Dos víctimas y un lío de competencias: alarma por el mosquito del Nilo en Sevilla

El padre de Antonio Tomás Pineda sufrió en 2016 una meningitis que encaja con todos los síntomas del virus del Nilo, pero entonces esta enfermedad no estaba en el radar en el Bajo Guadalquivir. Ocho años después, la madre de Pineda también lo sufrió, pero no ha podido superar los síntomas y falleció el pasado sábado en La Puebla del Río, una localidad situada unos kilómetros al sur de Sevilla. Es una zona de marismas, cercana ya a Doñana, y en su alrededor hay 36.000 hectáreas de plantaciones de arroz, donde comenzó a cultivarse a mediados del siglo pasado. Están acostumbrados a los mosquitos, pero la proliferación del virus del Nilo ha provocado una alarma que ha desembocado en un acuerdo entre administraciones. "Pero ya vamos tarde", expresa Pineda. Su madre es la segunda víctima de esta enfermedad este año tras una mujer de Dos Hermanas que falleció el 10 de julio.

Este sevillano no lo dice solo por la pérdida de su madre, sino por la dificultad que supone luchar contra los mosquitos que hacen de vectores del virus en pleno verano. El Ayuntamiento de la Puebla del Río ha estado en contacto constante con él y su familia, pero habla de "abandono" porque la alerta por la presencia de estos insectos no es nueva. Los primeros casos documentados se remontan a 2017 y hubo una importante preocupación en 2020, pero este año los elementos han hecho de caldo de cultivo para una proliferación extraordinaria del mosquito. Las lluvias de Semana Santa dieron paso a una primavera cálida que ha desembocado en una gran presencia del animal, que se reproduce fácilmente en aguas estancadas.

A esa receta hay también que añadir un lío de competencias que ha dificultado el abordaje del asunto. La gestión de plagas corresponde a los ayuntamientos, mientras que la autoridad sanitaria está en la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía. La solución alcanzada este lunes pasa por una tercera administración, la Diputación de Sevilla, que financiará las fumigaciones de emergencia en 13 localidades con mayor riesgo. "Los ayuntamientos no tenemos capacidad para afrontar el control durante todo el año", expresan en el consistorio de La Puebla, donde gobierna un partido independiente encabezado por Dolores Prósper, que ganó las elecciones en 2023. Los alcaldes llevan años defendiendo que al tratarse de un problema de salud pública, es la Junta quien debería asumir la gestión.

Este lunes la Diputación, a instancias de la Junta, ha contratado las fumigaciones de emergencia en Almensilla, Aznalcázar, Bollullos de la Mitación, Las Cabezas de San Juan, Coria del Río, Dos Hermanas, Isla Mayor, Los Palacios y Villafranca, La Puebla del Río, Lebrija, Palomares, Utrera y Villamanrique de la Condesa. Dos empresas se encargarán de la labor con drones, vehículos terrestres y medios aéreos hasta el 15 de noviembre, cuando acaba la siembra del arroz. Este año los arroceros han vuelto a la actividad después de dos temporadas en blanco por la falta de agua, aunque no se han inundado todas las hectáreas.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía dio la razón recientemente a la Administración autonómica y dejó en los ayuntamientos de Coria del Río e Isla Mayor la responsabilidad de elaborar un plan municipal de vigilancia y control de los mosquitos. Gonzalo Domínguez, diputado de Servicios Públicos Supramunicipales de la Diputación de Sevilla, ha expresado a Europa Press este lunes que mientras "mientras la Junta siga considerando que el abordaje de control de estas plagas" sea municipal el organismo provincial pondrá medios propios, ya que los consistorios "carecen de personal técnico y recursos para realizar dichas acciones".

La Junta, por su parte, activó en abril el Plan Estratégico para la Vigilancia y Control de Vectores Artrópodos con incidencia en Salud (PEVA), que puso en marcha medidas de "vigilancia y control" en colaboración con los ayuntamientos. Se instalaron entonces trampas en las zonas donde se acumula el agua, con ayuda de la Estación Biológica de Doñana, en respuesta a dos posibles contagios en Lebrija y Dos Hermanas. "Aquí hace falta una vigilancia constante", expresa Antonio Tomás Pineda en conversación con esta redacción, que reclama acciones como las que se están tomando ahora para combatir al mosquito adulto, pero también una labor previa de prevención para evitar la aparición de las larvas.

"El mosquito pica a todo el mundo por igual, pero son los niños y las personas mayores quienes más lo sufren", cuenta Pineda, que pide una mayor transparencia e información constante para que la prevención sea útil. En los últimos días, el Ayuntamiento de La Puebla del Río ha repartido folletos por la localidad para dar a conocer las recomendaciones para evitar la picadura. El hijo de la mujer fallecida rechaza que se demonice a las plantaciones de arroz que salpican todo el Bajo Guadalquivir y recuerda que la siembra fue posterior a las lluvias de Semana Santa, donde muchos sitúan el origen de la gran proliferación de mosquitos de este año. Es cierto que la producción de arroz en Sevilla es un "cultivo integrado", por lo que hay productos insecticidas que no pueden utilizarse, pero hay otros que sí están disponibles.

En el Ayuntamiento de la Puebla recuerdan que en la Diputación de Huelva sí existe un organismo que mantiene la vigilancia durante 365 días al año y es ahí donde ponen el foco. "No podemos permitirnos un coste de vida todos los años", señalan desde el consistorio sevillano, donde piden "llegar más allá" e insisten en la necesidad de colaborar con agricultores y ganaderos para que no mantengan, en la medida de lo posible aguas estancadas que puedan servir de criadero al mosquito. A largo plazo, hablan de medidas como la implantación de predadores naturales, como los murciélagos, para luchar contra el mosquito que ha llegado a crear una cierta "psicosis", aunque en el ayuntamiento hacen una llamada a la calma.