La vuelta al mundo del Eurofighter: más de 58.000 km de disuasión y marketing

Se denomina Pacific Skies y es, con diferencia, el desafío más ambicioso y exigente a los que se ha enfrentado el Ejército del Aire y del Espacio en su historia reciente. Cuatro Eurofighter españoles y ocho alemanes, junto a aviones Tornado alemanes y Rafale franceses, van a realizar un despliegue sin precedentes dando la vuelta al mundo en la que participarán en diversos ejercicios con naciones amigas y aliadas. Un esfuerzo logístico mayúsculo con el que se esperan conseguir mejoras de adiestramiento, labores de disuasión y, a ser posible, potenciales ventas a futuro.

Este 'macroejercicio' es un reto compartido en el que participan Francia y Alemania. Implicará la intervención de más de 1.800 militares de los tres países y unos medios aéreos pocas veces vistos: 12 cazas Eurofighter, 12 aviones de ataque Tornado, nueve transportes A400M en diversos roles, siete aviones de repostaje en vuelo A330 MRTT y un A330-200, cuatro helicópteros H145M, junto a cuatro cazas Rafale. No todos harán el mismo recorrido. Pero el que realizarán españoles y alemanes será colosal, con una distancia de más de 58.000 kilómetros alrededor del mundo, sosteniéndose con sus propios medios y compartiendo mantenimientos y apoyo.

El diseño de Pacific Skies es muy complejo. Casi podríamos hablar de un ‘ejercicio de ejercicios’. A la propia dificultad de los traslados, se une la participación de aviones y pilotos en varios eventos multinacionales. La odisea comienza en Europa. La iniciaron los Eurofighter españoles con un A400M, que despegaron el 26 de junio de la Base de Los Llanos, en Albacete, rumbo a la base alemana de Nörvenich. Desde allí, los 12 Eurofighter alemanes y españoles partieron hacia Canadá junto a los aviones de apoyo.

El trayecto desde Nörvenich hasta Goose Bay (Canadá) no es sencillo. Son seis horas de viaje donde se necesitan varios reabastecimientos en vuelo. Para ello contaron con el apoyo de un C-130J Hércules alemán, cuatro A330 MRTT cisternas de la MMU (Multinational Multirole Tanker Transport Unit) y dos A330 franceses. De allí partirán para Alaska, donde ya se encuentran los aparatos de ataque Tornado realizando adiestramientos con los F-22 estadounidenses en la base de Elmendorf.

El vuelo no es un paseo para los pilotos de caza. En la cabina no hay mucho espacio y aunque el modelo europeo cuenta con piloto automático que facilita mucho la navegación, la tensión durante las delicadas maniobras de reabastecimiento —se hacen por el método de cesta— y la incomodidad de ir con un traje IPG, somete a los pilotos a un elevado nivel de estrés. El traje IPG (o traje ‘anti exposición’) es impermeable y mantiene al piloto seco si por accidente tuviera que saltar y caer en las aguas frías que van a sobrevolar. Esto le da oportunidad de aguantar el tiempo suficiente para ser rescatado.

En Alaska participarán en Arctic Defender, del 8 al 18 de julio. Son ejercicios liderados por los alemanes donde realizarán un intenso adiestramiento con aparatos F-22 de quinta generación, lo que vendrá muy bien a los pilotos españoles. Allí también estarán los cuatro helicópteros H145M, que llegaron el 27 de junio a bordo de un enorme carguero Antonov-124. Son ejemplares de Operaciones Especiales y, como es natural, poco se sabe de sus cometidos. Para los veteranos Tornado no será algo más. Será su última participación y pronto dejaremos de ver este emblemático modelo, que en su día fue uno de los mejores aparatos de ataque del mundo.

De ahí alemanes y españoles partirán con sus cazas hacia Japón. Para los españoles casi será tan solo una escala, pero los alemanes tendrán una breve participación en los ejercicios denominados Nippon Skies, que trascurrirán entre el 22 y 25 de julio. Allí se realizarán adiestramientos de combate aire–aire entre Eurofighter y F-15 de las Air Self-Defense Force (ASDF) japonesas, en lo que será el primer despliegue alemán en Japón.

Desde el país del sol naciente la mitad de la fuerza alemana partirá para Hawái y participará en las maniobras RIMPAC, las mayores que se realizan en el Pacífico con delegaciones de 28 países. El resto, junto a los españoles, volará hacia Australia, donde entre el 22 de julio y 1 de agosto la fuerza conjunta tomará parte en Pitch Black. Se trata de uno de los eventos militares más concurridos, con 21 naciones y donde, entre otros, habrá Eurofighter británicos e italianos, F-35 A y B de los transalpinos y F-22 norteamericanos.

Finalizado Pitch Black, se volará hacia India, haciendo los españoles una breve estancia en Filipinas y Malasia. En la India alemanes, franceses y españoles están invitados a los ejercicios Tarang Shakti 1. Esta primera fase tendrá lugar en el sur del país, entre el 7 y el 15 de agosto, y contará, además de la fuerza europea, india y británica, con aviones de Japón, Emiratos, Australia y Estados Unidos. A partir de ahí se realizará el viaje de regreso, con una pequeña escala en Emiratos.

Adiestramiento y disuasión

El adiestramiento que se alcanza con este tipo de misiones es de primer nivel y es, a su vez, una demostración de capacidades que contribuye de forma directa a la disuasión, que es la función principal de las fuerzas armadas. Para ello se necesita, no solo disponer de la fuerza (los medios), sino demostrar que esa fuerza es eficaz y tiene capacidad de actuar.

También se necesita que los potenciales enemigos conozcan ambas cosas, medios y capacidades; Pacific Skies es una contribución clara y directa a ambos factores. Falta la tercera pata que sostiene la disuasión. Es que exista voluntad de utilizar esos medios y capacidades en caso de agresión. Esta es, a veces, la parte más delicada, donde se mezclan consideraciones políticas y sociales de todo tipo. Pero hay que tener claro que, sin este último pilar, de poco o nada sirven los anteriores.

La participación española está coordinada y liderada por el Mando de Combate (MACOM) con el teniente general Francisco González-Espresati como máximo responsable. La integran cuatro cazas del Ala 11 y del Ala 14, dos A400M del Ala 31 y un A330-200 del Grupo 45. En cuanto a personal, son 240 militares implicados entre tripulaciones de aviones y componentes del Escuadrón y Segundo Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (EADA y SEADA) y la Unidad Médica de Apoyo al Despliegue (UMAAD).

Para el teniente general Espresati hay varios retos clave. Uno es el trayecto desde Alaska a Japón, donde se pasará cerca del espacio aéreo ruso. “Está contemplado que se acerquen aviones rusos y que nos intercepten. Estamos casi seguros de que lo harán, pero no nos preocupa”. Tiene razón. Las interceptaciones son ya algo normal y nuestros pilotos de los destacamentos en los países bálticos lidian con ellas casi a diario.

Otro reto es el de mantener un ritmo tan intenso de operaciones y afrontar que algún avión deba ser reemplazado, con la complejidad logística que conlleva. “También estamos preparados para ello y hay planes en función del lugar donde ocurra, si se llega a producir tal circunstancia”, dijo a este periódico.

Para los pilotos españoles el adiestramiento con aviones de quinta generación será muy importante, así como los ejercicios en Australia e India. En este último por el hecho de que se trabajará con medios de procedencia rusa —como los Sukhoi Su-30— con los que no hay tanta experiencia, más allá de la que se obtuvo en la época de los MiG-29 alemanes y polacos.

58.000 km de marketing

En todo esto hay un fuerte componente comercial. Todos los aviones que se llevan son europeos y, salvo los Rafale franceses, todos relacionados con Airbus. Por ello, algunas de las paradas o saltos son acciones de marketing directo, como por ejemplo la visita de un A400M a Nueva Zelanda o la escala, muy bien elegida, en Emiratos Árabes Unidos. La empresa multinacional también se ha volcado. Habrá equipos preparados para dar el apoyo necesario en cada escala y se ha previsto un stock de material para cubrir cualquier contingencia en tiempo récord. Esto, sin dejar de ser acciones empresariales, también son una demostración de capacidades.

Si hay un punto clave donde se va a poner toda la carne en el asador es en India. Este país por fin ha reconocido —qué remedio— que el material ruso, visto lo visto, no es precisamente lo mejor. Pero tampoco se quiere echar en brazos de Washington. Aquí está la gran oportunidad de la industria europea, pues India ya es un cliente de primer nivel de Airbus. Allí existe una cadena de ensamblaje del C295 (ha pedido 53 ejemplares) y se está haciendo una línea de ensamblaje de helicópteros. Además, parecen muy interesados en el A400M, que tiene muchas papeletas para acabar volando con los colores de su fuerza aérea.

En el plano de aviones de combate, India también busca una alternativa a los cazas rusos y, sobre todo, a sus MiG-29K navales. Para esto prepara el desarrollo de un avión nuevo de ‘casi quinta generación’, aunque también está interesada en otros modelos. Para su aviación naval el Rafale estaría mejor posicionado, pero si se piensa en modelos con base en tierra, el Eurofighter sería también una buena alternativa.

La posición de España es, en cierto sentido, la mejor de todas. Si pensamos en transportes, tanto el C295 como el A400M se hacen en Sevilla (en el caso del primero, todo es nacional). Pensando en la promoción que se va a hacer del A330 MRTT, si bien la base del avión queda en Francia, todo el proceso de conversión, con su ingeniería y fabricación, es español y se hace en Getafe. Y el MRTT, como el mejor avión cisterna del mundo, va a ser una de las estrellas del despliegue. Por último, una parte de las posibles ventas de Eurofighter también repercutirán, aunque en mucha menor medida, en nuestro país.

Lo que muchas veces se echa de menos es una mayor implicación, que se traduce en presencia y apoyo explícito, por parte de nuestros políticos y gobernantes. Apoyar la industria de defensa europea y nacional no es solo decir que no se va a adquirir material norteamericano, porque ni es cierto ni sería conveniente. Pasa por apoyar decididamente las posibles ventas de equipos que repercuten directamente en la estrategia nacional y europea de defensa.

No hay más que mirar a Francia y ver cómo sus presidentes no han perdido oportunidad de viajar a aquellos países donde interesaba promocionar productos de defensa. Como muestra, el reciente caso de Emiratos y su decisión de adquirir cazas Rafale, previa visita de Emmanuel Macron, quien mantuvo encuentros con los emires de Abu Dabi y Dubai, a la sazón presidente y primer ministro respectivamente de EAU.

Con la defensa no se puede tener dos caras. No sirve que, por un lado, se ensalcen sus capacidades y se elogie a la industria —que está muy bien—, pero que, por otro, se trate siempre de poner en un segundo plano. Como si fuese algo que se admite que hay que tener, pero de lo que no gusta presumir ante las visitas.