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OBITUARIO

Muere a los 92 años Juan Miguel Villar Mir, el empresario con otra forma de hacer negocios

El fundador del Grupo Villar Mir, que llegó a facturar 5.000 millones antes de tener que ser troceado para pagar las deudas, ha fallecido en la mañana de este sábado

Juan Miguel Villar Mir en una imagen de archivo. (Europa Press/Eduardo Parra)

Juan Miguel Villar Mir, el empresario que creó el imperio que llevaba su apellido, ha fallecido en la mañana de este sábado. El ingeniero español, de 92 años, ha sufrido un fallo multiorgánico después de haber tenido en los últimos años algunos problemas graves vinculados al riñón. Su figura representaba una forma de negocios muy vinculada a las relaciones entre el poder político y la burguesía madrileña.

Nacido en Madrid en 1931, Juan Miguel Villar Mir se licenció en Ingeniería en la especialidad de Caminos, Canales y Puertos, de la que llegó a ser doctor tras ser el número uno de su promoción. Posteriormente, estudió en Estados Unidos y obtuvo dos cátedras universitarias en la capital de España. Gracias a esta formación y a la vinculación familiar con el régimen, fue nombrado subdirector general de Puertos y posteriormente de Empleo. En 1967, se le designó presidente del Fondo Nacional de Protección del Trabajo, para posteriormente acceder a la presidencia de Altos Hornos del Mediterráneo.

En plena transición, fue nombrado vicepresidente tercero del Gobierno para Asuntos Económicos y ministro de Hacienda durante el mandato de Carlos Arias Navarro, al tiempo que se puso al frente de Electra de Viesgo. Villar Mir implementó medidas para estabilizar la economía española en un momento de gran incertidumbre. Su gestión se caracterizó por intentar controlar la inflación y el déficit público, así como por fomentar una mayor apertura de la economía española al exterior. En un contexto de cambio político y económico, sus decisiones buscaban mantener la estabilidad económica mientras España se preparaba para una transición democrática.

Una experiencia en el sector público que le sirvió después para iniciar una carrera de éxito en la empresa privada a los 55 años. Primero, en 1987, al comprar Obrascón por una sola peseta a Altos Hornos de Vizcaya. Fue la primera piedra de un holding de construcción (Obrascón se fusionó más tarde con Huarte y con Laín) que después se diversificó en los negocios de fertilizantes, energía y siderometalurgia, con el que llegó a facturar más de 5.000 millones en su época de esplendor.

Sin embargo, determinadas decisiones endeudaron el holding justo antes del estallido de la burbuja económica en España, lo que supuso muchos dolores de cabeza al patrón del imperio y a su familia. Especialmente cuando su yerno, Javier López Madrid, se vio salpicado por el escándalo de las tarjetas black de Bankia y otros asuntos personales que le obligaron a dejar la dirección de OHL. Los vínculos con el rey emérito, que le concedió el título de marqués, tampoco le ayudaron en un momento de plena convulsión política y social en España.

Villar Mir, optimista y trabajador incansable, con una gran capacidad de negociación, que tumbaba a sus interlocutores por agotamiento, cedió finalmente las riendas del grupo a su hijo Juan en 2021, tras sufrir algún que otro susto de salud. Pero, en ese momento, el conglomerado familiar ya era prácticamente propiedad de los acreedores, en especial, de Tyrus, un fondo buitre con sede en Mónaco que se fue quedando con la mayoría de las participaciones de la familia. Los Villar Mir tuvieron que desprenderse de su negocio químico, de una de las cuatro torres que dominan el Paseo de la Castellana, de su yate de lujo y hasta de su colección de arte, que se la quedó el Banco Santander como garantía por impago.

La última fase del desguace fue la entrega entre 2020 y 2023 de OHL, el origen de su castillo, de la que llegó a tener el 60% del capital. La herencia familiar, aún generosa, queda en manos de sus tres hijos, Juan, Silvia y Álvaro Villar Mir de Fuentes, así como de Javier López Madrid, marido de Silvia, y verdadero cerebro financiero de la saga.

Auge y caída

Bajo su liderazgo, OHL se expandió significativamente tanto a nivel nacional como internacional. La empresa se consolidó como uno de los principales actores en el sector de la construcción y las concesiones en España y comenzó a extender su presencia en mercados extranjeros. En sus mejores momentos, era más grande que ACS, la constructora de Florentino Pérez, al que le disputó la presidencia del Real Madrid.

En la década de 2000, OHL continuó su crecimiento, centrando sus esfuerzos en proyectos de gran envergadura como autopistas, ferrocarriles y aeropuertos. La empresa se adjudicó contratos importantes en Estados Unidos y Europa del Este. En este período, la compañía también reforzó su presencia en el sector de concesiones, gestionando infraestructuras públicas bajo contratos de largo plazo.

En 2011, OHL alcanzó su máximo histórico de capitalización bursátil, superando los 2.500 millones de euros. Este período coincidió con la adjudicación de varios proyectos importantes y la consolidación de su presencia en mercados estratégicos como América del Norte y América Latina. La empresa continuó ampliando sus operaciones y fortaleciendo su cartera de concesiones. Cuando la entregaron a los Amodio y a los acreedores en el año 2020, la constructora apenas valía 300 millones.

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