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cada vez arrastra menos

Los sondeos internos frustran el plan de Puigdemont: solo despegan los ultras de Sílvia Orriols

Si se repiten las elecciones de Cataluña en octubre, el PSC volvería a ganar, ERC caería, pero Puigdemont se estanca, la Alianza de Orriols se dispara y la CUP desaparece

Cierre de campaña en las europeas de Puigdemont en Francia. EFE

Carles Puigdemont es un líder amortizado. O al menos eso dicen los sondeos internos de Junts. Ya ha dado de sí todo lo que podía dar y en estos momentos comienza a ser una rémora para su partido y para el independentismo en general. Cuestionado por muchos sectores soberanistas, ya está muy lejos de ser el líder todopoderoso que arrastraba multitudes y generaba consensos. Ahora, su presencia no tira, no atrae votos. Y ni siquiera es capaz de subir en los sondeos pese a la grave crisis interna y social que está padeciendo ERC, su principal rival y con quien comparte una buena porción de electorado.

La consigna lanzada desde Waterloo al independentismo en general es, ahora, "resistir". Puigdemont tiene entre ceja y ceja una sola meta: bloquear la investidura del socialista Salvador Illa y provocar nuevas elecciones autonómicas en otoño. De ahí la enorme presión que mete desde todos los ámbitos a ERC para que no dé su consentimiento en el pleno de investidura. Pero esta obcecación tiene un componente estratégico importante: "En una repetición de elecciones, Puigdemont tiene claro que no ganará. Pero es muy posible que los equilibrios queden muy similares a los del 12-M. Lo que se pretende es bloquear de nuevo la situación… y así en un bucle hasta que el independentismo tenga opciones de ganar", dice a El Confidencial una fuente independentista.

Las encuestas internas de Junts son decepcionantes para el partido y para el independentismo en general. Incluso peores que las del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán). Según esas encuestas secretas, Carles Puigdemont podría perder algún escaño en el caso de que se repitan elecciones autonómicas en octubre próximo. A lo sumo, podría ganar un diputado, lo que no significaría gran cosa ni valdría el desgaste producido los últimos meses. "Lo más seguro es que Junts baje uno o dos escaños", reconoce una fuente interna del partido posconvergente.

El tirón se ha agotado

Un alto dirigente de Junts reconoce que el tirón de Puigdemont se ha agotado. "Su gran error ha sido hacer caso a una corte de aduladores que tiene alrededor que le dicen lo que quiere oír. Pero de los sondeos se deduce que Puigdemont genera muchos anticuerpos. Ahora hay sectores independentistas que no votarán nunca una candidatura en la que esté él. Y eso es un auténtico jarro de agua fría. Lo único en claro que saca de todo esto es que ese rechazo creciente significa que se le acabó el crédito", dice este dirigente, que reconoce que hay algunos círculos posconvergentes que comienzan a mirar a su alrededor buscando un recambio.

Por contra, una fuerza xenófoba e independentista emergente como Aliança Catalana (AC), liderada por la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, sería la gran revelación y se dispararía: podría sacar entre 7 y 12 escaños, pese a que el CEO le daba entre 1 y 4. En las elecciones del 12-M, AC obtuvo dos diputados, por Girona y Lleida, pero estuvo a sólo un puñado de votos de obtener tres más por la demarcación de Barcelona.

Los sondeos también dan un varapalo a ERC, que paga en las urnas su conflicto interno y podría perder cuatro diputados, con lo que pasaría a tener la mitad de los que había tenido la última legislatura. El CEO, por el contrario, le concede una horquilla de 19 a 24 escaños. La CUP, por su parte, tiene muchos números de pasar a ser extraparlamentaria, perdiendo los 4 escaños de que ahora disfruta, siempre según las encuestas internas de los posconvergentes. Con ello, el bloque soberanista continuaría siendo más o menos el mismo. La distribución de escaños se hace, además, con una abstención notablemente superior a la alcanzada el 12-M, que fue del 42% y que subiría varios puntos.

Pero en el bloque constitucionalista se producen también novedades que podrían poner en aprietos a Puigdemont: Salvador Illa se podría disparar hasta una horquilla los 48 escaños (el CEO le concedía entre 39 y 45), lo que significaría una brecha demasiado ancha para que los estrategas de Junts pudiesen salvar la cara. Los comunes, por el contrario, podrían bajar uno o dos escaños y el PP también podría perder algún escaño, debido especialmente al voto útil que juega a favor de la estabilidad que puede proporcionar un Gobierno de Salvador Illa. Vox saldría también perjudicada, perdiendo algún representante de los 11 que tiene en la actualidad.

"Con ese reparto de diputados, el tripartito de izquierdas volvería a poder sumar los 68 escaños necesarios para la mayoría absoluta. Y entonces ERC debería pensar si bloquear de nuevo la investidura le sería beneficioso o, por el contrario, prefiere detener la sangría de votos. Lo preocupante es que Puigdemont no se beneficia de la caída de ERC, lo que significa que es un líder amortizado. Hay que buscar un recambio urgente, dicen las fuentes. La inmolación presentándose en Barcelona para ser detenido es su último cartucho para seguir siendo un activo independentista. Aunque son muchos en Junts que dudan de que lo haga.

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