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TODO APUNTA A UNA VENGANZA

Cuatro meses tras la saboteadora de la bodega Cepa 21: "Hay alguna persona más, seguro"

La Guardia Civil detiene a una extrabajadora a la que se le comunicó su despido 15 días antes del suceso. La arrestada derramó 60.000 litros de vino tinto valorados en 2,3 millones de euros

José Moro posa con algunos de los vinos que produce en Cepa 21. (EFE/Sergio Pérez)

A las 03.30 de la madrugada del pasado 18 de febrero, una mujer vestida con chubasquero entró en la sala de depósitos de la bodega Cepa 21 (Castrillo de Duero, Valladolid). Con paso decidido abrió cinco contenedores, aunque solo tres almacenaban vino. Por el desagüe se perdieron 60.000 litros de tinto, valorados en 2,3 millones de euros. Poco más de cuatro meses después, este jueves, a primera hora de la mañana, la Guardia Civil detuvo en Roa de Duero (Burgos) a la presunta saboteadora, una exempleada que habría actuado por venganza. La investigación todavía no está cerrada y José Moro, el propietario, está convencido de que tiene que haber alguien más implicado. “Hay alguna persona más, seguro”, señala. En la misma línea, los agentes no descartan más detenciones.

La mujer fue arrestada en el mismo municipio en el que la Denominación de Origen Ribera de Duero tiene su sede. Los agentes, además de interrogarla, registraron su casa. Ya en la grabación de las cámaras de seguridad se apreciaba que la persona que irrumpió en la bodega era una mujer. La presunta saboteadora consiguió acceder a las instalaciones sin activar ninguna alarma y, aparentemente, sin forzar nada. Como se aprecia en las imágenes que difundió la propia compañía, la asaltante parecía conocer perfectamente el recinto y lo que hacía. De ahí que la principal hipótesis que siempre manejaron los investigadores fuese la de una persona que había trabajado en la firma.

Detenida una exempleada por el sabotaje a la bodega Cepa 21 y vaciar 60.000 litros de vino

Nadie oyó nada. Moro, que el día de antes, sábado, había tenido una cena con unos amigos, se quedó a dormir en las instalaciones, pero no se percató de lo ocurrido hasta que al día siguiente los trabajadores del enoturismo de la bodega descubrieron lo sucedido. La pregunta que surgió entonces es quién lo hizo y por qué. Y aunque la investigación ya ha confirmado que la detenida es una exempleada a la que 15 días antes se le comunicó su despido. Moro, al menos, prefiere no aventurarse hasta que no se dé por concluida la investigación.

“Es pronto. Tenemos que asegurarnos que la Guardia Civil estudia todos los indicios, las pruebas y da con todas las personas que han hecho esto. Una vez que tengamos todo, daremos más información. Más ganas que nosotros, no tiene nadie”, explica Moro a El Confidencial. A lo largo de los cuatro meses que han pasado desde el asalto, se ha especulado mucho y se ha apuntado a diversas teorías, entre ellas, un supuesto conflicto familiar. Por eso Moro lamenta los “comentarios feos” que ha tenido que escuchar. Para el bodeguero han sido meses “muy duros”, por el golpe económico, pero también por las “habladurías”.

José Moro es uno de los integrantes de la tercera generación de bodegas Emilio Moro, uno de los buques insignias de la DO Ribera de Duero. Durante 30 años y hasta 2022, fue el presidente del grupo, pero ese año la Junta General de Accionistas, por “diferencias en la visión estratégica” de la compañía, decidió dar las riendas de la misma a su hermano, Javier Moro. Desde entonces, se dedica en cuerpo y alma al relanzamiento de Cepa 21, una bodega boutique, creada en 2000, y centrada en la elaboración de vinos de muy alta calidad.

Bodegas Cepa 21. (Cortesía)

El sabotaje de febrero fue un fuerte golpe económico para la bodega. La asaltante echó a perder toda la cosecha de Horcajo, unos 20.000 litros, el vino más caro de los que produce, a 80,64 euros la botella. También se perdió un volumen considerable de Malabrigo, 31,14 euros, y en menor medida de Cepa 21, el caldo que da nombre a la bodega, y cuyo precio está a 18,45 euros. Tras saltar la noticia, Moro advirtió que a pesar de tener el vino asegurado, la indemnización no iba a cubrir el valor real de los caldos y ahora señala a la aseguradora por no haberle abonado ni un euro. “Después del peritaje, de contrastar que no ha sido nadie de la bodega, de demostrar que es vino de calidad, ya tendría que haber pagado y no lo ha hecho. Ha tenido muy poca sensibilidad con los trabajadores”, denuncia Moro.

No obstante, el bodeguero remarca que Cepa 21 podrá reponerse y garantiza la viabilidad del proyecto. “Efectivamente, ha sido un golpe muy duro, pero gracias a Dios, esta es una bodega que tiene pulmón. Vamos a poder sobredimensionar las pérdidas a lo largo de varios años. Esperamos que las próximas vendimias acompañen y podamos recuperar todo lo perdido”, señala. A la esperanza se suma, como recuerda el propio Moro, la solidaridad y el cariño de clientes y del mercado, que se han volcado con Cepa 21 desde que saltó la noticia.

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