Después de cuatro días de Juegos Olímpicos en París, la delegación española solo cuenta con una medalla. Fue la conseguida por Fran Garrigós en la categoría -60 kilos de judo, después de eliminar en cuartos, con un brillante triunfo, a Ryuju Nagayama. Sin embargo, la victoria del español llegó con algo de polémica, después de que el japonés se hubiera negado a dar la mano al español tras su victoria. ¿Qué había pasado?

El español logró llevar al suelo a Nagayama, donde le practicó una técnica de estrangulamiento que hizo perder ligeramente el conocimiento al japonés, provocando que el árbitro diera la victoria al español por ippon. Pero el asiático no se tomó demasiado bien la derrota ni la técnica del español, al considerar que el estrangulamiento duró más tiempo del debido sobre el tatami y que era una falta de respeto.

Eso provocó que Nagayama se negara a dar la mano al español tras acabar el combate de cuartos de final, además de no querer abandonar el espacio de la pelea durante varios minutos. La imagen dio la vuelta al mundo, incluso dando lugar a que llegaran duras amenazas desde diferentes puntos de Japón contra el deportista español. El problema no era la derrota, sino la humillación sufrida por la estrella japonesa.

Solo unos días después del combate entre Garrigós y Nagayama, las aguas por fin se han calmado. Ha sido el español el que decidió acudir a ver a su rival japonés a la villa olímpica. Ambos han charlado, dialogado y han dado a conocer su punto de vista de lo sucedido en el combate, apaciguando la situación y mandando un mensaje de cordialidad y deportividad, que es lo que debe de reinar en los Juegos Olímpicos.

Ha sido el nipón el que ha colgado en redes sociales la imagen de los deportistas, abrazados, posando sonrientes ante las cámaras en clara señal de paz, para que aquella fea imagen que se produjo antes de la primera medalla de la delegación española en los Juegos Olímpicos de París se convierta, simplemente, en una anécdota de la competición.

"Garrigós ha venido a verme. Se disculpó y creo que lo sucedido también fue decepcionante para él. Estoy feliz de haber podido luchar con todas mis fuerzas contra él en un escenario olímpico. No importa lo que digan, somos la familia de judo", explicaba el deportista japonés para acabar con cualquier tipo de polémica al respecto.

De esta forma, con esta bonita imagen de deportividad y de valores olímpicos, queda enterrada de manera definitiva una fea imagen que, en cierta manera, empañó el primer gran éxito español en París. Garrigós y Nagayama han hecho las paces y eso, sin duda, es el mejor ejemplo para los jóvenes amantes del deporte