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La foto de la izquierda en paz que solo es posible en Andalucía: Podemos e IU estrechan lazos

El décimo aniversario de la ley trans autonómica da pistas del oasis que vive la alianza de izquierdas en la comunidad, no sin algunos roces, tras la ruptura en Madrid y que apunta a una reedición de la coalición de 2019

Inma Nieto, portavoz de Por Andalucía, la activista trans Mar Cambrollé, el líder de IU, Antonio Maíllo y la secretaria de Organización de Podemos Andalucía, Raquel Martínez. (Cedida)

La ley trans en Andalucía se aprobó apenas un par de meses después de las elecciones europeas de 2014, cuando Podemos irrumpió en el tablero político español para darle la vuelta como un calcetín al espacio a la izquierda del PSOE. Entonces la noticia fue que el Parlamento autonómico aprobó por unanimidad, con los votos de PSOE, PP e IU, una ley de derechos para las personas transexuales de la comunidad con unos principios calcados a la norma estatal que, años después, generó un durísimo debate político. No solo los populares votaron en contra de la ley trans de Irene Montero, sino que sus postulados todavía hoy dividen a las izquierdas. Pero en Andalucía, una década después de la aprobación de la ley, la noticia es una foto de los dirigentes de Podemos e IU juntos para celebrarlo, algo impensable en dentro de la M-30 desde el divorcio que se produjo a finales de 2023, cuando los morados salieron del grupo parlamentario de Sumar camino del grupo mixto.

En esta década IU y Podemos han pasado de pelear en una competición a cara de perro a aliarse con un pacto regado por botellines para después volver a romper. Pero en Andalucía, a veces, las cosas son distintas. En la comunidad más poblada de España hay varios matices que desde Madrid no se ven. IU tiene una capilaridad territorial impensable en el resto del país y experiencia de gobierno en decenas de ayuntamientos e incluso un gobierno regional. Y Podemos tuvo una dirigente muy sui géneris, Teresa Rodríguez, que entendía la política de una forma muy distinta a la de Pablo Iglesias y acabó fuera del partido para montar uno propio con vocación andalucista, Adelante Andalucía.

En medio de esas idas y venidas, Podemos e IU ensayaron en las elecciones andaluzas de 2019 lo que en 2023 se llamó Sumar, aunque Yolanda Díaz se limitó entonces a mover los hilos desde atrás para favorecer a los izquierdistas sobre los morados. Así nació, después de un paseo por la Feria de Sevilla, una coalición llamada Por Andalucía en la que Podemos no figura administrativamente porque las izquierdas no llegaron a tiempo al registro. Con esos antecedentes, los resultados electorales fueron más que discretos, con solo 5 escaños: uno de IU, otro de Más País y 3 de Podemos que figuraban en las listas como independientes. Las desconfianzas no tardaron en estallar y la coalición estuvo a punto de saltar por los aires en varias ocasiones. La diferencia es que en el viejo Hospital de las Cinco Llagas no hubo ruptura y en el Congreso sí.

Dos años después de esas elecciones, el líder federal de IU, Antonio Maíllo, se paseó por el Parlamento acompañado por su compañera Inmaculada Nieto, que fue la candidata y es portavoz de Por Andalucía, y Raquel Martínez, secretaria de Organización de Podemos Andalucía. Su líder, Martina Velarde, no acudió por un motivo familiar, pero sí estaba Mar Cambrollé, activista trans impulsora de las normas andaluza y estatal que fue en la lista de Podemos en las pasadas europeas. La imagen es muy elocuente y da buena cuenta de que la convivencia de la izquierda en Andalucía es lo normal, una vez que se han calmado las aguas de la bronca previa a la conformación de Por Andalucía.

En los primeros plenos de la legislatura, los tres diputados de Podemos se quedaban impertérritos tras las intervenciones de Nieto en las sesiones de control y la dejaban sin el habitual aplauso. A Alejandra Durán, de Podemos, la expulsaron de la Mesa de la Cámara para sustituirla por Esperanza Gómez, de Más País. Pero a fuerza de convivir, la situación está casi normalizada como aseguran fuentes de la coalición y se puede ver en el trabajo diario parlamentario. Y a ello hay que sumar que una ruptura sería un desastre en lo económico para un grupo tan pequeño. Es la "suma de debilidades", un concepto de Antonio Maíllo, lo que ha servido como pegamento de una alianza que tiene muchos visos de seguir adelante.

A la ecuación andaluza hay que añadir otro ingrediente que favorece el futuro de Por Andalucía tal y como es actualmente. Se trata del fracaso de Sumar tras el batacazo de las elecciones europeas y el proceso de reconfiguración de la izquierda a nivel estatal que ha propiciado el 9-J. Los mensajes que ha lanzado Maíllo tras convertirse en coordinador general de IU van encaminados a un entendimiento entre las distintas fuerzas de lo que fue Unidas Podemos, pero sobre todo a dejar claro que el proyecto político de Yolanda Díaz ya no será el paraguas del resto de la izquierda.

Todos los actores del espacio dan por hecho que Sumar no tendrá un desarrollo territorial y orgánico de peso en Andalucía. Ahora mismo, Sumar en Andalucía se limita a unos pocos independientes y a los militantes de Más País, formación que se integró dentro de la formación magenta cuando Íñigo Errejón dio el paso. Los embriones orgánicos que habían surgido en Sevilla y Málaga acabaron desarticulados y no ha habido más noticias al respecto. La ausencia de Sumar en este tablero favorece el entendimiento entre Podemos e IU, ya que los morados y los de Yolanda Díaz son como el agua y el aceite.

Las elecciones andaluzas están previstas en 2026 y nadie quiere poner el horizonte tan lejos, al menos en público. Inma Nieto sí dijo hace unas semanas que no tienen intención de llegar al límite, como ocurrió en los últimos comicios. En IU hay voluntad de entendimiento, aunque siempre dejan claro que la alianza tendrá que respetar el peso de una formación y otra. La federación de izquierdas logró en las municipales 802 concejales, mientras que Podemos se quedó en 25. Solo dos de esos ediles fueron bajo la marca morada.

La formación que encabeza Toni Valero confía en que no vuelvan a repetirse los forcejeos de 2022, cuando fuentes conocedoras del espacio aseguran que Pablo Iglesias llegó a decir, en privado, que su candidato, Juan Antonio Delgado, era el "líder natural" de la izquierda andaluza. La intriga se reducirá considerablemente en otoño, cuando Podemos celebra una asamblea en la que el debate central girará sobre cómo deben acudir a las próximas elecciones. Después será el momento de abrir el casting de candidatos.

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